“La inestabilidad, la inseguridad y el miedo son armas claves de la dictadura del capital financiero” Julio Escalona.

El mundo enfrenta hoy una de las peores crisis de su historia, no se trata solo de una crisis del capital, sino del capitalismo, es integral y civilizacional. En su fase superior (la globalización) el imperialismo enfrenta grandes dificultades ante la resistencia de los pueblos.

Los Estados nacionales se ven sumergidos en un gran dilema, entre la amenaza de desaparecer y el mantenerse firmes en defensa de su soberanía, cuestión que, en estas circunstancia es de gran riesgo, pues asistimos a un mundo al que pudiéramos calificar de peligroso, en donde se viola el derecho internacional flagrantemente.

Las sociedades en este marco de crisis de múltiple dimensiones atraviesan por procesos de transformaciones y transiciones, la despolitización en este caso es uno de nuestros mayores retos, pero hay otros elementos (como el miedo), que desde los centros de dominación global se vienen imponiendo para lograr crear el caos en las sociedades en donde se dificulta la profundización del modelo de explotación capitalista en fase financiera y de privatización de la política, citando al Profesor y Embajador Julio Escalona, quien al respecto dice lo siguiente:
“El capital financiero no funciona, no se multiplica con la estabilidad. No, vive de la desesperación, de la inestabilidad, de la angustia de los otros. Llámense Estados, empresas, comunidades, personas comunes y corrientes…Lo importante para el capital financiero es que nadie esté seguro, que el miedo nos paralice las ganas de reclamar, de protestar… Es decir, que nadie (pueblos, Estados, naciones, etnias…) tenga la suficiente seguridad, paz, fortaleza, fuerza, como para atreverse a pensar con cabeza propia, a soñar en otros mundos posibles. La solución totalitaria tiene “todo resuelto”, siempre y cuando seas capaz de competir y ganar respetando las reglas establecidas por la dictadura del capital financiero.”

Esta estrategia imperialista comienza a tomar forma a partir del derrumbe de las torres gemelas en 2001, aprovechando la conmoción mundial, el miedo al “terrorismo” ha sido el mecanismo de cohesión de los Estados-Nación en la ONU para garantizar y justificar las invasiones a Irak, Afganistán, Libia y Siria.

En Venezuela los sectores de la clase dominante en su carácter de operadores de la élite de poder mundial, vienen adelantando estrategias para mantener a la sociedad sumergida en el miedo, han generado condiciones para manipular la percepción de la ciudadanía con respecto a la seguridad y la capacidad del gobierno en garantizar la misma, se ha llegado hasta afirmar que es el mismo “Estado quien la promueve”. Esto no tiene otro objetivo, sino el de crear caos, inestabilidad y fragmentación de la sociedad.

LA ANOMIA SOCIAL COMO AMENAZA AL PROCESO REVOLUCIONARIO

La coyuntura política por la que atraviesa nuestro país y su impacto en la sociedad no se separa de los procesos mundiales que se están generando, a pesar del carácter globalizador y totalizante del capital financiero sumergido en una gran crisis estructural, la guerra económica de la que es víctima el Estado venezolano y sus ciudadanos tiene como principal objetivo.

Desde hace algún tiempo nuestro país ha venido siendo bombardeado por toda una maquinaria propagandística y publicitaria extranacional, que vinculada a los aparatos ideológicos del Estado, se han propuesto adelantar toda una estrategia con el fin de horadar la estructura social, y así llevarnos a un estado de desorganización, pues la anomia social se enmarca en lo que la sociología define como un subsistema de patologías, que analiza los procedimientos irracionales humanos siendo los más estereotipados, el alcoholismo, el consumo de drogas (toxicomanía) la prostitución, la delincuencia juvenil, el juego, la corrupción política y de otra índole y la violencia en sectores populares o deprimidos