No se trata de asimilar el odio que estila la oligarquía contra revolucionaria, sino de llamar la atención sobre la manera como estamos asimilando la peligrosa arremetida capitalista contra el proceso revolucionario. La canalla apátrida viene con todo y desafiando al poder constituido sin miramiento alguno. El libreto que la ITT aplicó en la Chile de Salvador Allende está en la calle y su ejecutor en un franco desafío a las leyes y la constitución venezolana está haciendo lo que le da la gana al punto que dando cumplimiento al manual que le ordena la CIA, contra el gobierno revolucionario está montado en una campaña televisiva, como si estuviese compitiendo por la presidencia de la República. Los que conocemos sus intenciones sabemos que esa presencia, televisiva, con su mensaje cargado de odio no es casual.
Este ciudadano, ya tiene en su haber 12 homicidios, los cuales si bien no es el autor material, es el autor intelectual, porque fue él, quien con su rictus de odio y amargura ante la indiscutible derrota sufrida, el 14 de abril de 2013, salió en cámaras de la TV, llamando a sus seguidores a “descargar su arrechera”, contra el adversario, es decir contra el pueblo revolucionario. Lógicamente a estos infelices arlequines, ya los había bombardeado y envenenado lo suficiente, mediante la impune mentira y el engaño, aupado por la mediática golpista, haciéndoles creer, que había ganado las elecciones, pero que el régimen comunista se les estaba arrebatando con el apoyo militar. Los llamó a vengar el abuso en contra de la voluntad que habían expresado; y, ellos cual marionetas obedecieron la orden del delincuente cobardemente escudado, detrás del estatus de candidato presidencial. La pregunta que siempre nos hacemos ¿Estaría en las mismas condiciones, gozando de la misma impunidad, si este hecho delictivo lo hubiese cometido algún luchador social del 23 de Enero o de cualquier sector humilde revolucionario? No hay que olvidar el trato que la revolución le dio a Lina Ron, por asustar a los cipayos imperiales de Globovisión, porque ni siquiera los tocó, simplemente les lanzó unos tumbarrancho, que les activaron el tracto intestinal, que les mojó la ropa. Sin embargo, se activó la ley y la camarada fue a parar a la cárcel, por haber violentado el orden constitucional. ¿ Será que pueda ocurrir lo mismo contra los hijitos de papi y mami, que con sus ojos puyúos, por la ingesta de energéticos, andan sembrando el odio y el crimen?. Sería bueno que eso ocurriera, en estos momentos cuando el pueblo organizado quiere saber que hacer frente a la arremetida del crimen organizado, disfrazado de activismo político.
Es preocupante el escepticismo con que la comunidad recibió los anuncios del presidente Nicolás Maduro, para enfrentar la guerra económica y el atentado contra el pueblo, que permanentemente alimenta la oligarquía parasitaria, oculta tras la máscara de empresarios de la actividad comercial y productiva, con el acaparamiento y el diario remarcaje de los precios en la mercancía que exhiben en las tiendas y almacenes, al igual que el aumento inclemente de las tarifas del transporte público y la pésima calidad de las unidades, ante la mirada indiferente de quienes deben velar por el cumplimiento de la Ley.
Nada hace la comunidad organizada con denunciar a los acaparadores y especuladores, a los transportistas abusadores, a través de los medios que dispone, sino hay una acción contundente contra los mercaderes de la miseria, donde bueno es incluir a gente que desertó de las filas del pueblo, para convertirse en agentes de la oligarquía a través de la buhonería de los alimentos y el descarado asalto a los bolsillos del usuario con las tarifas del transporte público, en busca de riqueza fácil y rápida a costa del hambre y las necesidades de sus iguales.
Quienes estamos en el día a día en la calle oyendo a la gente, nos duele que el esfuerzo de nuestro comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías y con el cual nos hemos resteado de siempre, se esté debilitando en el imaginario popular, producto de la impunidad con que actúan los cárteles de la mentira y la manipulación, aunado a la ausencia de una respuesta contundente.
Conocemos de sobra que 1.245, asociaciones delictivas bajo la mampara de empresas sirvieron para robarle a los venezolanos más de viente mil millones de dólares de las reservas de la nación, porque han sido los propios voceros del Estado Venezolano, quienes lo han denunciado ante el país, a través de los medios de comunicación social. Pero hasta hoy esas células mafiosas no tienen responsables. Hasta hoy, no hay un solo empresario de maletín imputado por sus transacciones truculentas en contra de la soberanía de la patria.
Siempre tenemos que tragarnos los reproches de camaradas de a píe, que cuando protestan y tratamos de hacerles entrar en razón, nos señalan, que están cansados del mismo discurso y la carga que les joroba,con los abusos, mientras los oligarcas amarillos y en muchas ocasiones rojos y multicolores, continúan en la borrachera electoral sin tomar medidas drásticas que acaben con sus penurias.
Muchos gobernadores y alcaldes, no están respondiendo con la contundencia que requiere el momento que vivimos y están mas pendientes de su proyección personal, individual, que de trabajar junto al pueblo para solventar problemas con los servicios que son los mata votos, como es el caso del transporte colectivo, que en particular en el Estado Bolívar es un caos.
Se impone afinar más las armas de la revolución, para acabar con la impunidad y, los abusos de los agentes del capitalismo. El Estado venezolano, debe desde ya cortar definitivamente el chorro de dolares al sector privado. No creer mas en promesas y exigir hechos, para luego premiar. No podemos olvidar aquella expresión del Ché, cuando cerrando sus dedos índice y pulgar, dejando apenas una pequeña luz, sentenció “Al imperialismo no hay que creerle ni tantito así”. No podemos seguir cayendo en trampas y en promesas que se lleva el viento. El capitalista, es hijo del capitalismo y obedece a las lógicas de su doctrina. El socialista, es hijo del socialismo, que es la expresión del pueblo, amante de la libertad y la solidaridad y no puede ni debe confiar en las promesas del enemigo. Al enemigo ni agua.