No se trata de que los chavistas sean machos de pelo en pecho y los oposicionistas varones de dudosa virilidad. Hacer la política con base en términos ofensivos rebaja el discurso a lo degradante y aleja el debate de lo necesario, de lo imprescindible, lo ideológico, el grado de conciencia adquirido, el nivel de compromiso para con el interés colectivo. El resto es utilería discursiva.
El nuestro no es un país diferente en lo que respecta al componente homosexual de su población. Esconder esa realidad, negarla como si fuera estigmatizante, más bien convierte un asunto que debería ser meramente personal en colectivo.
No es lo mismo acusar a alguien de ladrón que llamarlo maricón. Ser un corrupto es un delito, una inmoralidad. Tener preferencias sexuales distintas a lo socialmente aceptado no lo es; por el contrario, es un tema que hay que discutir para abrir al debate sobre el porqué una buena parte de la población tiene preferencias diferentes a la heterosexualidad.
Somos una sociedad de hipócritas. Todo el mundo sabe de un pariente, un amigo, un conocido con pareja de su mismo sexo. ¿Qué hacemos frente a eso? ¿Negamos una realidad que cachetea porque la consideramos inmoral? ¿O hacemos un ejercicio de tolerancia para comprender qué nos sucede como sociedad? ¿Es más hombre el que exhibe su sexualidad, su promiscuidad, su infidelidad, contando las mujeres que han desfilado por su cama, que aquel que nunca ha estado con alguna pero es una persona honesta y trabajadora?
Realmente es el colmo que altos funcionarios, que deberían exhibir en su condición revolucionaria la libertad de pensamiento y acción, caigan con recurrencia en el mismo tema del insulto homofóbico. ¿A qué le tememos? ¿Acaso los que usan con frecuencia el término maricón creen que eso se pega? La homosexualidad no es contagiosa ni pecaminosa ni una enfermedad maligna.
Es una decisión personal que más bien requiere de una carga grande de valentía para asumirla. Tampoco es honesto intentar recoger el agua derramada porque la votación de la comunidad sexodiversa sea numerosa. De lo que se trata es de convertir en coherente un discurso en el que creemos: el respeto por la dignidad humana.
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