El próximo 28 de octubre Venezuela será declarada, con la certificación de la UNESCO, territorio libre de analfabetismo.
Para lograr tal declaratoria, un país debe reducir la tasa de personas analfabetas a menos del 3% de la población y eso es lo que ha hecho el nuestro por medio de la Misión Robinson.
Aprender a leer después de adulto debe ser como volver a nacer, quitarse una venda frente a ese universo que es la palabra escrita. Mi abuelo campesino murió sin lograrlo.
El acto coincide con el cumpleaños del maestro Simón Rodríguez, un pedagogo adelantado de su época, maestro del Libertador, que usaba el seudónimo de Samuel Robinson, del cual fue tomado el apellido para bautizar la primera de las misiones.
La declaratoria no significará el fin de la Misión Robinson, pues el gobierno prevé que los facilitadores puedan continuar su labor alfabetizadora en otros países de América Latina. También queda en pie la Misión Robinson II, mediante la cual los egresados de Robinson I completan su educación básica.
Nuevas conquistas, nuevos problemas
Hasta hace poco no había problemas con las misiones porque, sencillamente, éstas no existían. Ahora que existen son frecuentes los ruidos alrededor de su funcionamiento.
Jetzaida Páez de Pérez es facilitadora de Robinson II en el Ipasme de Valle de la Pascua. Desde allí formula una denuncia que conviene investigar. Resulta que una de las patriotas –así se le llama a los estudiantes en la misión- descubrió, en las inmediaciones de la Carretera Nacional, cerca de la población de Memo, un botadero de folletos destinados a la enseñanza de matemáticas en el Bloque II, parte II, equivalente al sexto grado de educación primaria.
Una comisión se trasladó al lugar y halló montoncitos de esos folletos, en un área de unos mil metros, algo que le parece sospechoso. “En temporada de lluvia”, advierte Jetzaida, “nadie y menos el Ejército, quien es el encargado de transportar este material, puede llevarlo sin el resguardo y previsión necesaria”.
Cuenta Jetzaida que en la actualidad cada facilitador de su municipio recibe un solo folleto de matemáticas del Bloque II Parte I, correspondiente al quinto grado, que es fotocopiado por ellos mismos para poder entregarle una copia a cada patriota sin tener que perder demasiado tiempo transcribiéndolo en cada cuaderno.
“El hecho de haber conseguido estos folletos botados en la carretera nos hace pensar que igual pudo haber sucedido con los folletos que corresponden al bloque que estamos aplicando en estos momentos, del cual aún carecemos. Siendo matemáticas una materia fundamental en la formación educativa, no entendemos la razón para que cada facilitador sólo haya recibido un folleto, y más aún con el compromiso apremiante de aplicarle a los patriotas el programa sin pérdida de tiempo, pues deben estar graduándose de sexto grado en abril de 2006. Este no es el único inconveniente: es frecuente terminar un bloque educativo sin que hayan llegado completas las tele-clases, por falta de un vehículo y quién las busque en San Juan de los Morros. Con esa justificación siempre vamos retrasados y al finalizar los bloques los educandos han recibido información incompleta. Esta situación tiene que corregirse porque vemos que los graduados de Robinson II no van a estar preparados, y estarán en la mira de los detractores que quieren ver que estas misiones fracasen y desaparezcan. Debemos estar alerta y detener cualquier intención de sabotaje de las misiones educativas. Este hecho debe investigarse desde todo nivel ya que las carreteras del país pudieran estar minadas de materiales dejados caer por ‘accidentes’ planificados”.
El hombre nuevo
Hay que investigar quién fue el responsable de que esos folletos educativos terminaran tirados en la vera del camino, en lugar de en las humildes manos de los patriotas de Robinson II.
Cabe la posibilidad de que haya habido sabotaje, como sugiere Jetzaida, pero también la de que todo sea producto de la desidia.
Porque hay miles de facilitadores y funcionarios de toda jerarquía que vienen trabajando con denuedo, fraternidad y desprendimiento.
Pero hay algunos que actúan con desidia en el trato con el pueblo, en el manejo de sus alimentos, medicinas, folletos y demás insumos para escapar de la exclusión. Gente que reproduce los patrones de conducta que cree o finge combatir.
El 28 de octubre tendremos motivo para celebrar, pues habrá oficialmente menos de 3% de analfabetas en Venezuela. Lástima que mi abuelo campesino no vivió lo suficiente para participar de esa maravilla.
La batalla contra la oscuridad no habrá terminado ese día. Parte del enemigo sigue vivo dentro de cada uno de nosotros mismos.