Un inocente daño al proceso bolivariano

Evidentemente que si lo miramos desde el punto de vista simplista, sin el mayor análisis caemos en la trampa del sentimentalismo, del humanitarismo. Son venezolanos y tienen derecho a ganarse la vida, no hay que meterse con ellos. Pero cuando observamos la faena que estos venezolanos realizan en contra de los derechos inalienables del pueblo y la campaña contra el proceso revolucionario, caemos en cuenta, que no están en oficio inocente, sino que están bien ubicados, bien aleccionados y lo hacen a conciencia.

Nada más hay que hacer seguimiento a los pasos que dan los señores buhoneros de los alimentos de primera necesidad, irregularidad que hemos denunciado de manera reiterada, porque se trata de un robo descarado al consumidor, amén de la amenaza para la salud, al vender alimentos contaminados producto del sometimiento a altas temperaturas, por estar expuestos al sol, casos como los de la margarina, el aceite comestible y otros, cuyos preservativos en los envases se desprenden con el calor del sol y se mezclan con el alimento, que obviamente resulta contaminado.

Estos señores, con personas pagadas, copan las colas de los supermercados donde expenden los rubros de primera necesidad, impidiendo al pueblo trabajador accesar a esos alimentos y como es tácito, fomentar la escasez, con la consiguiente indignación de la gente.

Lo más grave de todo esto, es que un paquete de harina de maíz pre cosida, que la adquieren en seis bolívares, cuando lo llevan a sus mesones para la venta se eleva a un precio mínimo de 30 bolívares. El kilo de leche en polvo lo venden hasta en 100 bolívares, el litro de aceite en 70 bolívares y públicamente en las calles del mercado periférico y en diferentes calles y avenidas, en el caso de Ciudad Bolívar.

Pero hay un agravante y es el chantaje con la violencia, si algún comerciante legalmente establecido en el sector se le ocurre expender los productos a precios regulados. Esa es la razón por la cual el monopolio de los alimentos lo tienen los buhoneros, porque nadie expone su establecimiento y su vida a la furia de ciertos desadaptados que imponen su propia ley en estos casos.

Pero el aditivo principal a esta conspiración contra la estabilidad gubernamental, es que acompañando a la estafa contra el pueblo, está el discurso malicioso de: “Venga que si hay a precios reales, los productos que la revolución le esconde al pueblo”. Si alguien protesta por el robo que hacen entonces viene la otra consigna: “ A bueno sigue con la revolución bonita..hay un camino”

Estos no son simples comerciantes informales, son agentes de la desestabilización, que están encompinchados con mafias extranjeras que manejan la cadena de distribución alimentaria en los mercados públicos de esta región. Todo esto lo hacen de manera impune.

Por eso exigimos que olvidemos el populismo y enfrentemos con todos los hierros, a los conspiradores que explotan al pueblo, con la complicidad de sujetos carentes de conciencia de clase, que se prestan para expoliar a sus iguales.

Los informales; que vendan lo que tradicionalmente han vendido en sus puestos, como con es la mercancía seca, medias, franelas, camisas y demás prendas de vestir, pero alimentos, no.

Eso ha sido una permisividad irresponsable del Estado, desde hace unos cuatro años a esta parte. Por esa vía, vendrán luego las bebidas alcohólicas, armas y sabrá nadie cuantas cosas más, con el San Benito de que son venezolanos y que tienen que ganarse la vida. Ya basta pongamos freno a este aparente inocente daño al proceso bolivariano.

Periodista*

CNP 2414 cvd2620@gmail.com



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

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