Para los que se han hecho eco de los desmanes cometidos contra el periodismo y opinión libres, con los cuales coincido, un abrazo.
Para el sr. Quijada: quiero felicitarlo por su sencillo, ponderado y directo artículo (Ver: El Rolling entre las Piernas ). Me referiré, con todo respeto, a su artículo en la parte de su apreciable opinión sobre violación de contrato.
Estoy muy consciente de las peligrosísimas distorsiones que están minando nuestro proceso bolivariano. En mi concepto, los protagonistas de esas distorsiones son:
1) La derecha dirigente y participante desde posicione de poder en el seno de nuestro proceso bolivariano, y principalmente la del sector económico: yo suponía que la habíamos neutralizado.
2) Una supuesta izquierda que, con todo respeto y a mi juicio, sufre y alimenta sus acciones "gubernamentales" de la alucinación de pensar que todo el que tenga real, viva en el este y/o tenga un carrazo "no puede ser revolucionario", y que lo acusa de "burgués" lo cual, bastaría, entonces, para descalificar sus dichos en el famosa postura expresada en Dossier TV el jueves 15 de septiembre 2005, en una expresión de su línea editorial.
3) La excesiva confianza y poder de hacer y deshacer que el Presidente Chávez ha otorgado a ambos.
Sobre la derecha golpista, reaccionaria y discriminadora, a quien los pobres le huelen mal, ya todos saben qué son, quiénes la foarman y qué pretenden por eso no lo nombraré aquí. Esta derecha se ha referido a los bolivarianos como "resentidos". Me lo han gritado en la cara, y muchísimas veces.
A mí me parece más bien, que los verdaderos resentidos podemos ubicarlos en el segundo grupo: el de los de la izquierda boba, a quienes, por lo visto y por sus expresiones, le duele que un periodista de la talla de Martínez tenga el potencial de ganar mucho dinero por el don que dios le dio de hacer buen periodismo, y por la inevitable consecuencia: la cotización a nivel nacional e internacional, de su imagen.
Hay que recordar a este segundo grupo que, por supuesto, todos somos seres humanos, y que en nuestra calidad de tal, todos somos iguales y tenemos el mismo derecho a la vida, la educación, la protección, el salario, etc. Etc.
Pero a la hora de evaluar trayectorias profesionales, nivel educativo ya adquirido, conocimiento y experiencia, habilidad, talento, nada es más injusto a los derechos humanos el igualar diferentes trayectorias, diferentes calidades.
Eso lo reconoce en concreto el propio ordenamiento jurídico de la república bolivariana de venezuelea, y precisamente en relación a los asuntos laborales. La ley orgánica del trabajo en el artículo 135 reconoce que el trabajo igual, es decir: puesto, jornada y condiciones de eficiencia iguales, debe corresponder salario igual. Directamente se reconoce que a quienes no se desempeñen igual, no se les da igual reconocimiento. Eso es lo que en justicia se aplica a todo profesional que tenga una trayectoria diferente: el mejor y más antiguo debe ser reconocido en forma diferente al que no lo es. Calificar al recién graduado con el largamente experimentado y actuar en consecuencia no es violar el derecho humano del menos experimentado ni puede el menos experimentado sentir envidia por lo que no puede ofrecer.
Pero además: casos particulares en ciertas categorías de trabajadores los prevé dicha ley. Por ejemplo, los casos de los pilotos de avión experimentados o que manejen naves sofisticadas -art.365- y los deportistas profesionales -art. 313-. Para ambos la ley puntualiza que no pueden ser igualados en remuneración a los novatos o de mediana trayectoria y talento.
La sola imagen de Walter Martínez, su credibilidad y sus "añales" de trabajo, al menos tres (3) generaciones de información confiable, hacen la diferencia a la hora de una remuneración. Se puede sacar la cuenta.
No puede olvidarse el peso de la trayectoria, como 40 años de periodismo, según mis cuentas, y la calidad que el público y nueve premios nacionales de periodismo reconocen, donde los últimos cuatro han sido seguidos: 2002, 2003, 2004 y 2005, y en lo que yo, en lo personal, capto el fenómemo que denomino la "triple corona perfecta": 2002 en televisión, 2003 en prensa escrita y 2004 en radio. El último de 2005 fue en televisión y en este caso fue en "periodismo de opinión". Precisamente donde diariamente editorializa.
Esta trayectoria, por lo visto, "mata" a estos y algunos otros otros. Es el increíble respeto, inmenso cariño y abrumadora simpatía de todas las clases sociales, que Walter ha recibido desde siempre, sin necesidad de estar, como quien dice, en muchos "saraos". Sólo en su trabajo; y el que hoy está recibiendo como apoyo ante el desmán que se está cometiendo con su trabajo y con su honor. Un "chismecito" del que me enteré por ahí, dice que algunos conspicuos se pusieron muy bravos porque en el teatro municipal este jueves pasado, cuando llegó el Presidente Chávez para realizar un acto de vuelvan caras, el pueblo allí reunido dizque le repitió al Presidente: "¡uh, ah, Walter no se va!" y luego expresó "¡queremos Dossier!". También se dice que el canal 8 escondió ese video.
Este talento que exhibe Walter está también en muchísimos periodistas venezolanos disgregados por toda la geografía nacional. Los periodistas críticos, y sobre todo, los verdaderos talentosos, no dejan de reconocer que se ha cometido un desmán contra la libertad de exprsión. Poco importa que el turno le toque a Walter. Ya le tocó a diógenes. Y a comunicadores sociales en sentido lato como a Mario Silva. Pero también a aquellos periodistas a los que el público apreciaba muchísimo y que hoy reclama su presencia, que poquito a poquito fueron "desaparecidos" de la pantalla del canal 8 por decisión de los "actuales" mandamases. ¿No se dieron cuenta de eso? Ya no los vemos: eran ellos periodistas que hacían su trabajo en forma ejemplar, equilibrada y con sobriedad.
No es humanista, ni misericordioso ni de seres nobles señalar o descalificar a un ser humano por el hecho de tener conocimientos y por ser sobresaliente en su trabajo, por tener talento. Reconocer a quien sea experimentado y pagarle lo justo es no sólo moral sino legal. El que Walter Martínez, y cualquiera en su caso, gane dinero, no lo convierte en burgués, sino que se lo merece, y es injusto señalárselo como defecto para descalificar su denuncia.
Por ello, aquí hablar de igualdad no tiene ningún sentido, ya que, como sabiamente una vez asentó nuestra desaparecida corte suprema de justicia en una sentencia: "la igualdad es entre iguales".
Lo contrario es, no digo infantilismo de izquierda, sino uno de los 7 pecados capitales: la envidia. En verdad la cochina envidia los mata. Hay un problema de complejo que debe ser tratado en terapia de auto-estima y no en los foros políticos.
En ese grupo de artículos también se resaltan defectos que creo, de paso que todos los tenemos por el sólo hecho ser humanos; caso último en el cual el acto de denuncia sería una tarea imposible por cuanto todo humano denunciante tiene defectos. Esta es la brutal lógica de un elemental pero atípico silogismo:
P1: todo ser humano tiene defectos. P2: los defectos personales de un denunciante lo descalifican para hacer denuncias____________________________________________________.
Por lo tanto: Walter Martínez, quien tiene defectos, está descalificado para denunciar.
Respecto de "infantilismo de izquierda" hay un sencillo, pero también bello artículo de otro señor, Mario Peralta, denominado: el pdc de uruguay promovió el frente amplio ( http://www.Aporrea.org/dameletra.php?docid=16971).
Muchas lecciones les hace falta a los que sufren de ese síndrome. Por lo visto, muy aparte del infantilismo de izquierda, o además de ello, sufren de muchísima envidia la cual es producida por la inseguridad y por perder de vista sus propias virtudes profesionales, que indudablemente tienen, y porque, lejos de ejercer un socialismo constructivo, como se supone debe hacerlo la gente de la izquierda, ejercen más bien la feroz, irresistible y muy capitalista y neoliberal "competencia" contra los exitosos, sin darse cuenta que no hay que competir sino con uno mismo y superar metas cada día. Entender esto les ahorraría muchos sinsabores del espíritu y conflictos psicológicos.
En relación con la respetable opinión del sr. Rodrigo quijada en cuanto a que Walter Martínez pudo haber violado su contrato al tener un editorial como este, siendo usted abogado, comprenderá mi humilde opinión: no creo en esta posibilidad, a los ojos de la ley ni a los ojos de un contrato sobre un programa periodístico que no sólamente es, dicho sea de paso, informativo lo cual ya lo coloca en la rama periodística o de la comunicación, sino que es también de "opinión".
En vista de que Dossier es un programa para informar y opinar, y por ser periodista habilitado por la ley de la materia e inscrito y miembro (fundador según él expresa a veces) de un colegio de periodistas en Venezuela, país en el que ejerce su profesión, Walter tiene todo el derecho, valga la redundancia, de editorializar: es decir, de emitir la opinión y la postura, en este caso, del periodista, sobre temas de la vida nacional o mundial; en su propio nombre y no atribuyéndoselo a otros periodistas ni al público; de la misma forma como lo tienen, por ejemplo, Ernesto Villegas en sus diarias expresiones de su línea editorial, o el diario el nacional en su diaria expresión de su línea editorial, o el diario vea en su diaria expresión editorial. Esos temas no tienen que necesariamente abarcar la rama internacional porque si así fuera se estaría castrando el derecho mismo a referir opinión.
Además, en cuanto a la frontera de lo internacional con lo nacional ¿quién válida o autorizadamente puede delimitarla?, puesto que es un hecho notorio que todo lo referente a Venezuela, todo, en su totalidad, es noticia internacional, sobre todo dos cosas: la materia energética y el comportamiento en sí la dirección de la revolución bolivariana; amén de que ¿quién puede delimitar lo nacional o lo internacional en un mundo conectado vía satélite 24 horas al día todos los días? Son reflexiones.
Se alegará: en el diario el nacional se refleja la postura del editor y entre editor y diario no hay "un contrato", y en cambio entre el periodista Martínez y VTV sí hay un contrato. Pero no creo que esto haga la diferencia: porque el editor emite un editorial para opinar sobre temas sobre los cuales considere que es valioso opinar. Tan editor en este sentido y tan línea editorial son las del diario vea o las de el nacional como las del programa Dossier, aunque en este caso sea evidente quien firma la opinión.
No se puede perder de vista, por tanto, que Dossier es un programa periodístico: informativo y de opinión, y quien lo conduce, por supuesto, es un periodista. Sería redundante recordar que la línea editorial la decide el periodista, el cual, por cierto, no es un empleado de VTV sino que es un productor independiente (otra arista del asunto que nadie ha tocado) y, si es un contrato standard que se hace para productores independientes con la profesión de "periodista", del producto del trabajo del periodista generalmente le toca una parte al medio de comunicación. Este porcentaje o parte se concebirá normalmente con absoluta sujeción a la trayectoria del periodista:, ya descrita más atrás.
Además está el espinoso asunto de la libertad de expresión: es su opinión, es su parecer, es su libre albedrío.
Y tampoco puede afirmarse que vejó a alguien. No acusó -lo que en derecho se llama acusar: es decir: señar con nombre y apellido a determinada persona-, a nadie sino que expresó una opinión. Al respecto nuestra constitución bolivariana reza:
Artículo 57. Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa.
El subrayado es mío. Con éste quiero significar que el sr. Martínez debe hacerse responsable por lo que expresó, según lo establece el artículo de la constitución.
Siguiendo con disquisiciones silogísticas:
P1: el periodista debe hacerse responsable por su opinión.
P2: el periodista no acusó a nadie sino que, tal como el nacional, vea, en confianza, editorializó, en este caso:
a) esgrimiendo muy específicamente lo que (conociendo al sr. Martínez) probablemente le conste y dijo pero sin señalar gente aunque le conste;
b) haciéndose eco, como es usual en muchos editoriales, de un hecho doble:b.1) los signos inequívocos de la corrupción (el que tiene ojos que vea).
B.2) la angustiosa situación que refleja un gran grupo de bolivarianos de Venezuela, y de la que se hace eco no sólo el periiodista sino muchísimos de nosotros (no somos bobos), y que es inútil no reflejar en un editorial: la preocupación por este cáncer de nuestra revolución y que hasta el mismísimo Presidente Chávez ha reconocido y atacado públicamente: la corrupción y el asunto del chavismo sin Chávez con lo que ello tiene de peligro para todos nosotros.
Hacerse responsable en los términos de la Constitución y de un asunto penal y civil, significa que si él hubiese señalado a una persona, funcionario o no, en particular, tendría que responsabilizarse por lo que le atribuyó a tal persona o a tal funcionario. Entonces, al "denunciar" un estado de cosas, y no acusar a nadie en concreto, no dañó la moral de nadie. Recordemos, como ya el mismo Martínez ha repetido y que lo convirtió en lugar común: que de nada sirve "matar al mensajero" por la concretización de una línea editorial que recoge un clamor general del pueblo seguidor de la revolución bolivariana.
Es necesario insistir en esto último: ni emitir opinión ni realizar expresiones que reflejen una línea editorial es violar clásulas contractuales.
A la vez, al no nombrarse a nadie, no solamente persona natural o institucion alguna, como el MINCI, o VTV, podían haberse dado por aludidos sin "cometer un desliz revelador", sino que el honor y la reputacion de las personas quedaron resguardados. Y aquí radicó el ejercicio responsable del periodismo al cual, miserablemente, las personas naturales que actúan por el MINCI por VTV exhortan a Walter, ya que, como bien sabemos, los comunicados no se escriben solos, creyendo esos enanos que van a lograr manchar su trayectoria.
En virtud de eso, el periodista no sería responsable de una violación al honor y reputación de personas ya que no le causó daño a nadie. Por ende, nadie tiene derecho a exigirle a Martínez que concretice denuncias si a nadie acusó, ni mucho menos que se retracte de lo que dijo.
Con mucho respeto a su persona especialmente por lo lindo y constructivo de su artículo, no creo que aquí haya una presunta "violación de contrato" aquí lo que se hizo fue editorializar. Ese es "su" editorial, y a él tiene legítimo derecho por ser un programa periodístico.
En relación a esta administración de VTV ya hay una abrumadora rabia y decepción por el descarado y arrogante irrespeto a nosotros los que le subimos la audiencia al "2%". Por la "asepsia" del canal 8, en todo lo que haga mucho ruido de comunidades en vivo, y de la línea soft de sus directivos actuales, lo cual nos castró el canal, nos androgeneizó el canal, tenemos un canal "indefinido" y bobo, estúpido, se nos privó de una línea combativa bellísima y vibrante. Integrantes de ese equipo (y otros también) llaman sifrinos a los demás pero ellos, y algunos personeros, aludidos directamente por el público especialmente pobre, especialmente en el ex-programa de diógenes carrillo, demuestran con eso que les hieden las denuncias en vivo y todo lo que suene a pueblo. Lo llamo yo el "canal comunitario light".
No podrán seguir con el embuste de que ellos son "comunitarios". No quieren el sucio en vivo.
Además ese no es el perfil de un canal, que convirtieron en aburrido y ladilla. Casi todo es grabado. Eso es la antítesis de la viva participación. Eso es sencillamente horrible; y con la estocada del logo de Globovisión y de la eliminación del que teníamos: la poderosa "v", de Venezuela y de Venezolana de Televisón, que a nadie, sino a ellos, se le ocurrió relacionarla con un símbolo de la cuarta república como trataron de explicarlo después de cambiar nuestro logo sin consultarnos. "¡Van a tener que acostumbrarse!" es decir, aquí se hace lo que yo diga y ustedes son convidados de piedra. ¡Tan democráticos blanca y su equipo! Pisapasitos del autoritarismo. Eso sí es cuartorepublicano.! Nos quitaron arrogantemente nuestro realmente venerado símbolo del alma bolivariana fraguado en cada batalla que le hemos ganado a la oposición: nos tiraron a matar como revolución.
Además, ¿cómo se entiende el fenómeno de los muchísimos e insistentes "presuntos" rumores cuya veracidad debe el Presidente Chávez mandar a investigar, ya que son sus funcionarios que en foros que se transmiten ya grabados, se han hecho denuncias importantes sobre problemas en Barrio Adentro y otras actividades y Misiones y luego, "presuntamente" no salen en el foro que se transmite?
¿Qué posibilidades ciertas habrá de que la expresión popular se esté "presuntamenate" censurando? Hay muchísimos rumores y voces. Eso no puede dejarse de lado. Si no, no cabe dudas de que tendríamos un gobierno eunuco en el asunto popular, lo más importante y alma de nuestra revolución.
Si eso fuese así, ¿no puede pensarse que con la interrupción del programa se concretizaría "presuntamente" otro impedimento para que se conozcan las situaciones que realmente estuvieren aconteciendo?
¿Hasta qué punto se puede pensar que esas denuncias generales y populares sean de mala fe del público asistente y denunciante (no "acusante" tal vez), excusa para no darle el debido y respetuoso tratamiento?
¿Nos parecerá lógico que unas personas que estén sufriendo por una falla de un organismo o misión del estado, vayan a denunciar a un foro solamente por deporte, o porque no tiene nada qué hacer?
¿Con qué derecho se estaría haciendo esto de "presuntamente" esconder la denuncia?
Entonces: ¿por cuál canal y programa y periodista, los tres de prestigio, se podrá hacer una denuncia genérica pero gritada por todos y de la cual se hizo eco, a través de un editorial, tal como lo hacen todos los periodistas y medios de cualquier tendencia, y en este caso muy especial: a manera de alerta roja al Presidente, si uno en particular que se izo eco de varias situaciones innegables es "presuntamente" acallado, humillado, censurado, descalificado y hasta expuesto al desprecio público, incluso como todos lo vimos, por mismísimo señor Presidente?
En cuanto al fondo mismo de lo expresado por Walter: nada dijo que no fuese cierto, lo cual nos coloca en la dimensión del valor "verdad". Y si un asunto es verdad, ello, a su vez, nos coloca en los predios del valor "justicia".
Ya en el ámbito de la nueva forma de proceder en el seno de la revolución bolivariana, quiero expresar:
¿Acaso no dijo Chávez, en la oportunidad de un acto donde se involucraba creo que ayudas para construcción de viviendas o algo similar, lo cual envolvía al ex-ministro Julio Montes, algo así aproximadamente como: vamos a dar una semana al ministro para que se haga efectiva la ejecución o la entrega de emolumentos o préstamos o ayudas. Y si no se ha hecho me lo avisan, trancan la calle, protesten, etc. Etc.?
¿Cuando un periodista de la trayectoria reconocida incluso internacionalmente, hace un editorial de alerta roja, hay que humillarlo y coartarlo, incluso teniendo en cuenta de que la información que se tiene es que el susodicho hasta apareció en dos listas de "sicariables" por defender el proceso revolucionario?
¿Es esta la inteligente respuesta que pueden ofrecer sus cabecitas calientes"?
¿Creen que con eso van a tapar el sol con un dedo?
¿A quién engañan?
Cuando tengamos en puertas el nuevo golpe de estado por la implosión de los infiltrados de derecha o de ultraizquierda, ninguno de ellos, a mi juicio, en el equilibro del pensamiento de bolívar, y nombarados en forma por demás irresponsable por el propio Chávez, ¿nos va a salvar la pacatería de la "denuncia a la fiscalía"?
Cuando tengamos la invasión gringa que no va a distinguir entre los verdaderos partidarios del proceso, los represores del libre albedrío y de la genuina libertad de expresión y "burqueses" como califican a Martínez, ¿nos va a salvar la miopía de la solidaridad automática del Presidente Chávez hacia alguno de sus funcionarios, siendo que ya es público y notorio que no ha querido o le ha sido impedido oír lo que Walter tiene que decirle pero sí ha oído a los que "presuntamente" lo cercan?
¿No es una actitud fascista y/o "adeca" coaccionar públicamente a un moderador de programas y a un invitado a la "denuncia responsable" cuando a la vez se está diciendo, de manera más irresponsable todavía: "si yo hablara", con lo cual se confunde aún más a algún sector (afortunadamente no a la abrumadora mayoría de) de los seguidores del proceso bolivariano?
¿No es una actitud profunda y dolorosamente injusta silenciar y coaccionar a personas probadamente del proceso bolivariano en "delitos de denuncia" pero sí (como por cierto estoy de acuerdo) dejar que periodistas, programas y canales de oposición hayan expresado y expresen lo que quieren?
¿No se mancilló irremediablemente la joya de nuestra revolución, nuestro orgullo: la libertad de expresión, al convalidarse el cierre de un programa y no mandarse a suspender de inmediato esa acción por quien estaba llamado a hacerlo: Chávez sino que, al contrario, trató de hacerlo pasar por alto?
¿Para los opositores sí hay libertad de expresión y opinión y se niega para gente, que incluso arriesgan su vida diariamente por participar del proceso?
Yo, protagonista y admiradora de las grandes hazañas que indudablemente ha realizado el Presidente Chávez: políticas, económicas, internacionales, etc, pero especialmente las del humanismo, tengo una profundísima decepción.
¿Es esto la revolución?
Esa no es la revolución que apoyaré. Apoyaré al pueblo bolivariano si sigue despierto. Pero no a ninguno de esos dirigentes. De Chávez para abajo.
Alida Sanoja-Maneiro
alidasanojayahoo.com