Se ha anunciado un Congreso del PSUV en 2014. Dependiendo de cómo se asuma, se puede convertir en un evento histórico o en un saludo a la bandera. Una vez desaparecido el factor cohesionador que era Hugo Chávez, está surgiendo cierto remesón interno que comienza a exigir definiciones, replanteamientos y clarificación de estrategias, tácticas y posiciones. Si no se sustituye el factor cohesionador que ya no está, se corre el peligro de entrar en una etapa de divisiones y posterior disgregación de las fuerzas revolucionarias que nos colocaría al borde de una victoria del imperialismo, la oligarquía y el fascismo que representaría un duro golpe contra las fuerzas de cambio en el mundo. Y solo hay una forma de sustituirlo: convirtiendo al principal partido revolucionario en una fuerza con definición estratégica, claridad de propósitos y métodos, y coherencia organizativa. Una verdadera vanguardia del pueblo. Porque el pueblo sin una vanguardia no puede obtener victorias en esta etapa histórica. Es falso que de manera espontánea y milagrosa, el Poder Popular por sí solo sea capaz de afrontar los desafíos del momento, eso está harto demostrado. Se necesita un liderazgo, una fuerza orientadora, un partido revolucionario capaz de ganarse el respeto y la confianza del pueblo, e incidir en la consolidación de un frente patriótico cuyas características y roles tendrían también que ser definidos. En nuestra personal opinión, el Gran Polo Patriótico no es hasta ahora más que un proyecto voluntarista, sin perfil claro, un engendro de la buena intención pero también de la improvisación que en muchos sentidos ha caracterizado a la Revolución Bolivariana. Esto es normal, estamos aprendiendo, quien lo niegue estará mirando para otro lado. Normal pero superable, es más, tenemos el deber de superar cierta tendencia a la improvisación que nos ha caracterizado en unas cuantas instancias. Okey, somos venezolanos, espontáneos, creativos. No podemos ser lo que no somos. Pero hasta para ser creativos se necesita coherencia, planificación, estrategia. Si no deja de ser creatividad para convertirse en desorden de ideas.
El Congreso del PSUV debe empezar desde ahora, no esperar que se escojan unos representantes a la buena de Dios y se reúnan tres días para quedarse atorados en el pasado, en lo que algunos llaman, hasta por conveniencia, el legado de Chávez (para no debatir de verdad) y en las rutinas que nos han llevado a poner en peligro los logros y hasta la misma existencia de la Revolución Bolivariana. Debería establecerse una metodología que nos permita llegar al Congreso con ideas masticadas, digeridas y convertidas en nutrientes, con el natural desecho de todo proceso digestivo. Por supuesto que esto no es fácil en la situación en que nos encontramos, bajo el fuego cerrado del imperialismo y la oligarquía. Pero tendremos que asar los dos conejos al mismo tiempo, no hay otra.
La situación interna actual en el seno de la Revolución presenta el afloramiento de diversas corrientes y tendencias, que actúan en un debate sin orden ni concierto, en el cual se manifiestan moderados, radicales, reformistas, ultraizquierdistas, críticos propositivos, críticos negativos (destructores, divisionistas, criticones sin propuestas), etc. Esperamos que el Congreso del PSUV sea la herramienta para ordenar y concentrar ese debate, de manera democrática y abierta, para poder llegar a conclusiones que encuentren a la mayoría unida en estrategia, en tácticas, en propósitos. Por supuesto, es de esperar que en esta situación vengan desprendimientos, saltos de talanquera, intención de imponer criterios. En un artículo que publicamos el 31 de diciembre de 2013 (Aporrea.org) cuando comenzamos a temer que pasara lo peor con la enfermedad del Comandante, dijimos que Sin duda que se revelarían todos los fantasmas. Los externos y los internos, los que pululan en el campo contrarrevolucionario y los que medran en el seno de la revolución. Esto supondría la apertura de un nuevo período lleno de peligros y también de nuevas expectativas. Y también: Evitar que la lucha de tendencias en la Revolución, que se desataría ante la ausencia del líder, se convierta en un factor incontrolable de división. Procesar las diferencias con el método del debate abierto con participación masiva del pueblo, y que este asuma las decisiones, si es necesario a través de métodos electorales. En este último sentido, es probable que un Congreso del PSUV no alcance consensos e inclusive que genere fuertes controversias. Si eso ocurriese, no quedaría otra que sacar el debate de las contradicciones de las paredes del Congreso y llevarlas al seno del pueblo mayoritario, para que este asuma las decisiones, si es necesario a través de métodos electorales.
Las tareas de un Congreso del PSUV, en nuestra opinión, serían varias, entre otras:
- Analizar la realidad a la luz de las contradicciones y lucha de clase mundial y nacional, sin dogmas de ningún tipo, sería análisis de la realidad y no de manuales políticos
- Con base en ese análisis definir las características del proceso venezolano en correspondencia con la situación mundial
- Ya contamos con una estrategia histórica plasmada en los cinco objetivos propuestos por Hugo Chávez, pero eso hay que traducirlo en objetivos tácticos temporales
- Definir el papel de las clases sociales en la coyuntura venezolana actual y las políticas de alianzas de clases y de alianzas internacionales
- Definir temas prioritarios: formas de propiedad, papeles de los sectores públicos y privados, transformación cultural, políticas comunicacionales, objetivos sociales, etc.
- Definir características del partido de vanguardia, su organización, su ideología, su papel político, sus métodos de trabajo
- Elegir democráticamente a las autoridades del Partido
- Definir un Plan Político General en aras del cumplimiento de los cinco objetivos históricos
En el artículo que mencionamos, también decíamos que es necesario Mantener el corazón ardiendo y la mente fría, así como la creatividad, la libertad de expresión en el seno de la Revolución y la disposición al debate fraterno, y evitar la tentación del todo o nada en la lucha por el poder que se desataría entre las tendencias políticas e ideológicas presentes en la Revolución. Promover el diálogo y la capacidad de negociación en el seno del movimiento revolucionario. Y a fin de cuentas, permitir que sea la opinión consciente de la mayoría la que marque el camino. Creemos que el debate debe mantenerse y respetarse, y darle cabida y tratar con tolerancia a las voces críticas. Pero al mismo tiempo estas voces deben comprender que hasta que no haya definiciones políticas aprobadas por la mayoría, nadie puede comportarse como dueño de la Verdad, y deben practicar la misma tolerancia que exigen, con razón, para ellos. Es deber de todos mantener férrea unidad en torno al presidente Nicolás Maduro y su Gobierno, pues esto es parte ineludible de lucha en defensa de la Revolución y contra el fascismo que amenaza con las garras afiladas.