Independientemente de la veracidad o no del contenido del audio que destapó la oposición, ni de lo discutible de la moral de quien lo difundió, ni de la certidumbre de que quien quedó en tela de juicio es una persona a quien hace tiempo muchos quieren verle el hueso, el hecho es que el chavismo debe ver esa penosa situación como una extraordinaria posibilidad de barrer la casa.
Hace demasiado tiempo que el río viene sonando. Constantes chismes, ninguno de ellos soportado por las debidas pruebas, vienen advirtiendo desde hace años de corrupción dentro de las filas revolucionarias. El propio Chávez habló en más de una ocasión al respecto y el presidente Maduro lo mencionó en su campaña como el segundo problema a atacar, después de la inseguridad. La mesa está servida, pues.
Alguien sugirió en días pasados que lo sucedido eran asuntos de "alta política". Los de abajo no sabemos qué es eso ni qué actores se mueven en ese nivel. Tampoco si en el juego se cuentan Netanyahu, Uribe, Obama y Bush. Critican una supuesta injerencia cubana en nuestros asuntos, pero no olvidemos que Ledezma, López y Machado fueron recibidos en Israel, Bogotá y Washington. ¿Es cuestionable que recibamos ayuda de Cuba, pero no lo es si viene de estos otros, además en forma de intervención armada? Esos hilos no tenemos ni idea de cómo se manejan. Y es mejor no saberlo.
Pero, al margen del cierre de filas inmediato que se produjo en el chavismo, queda rondando el fantasma de la duda siniestra, horrible, asquerosa, la misma que le quita el sueño a uno pensando que nada de lo que escuchamos tiene que ver con el proyecto que defendemos. Quienes nos anotamos en esta causa no queremos creer que aquel "nido de alacranes" del que habló el fallecido general Müller una vez, y este "mar de tiburones" del que se comenta ahora, tengan poder de decisión en el gobierno. Si es así, Presidente, esta es su oportunidad: barra con todos ellos, haga limpieza profunda e instemos todos a que la Fiscalía y la Contraloría hagan su trabajo. Los corruptos no pueden tener cabida en esta revolución. Somos muchos millones de venezolanos que apostamos por un ideal muy puro. No permitamos que unos pocos canallas nos lo arrebaten.
Mariadela Linares
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