Hoy cinco de julio del año dos mil trece, el Pueblo de Venezuela reunido en Asamblea en todas las plazas Bolívar del país, y en plena y absoluta posesión de nuestros derechos, que recobramos justa y legítimamente desde la aprobación de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999, y que rezan en sus principios fundamentales, y en los Artículos 305 al 309, y Leyes relacionadas con la agricultura y alimentación, declaramos que:
Nuestra agriCULTURA-alimentación, saqueada desde la invasión de 1498 a nuestros días, es la historia del sometimiento, explotación, despojo y apropiación, -ha cambiado sólo de actores e instrumentación-. Hemos pasado de la Madre Tierra a factor de producción; De la diversidad al monocultivo; De Cultor de la tierra a productor; De la autosuficiencia al sistema corporativo de alimentos; De la semilla cultural a recurso fitogenético; De bienes comunes a privados; De la Asamblea al Parlamento; Del consenso a la leyes; Del conocimiento colectivo liberador al de élites para la explotación; De seres infinitos (cosmovisión) a seres materiales (cosas). Es la historia del exterminio de los poderes creadores del Pueblo para su dominación en nombre del progreso y desarrollo.
En ejercicio de nuestra soberanía, decimos NO al modelo hegemónico y combatiremos al poder ‘sobre’ y la alienación, construyendo y respetando espacios diversos, liberados, autónomos, autogestionarios y desmercantilizados.
Decimos, NO al agro petróleo de la ‘revolución verde’ impuesto por la Fundaciones Rockefeller/Bill-Gates/Monsanto/Piooner/Dupont/Syngenta/FAO, refrendando en el país por Ministerios y sus entes adscritos y la Academia, el cual es ineficiente energéticamente, inequitativo, depredadora de la naturaleza, y hambreador.
NO a la dependencia genética y al actual paquetazo de la agrobiotecnología (avanzada de la ‘revolución verde’).
NO a la política desarrollista cepalina, históricamente fallida y demostrativa de que la clave del ‘desarrollo’ económico no es la industrialización: la expansión económica bajo la misma lógica del capital no resolverá los conflictos sociales, agrícolas-alimenticios ni ambientales.
NO a la encomienda de empresas foráneas para los grandes proyectos de infraestructura para la producción agrícola que trasquilan al país, y utilizan la tercerización de venezolanxs, individualidades, consultores u otros para la ejecución de estos trabajos (–si es que los terminan satisfactoriamente- por la ausencia de seguimiento y evaluación de los entes nacionales correspondientes).
NO a tecnologías que profundizan la dependencia como las ‘casas de cultivo’, adquiridas del brazo militar de USA, y de otros países con gobiernos hostigadores de nuestro país como España, o amigos como China.
NO a los convenios y/o ayuda con lacayos del imperio, defensores del agronegocio y destructores de la agricultura originaria y campesina.
NO a monopolios agroalimenticios sean del Estado o privados.
NO a la institucionalidad inmediatista y burocrática, desfasada del proceso histórico sociocultural, técnico y biológico de la agricultura-alimentación en un contexto de crisis ecológico-climática y de amenaza de la especie humana. Institucionalidad que se ha convertido en el muro de contención para las acciones revolucionarias debido a la ausencia de una concepción teórico-práctica que integre el análisis sociopolítico, económico, administrativo y ambiental.
NO a la ampliación de la frontera agrícola destructora de bosques, fuente de vida. Sembraremos la superficie rescatada existente con tecnologías del legado ancestral e innovaciones propias y con nuestros propios agrosoportes, es decir, reproduciremos las experiencias concretas del país de la agricultura endógena de alto rendimiento y de alimentos abundantes y saludables.
NO a patrones de consumo foráneos: revalorizaremos y reinsertaremos a nivel nacional nuestra diversidad alimenticia local, tropical. La agricultura-alimentación en manos de todos y todas.
NO a formas de organización social de la producción impuestas desde arriba, forjaremos una sociedad participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural, tal cual señala el preámbulo de la Constitución.
NO a los asesinatos y persecución de nuestros hermanos aborígenes y campesinos, cuidadores del acervo agrícola-alimenticio de nuestras sociedades originarias.
EN ATENCIÓN A TODAS ESTAS SÓLIDAS, PÚBLICAS E INCONTESTABLES RAZONES históricas, sociopolíticas y culturales, que tanto persuaden LA NECESIDAD DE RECOBRAR LA DIGNIDAD, y en uso de los imprescriptibles derechos que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio o asociación que no llenen los fines para los que fueron instituidos en el marco de nuestro proceso de cambio del modelo de producción agrícola en el país, CREEMOS QUE NO PODEMOS NI DEBEMOS CONSERVAR LOS LAZOS QUE NOS LIGAN A LA DOMINACIÓN EUROCÉNTRICA, y que, como todos los pueblos del mundo, estamos libres y autorizados para decir NO al capitalismo agroindustrial.
Conocemos las dificultades que trae consigo y las obligaciones que nos impone el rango que vamos a ocupar en el orden agrícola-alimenticio del mundo, y la influencia poderosa de las formas y actitudes a que hemos estado, a nuestro pesar, acostumbrados, también conocemos que la vergonzosa sumisión a ellas, cuando podemos sacudirlas, sería más ignominiosa para nosotrxs, y más funesta para nuestra posterioridad, que nuestra larga y penosa servidumbre, y que es ya de nuestro indispensable deber proveer a nuestra conservación, seguridad y felicidad, VARIANDO ESENCIALMENTE TODAS LAS FORMAS DE NUESTRA ANTERIOR PROCEDER.
Por tanto, creyendo con todas estas razones satisfecho el respeto que debemos tener a las opiniones del género humano y a la dignidad de las demás naciones, nosotrxs, el Pueblo de Venezuela, poniendo por testigo de nuestro proceder y de la rectitud de nuestras intenciones, al Cosmos, imploramos sus divinos y celestiales auxilios, para nacer con dignidad y el deseo de vivir y morir libres. Nosotrxs, Pueblo, declaramos solemnemente al mundo que Venezuela, deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estado libre, soberano e independiente y que están absueltos de toda sumisión y dependencia del sistema agrícola-alimenticio corporativo globalizado o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes, y que como tal Estado libre e independiente tenemos pleno poder para darle la forma al modo de producción agrícola-alimenticio que sea conforme a la voluntad general del MAESTRO-PUEBLO LIBERADO.
Firma y valida, el Pueblo Soberano de la República Bolivariana de Venezuela a los cinco días del mes de julio del año dos mil trece, primero del camino hacia nuestra soberanía agrícola-alimenticia.
*Militante del Colectivo Amplio para la Retoma e Investigación de la Agricultura Campesina y Originaria (CARIACO)/Docente-investigadora Fagro-UCV. Correo: cariaco.vzla@yahoo.com.ve, polanco.delia@yahoo.es ; Grupo virtual: cariaco-venezuela@googlegroups.com
NOTA: Texto adaptado del Acta solemne de la Independencia de Venezuela firmada el 5 de julio de 1811.