Una Alianza Estratégica Vigorosa

Los lazos bilaterales entre Beijing y Caracas se están desarrollando a una velocidad impresionante en todos los aspectos, para el beneficio de ambos.

Si bien los intercambios económicos entre los Estados Unidos y Latinoamérica son todavía mucho más grandes que el comercio entre China y Latinoamérica, la velocidad de cambio que caracteriza las relaciones entre China y Latinoamérica es sorprendente. Hace una década el comercio entre China y el mal llamado “patio trasero” de EEUU era mínimo, y ahora tiene un valor de más de 250 millardos de dólares.

Dentro de la dinámica de las relaciones entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el intercambio entre la nación asiática, Brasil, México y Argentina son interacciones dentro del G20. Pero, cuando hace 12 años Jiang Zemin y Hugo Chávez decidieron forjar una alianza estratégica, ambos líderes otorgaron a las relaciones entre China y Venezuela un significado especial.

Nicolás Maduro, quien está de visita por primera vez como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, desde el domingo hasta el martes, desarrolló fuertes conexiones con China durante sus seis años como Ministro de Relaciones Exteriores de Chávez, al visitarla seis veces desde que asumió el cargo en 1999.

Una serie de intercambios de alto nivel ha preparado el escenario para la visita de Maduro. En mayo, Li Yuanchao, Vicepresidente de China, estuvo en Caracas; el Ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, visitó China en junio; y el mes siguiente, tanto el Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, como Jorge Arreaza, Vicepresidente de Venezuela, tuvieron conversaciones en Pekín con sus homólogos chinos.

Las relaciones entre China y Venezuela son amplias, abarcando lo económico, lo cultural, lo político, lo militar y lo geopolítico. China es el segundo socio comercial más grande de Venezuela; asimismo, Venezuela tiene el puesto número cuatro entre los socios comerciales de China en Latinoamérica. El año pasado, el 15% de las exportaciones venezolanas fue absorbido por el mercado chino, mientras que el 17% de las importaciones venezolanas provino de China. El comercio bilateral creció de 350 millones de dólares en 2000, a 23 millardos de dólares en 2012. Pekín ha brindado más de 36 millardos en financiamiento a Caracas, y la colaboración estratégica entre ambos países está expresada en más de 300 acuerdos de cooperación.

China comparte tecnología con Venezuela. Beijing suministró el primer satélite a Venezuela, VENESAT-1 Simón Bolívar, en 2008, y acaba de entregar el control total del segundo satélite, el Miranda, lanzado al espacio desde China el año pasado. Huawei, la empresa china de información global y tecnología de la comunicación, estableció en Venezuela la primera sucursal fuera de su país de origen.

La cooperación en materia de infraestructura, como en Puerto Cabello y en los ferrocarriles, o en materia de energía eléctrica –tres nuevas plantas eléctricas estarán listas en 2016- también beneficia a los 30 millones de habitantes de Venezuela.

Además, las relaciones entre Beijing y Caracas incluyen lazos militares. Venezuela adquirió aviones de entrenamiento JL-8 construidos en China, también conocidos como Karakorum-8. Un avión militar de carga Shaanxi Y-8 operado por la Fuerza Aérea Venezolana distribuyó recientemente ayuda humanitaria a refugiados sirios en el Líbano.

Como segunda economía mundial y con una fuerza global capaz de equilibrar la influencia estadounidense en Latinoamérica, China es obviamente de gran importancia para la República Bolivariana de Venezuela. Beijing también ve estratégicamente sus lazos con la cuarta economía de Latinoamérica.

Con la más grande reserva petrolera mundial, de 297 billones de barriles, comparados con los 265 billones de barriles de Arabia Saudita, Venezuela, un pilar histórico de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, es parte clave de la ecuación de seguridad energética china.

Durante los primeros cuatro meses de 2013, Caracas exportó 626.000 barriles diarios a China. A pesar de haber exportado 754.000 barriles a EEUU durante el mismo periodo, se espera que las exportaciones a China alcancen el millón de barriles en los próximos dos años. El año pasado, Beijing compró 5,1 millones de barriles diarios a mercados extranjeros.

La agricultura también puede ser una parte importante de las relaciones bilaterales. Las fértiles tierras venezolanas, 30 millones de hectáreas que no han sido completamente aprovechadas, pueden usarse para beneficiar a la población venezolana y para responder al considerable reto en seguridad alimentaria de China.

En los próximos años, el turismo también podría enriquecer los lazos chino-venezolanos. Venezuela, conocida como “Tierra de gracia”, tiene una biodiversidad sumamente atractiva; además, Caracas puede convertirse en un centro de transporte que tenga en Latinoamérica el mismo rol que desempeña Miami al norte del mar Caribe.

Durante la visita de Maduro a Beijing, se firmará un acuerdo para establecer un Instituto Confucio en Caracas, una plataforma que ayudará a profundizar los intercambios culturales entre los dos países.

La estratégica colaboración chino-venezolana no puede separarse de las amplias relaciones chino-latinoamericanas. El gobierno de Maduro ya asumió la presidencia rotativa del MERCOSUR, el Mercado Común del Sur entre Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, país que concede gran importancia a la cohesión del continente latinoamericano y usará su posición para profundizar el diálogo entre China y el MERCOSUR. De cierto modo, China podría compartir el revelador lema del MERCOSUR, "Nuestro Norte es el Sur".

Mientras que la reciente Alianza del Pacífico, que agrupa a Chile, Colombia, México y Perú, ha sido diseñada para conectar mejor con un Asia centrado en China, Caracas trabajará para desarrollar sus relaciones bilaterales con Beijing, pero también para tener un diálogo intercontinental Sur – Sur más autónomo entre China y Latinoamérica.

Con Venezuela actuando como uno de los catalizadores internos para la solidaridad entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y China haciendo un llamado a más cohesión en Latinoamérica, el continente se acerca gradualmente al sueño bolivariano de unidad y progreso social.



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Temir Porras / David Gosset


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