Se cumplieron nueve años de la sabia determinación que tomó el Comandante Eterno de la Revolución Bolivariana Hugo Rafael Chávez Frías, quien luego de experimentar todas las traiciones y trampas de una derecha criminal, apátrida y decidida a llevarse en los cachos al proceso, a como de lugar, decidió fortalecer el espectro comunicacional del Estado Venezolano, profundizar las misiones y declarar a la revolución bolivariana como socialista y antiimperialista, con lo cual definió el rumbo que tomaría la patria, para enfrentar las amenazas que acechan al poder popular.
El anuncio de esta línea dura la hace el comandante eterno, luego de ganar el día 14 de agosto de 2004, por paliza el referendo revocatorio que la derecha con firmas chimbas (denominadas planas), alcanzó activar el mecanismo constitucional que el propio Chávez, incluyó en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, durante el trabajo de la Asamblea Constituyente.
En esa parte de la CRBV, el comandante recogió lo que era un viejo planteamiento de las mayorías venezolanas, como era la posibilidad de revocar el mandato al funcionario de elección popular que a mitad de su gestión no llenara las expectativas de sus electores. La oposición que venía de fracasar en el golpe de Estado, de abril de 2002 y el paro que culminó en febrero de 2003; acción apátrida que costó a la economía del país más de 20 mil millones de dólares y, decenas de muertes, optó por convocar al referendo revocatorio, que Chávez, con el pueblo convirtió en revolcatorio, porque fue un revolcón, lo que le dio en las urnas.
Hasta entonces el presidente Chávez, no había asimilado la necesidad de contar con un poderoso sistema comunicacional y las misiones hasta ese momento eran coyunturales, para enfrentar una contingencia. Su discurso aunque duro, estaba centrado en el nacionalismo y la búsqueda de un reencuentro del pueblo que la cuarta república lo había dejado dividido entre buenos y malos. O lo que es igual, entre comunistas, izquierdistas (malos, peligrosos, terroristas al servicio de Cuba y Rusia) y los adecos y copeyanos, engañados y manipulados ( Los buenos y venezolanos ejemplares), que cada cinco años iban a las urnas electorales a elegir un nuevo saqueador de las finanzas públicas, hambreador y represor del pueblo, que apenas se conocían los resultados, pegaba el carreron para Washington, a buscar el memo, que el inquilino de la Casa Blanca, le dejaba con sus amanuenses, donde estaban los lineamientos que debería cumplir durante los cinco años, como administrador de la colonia.
Tras los tres intentos de la derecha por enterrar las conquistas populares, el comandante con su sapiencia, reflexionó y de inmediato marcó el rumbo y para fortalecer esos lineamientos, comenzó por montar la artillería del pensamiento, de las ideas y, estructuró con asesoría de camaradas especialistas, un musculoso sistema comunicacional, que hasta hoy ha podido detener el andamiaje de la traición y la desestabilización, ejercido por la derecha fascistas, a través del abundante entramado mediático con que cuenta el imperialismo en el país, a través de sus lacayos, denominados “empresarios de la comunicación”, pero que solo son traidores y estos si al servicio de la amenaza para el mundo como lo es el imperialismo norteamericano y sus patrios traseros de Europa.
La decisión del líder bolivariano fortaleció el amor por el proceso en las masas populares, que lejos de asustarse con la declaratoria de revolución socialista antiimperialista, asumieron la arenga y se volcaron a dar apoyo al proyecto que daba respuesta a las expectativas colectivas, desde que había asumido el poder luego de luchar contra la poderosa maquinaria electoral, las trampas de la IV República y la campaña de terror internacional, encabezada por las fachadas de la CIA, Reporteros Sin Fronteras y Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que desataron una andanada de feroces ataques contra “El Teniente Coronel golpista”, pero una campaña que no llegó al corazón de los venezolanos que ya estaba ocupado por el mensaje bolivariano del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, que con aquel “Por ahora” del 4 de Febrero de 1992, vertió la simiente en el huerto de la esperanza no solo de Venezuela, sino de todos los pueblos de la América Latina, que vieron en esa audaz acción una clarinada por la libertad definitiva y reivindicadora de los sacrificios de nuestros libertadores.
Ahora en estos tiempos cuando la presencia física del Comandante Eterno, no está en el día a día, nos corresponde a todos los comprometidos con este proceso, ser fieles guardianes y trabajadores a tiempo completo las 24 horas del día, para fortalecerlo, preservarlo y ser garantes, que no habrá piedra o río en el camino que haga desviar el rumbo de esta revolución bonita por la que el Comandante Hugo Chávez Frías, entregó su vida. Porque fue la batalla decisiva de Santa Inés, en octubre de 2012, la que selló su suerte, con el titánico esfuerzo que realizó en esa campaña electoral donde enterró las aspiraciones del abanderado de la derecha fascista, que venía con todo con su paquetazo neoliberal del Fondo Monetario Internacional, organismo con el cual ya había concertado la hipoteca del país, en caso que obtuviera la victoria, frente al candidato bolivariano.
Evidentemente que los golpes recibidos uno tras otro, y donde estuvo en juego su vida, el 11 y 12 de abril, de 2002, cuando había sido sentenciado a desaparecer por parte de Pedro Carmona Estanga, el usurpador del poder y su pandilla de criminales, que luego serían echados por el pueblo del Palacio de Miraflores, al que habían profanado, el comandante Hugo Chávez, entendió que no había manera de conciliar con esta derecha golpista, que no se resigna a perder sus privilegios y fue entonces cuando se armó de valor, para dar el paso definitivo y abrir el camino para la consolidación del Estado Comunal, regido por el Poder Popular, como un blindaje contra las aspiraciones del imperio y sus lacayos. Por eso decimos que hace nueve años marcamos rumbo.
Periodista*
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