Todavía hay gente que se pregunta por qué soy opositor, gente que no ve porque el fanatismo ciego chavista nos les deja entender, pero bueno, en nombre de la libertad y el progreso, en nombre de la gente decente y pensante de este país, yo voy a dedicar unos minutos para convencerlos de lo equivocados que están.
Fíjense el desastre de la Gran Misión Vivienda Venezuela, Misión Gallineros Verticales diría yo, porque es increíble: esa gente son como animales, ¡Qué modales! ¡Qué falta de educación! Oyen vallenatos hasta tarde en la noche, ¡Vallenatos! No como pasa en Alto Prado, donde los vecinos súper nice ponen música hasta la madrugada pero música de calidad. Cuelgan en las ventanas de los gallineros la ropa a secar, con lo civilizado que es comprar una secadora. Cómo no protestar contra esa barbaridad de sacar de sus ranchos y darle casas a unos seres que no se han graduado de personas. Las cosas se hacen como se deben hacer: que los dejen donde estaban ¡Qué importa! mientras que se les obliga a asistir a unos cursos de convivencia ciudadana donde les enseñen cómo se vive en comunidad. Porque esos gallineros los hicieron cerca de mi casa, como una afrenta, como un atentado para dividir al un país que desde siempre convivió en ordenada paz: los pobres allá donde no molestan y nosotros aquí sin molestar. ¿Acaso nosotros nos metemos en sus barrios? En un país civilizado cada quien tiene su espacio y ya.
Porque todo está mal con este gobierno. Fíjense en las misiones, fábricas de burros con diplomas. Es deprimente ver que algunos tienen la ortografía de un niño de tercer grado. Yo jamás me quejé de que un gentío no hubiera podido estudiar, creo que era mejor así porque preservábamos el idioma del sacrilegio insoportable ver cambiada una S por una C. ¡No es no!
Y así es con todo. Que si la salud mejora, pero con unos cubanos sospechosos de nada bueno, que si la gente come tres veces al día, pero comida de marcas que ni en sus casas las conocen, que les dan Canaimitas a los niños, ¿para qué? si se va la luz y no las van a poder cargar... Y así podría pasar catorce años explicándoles a los aplaudidores de oficio, catorce años de un gobierno que no ha hecho nada, y que todo lo que ha hecho lo hizo y hace absolutamente mal.