La oligarquía en el mundo entero es una fauna cuyas costumbres y hábitos de vida se mantienen intactos en el tiempo. Para esta clase demoníaca de la sociedad el tiempo es estático y no pasa. No encuentra diferencia alguna en los cambios cronológicos, pareciera que habitan en un planeta que nada tiene que ver con la tierra.
Cuando revisamos la historia de la humanidad nos encontramos, conque ese segmento no sufre ningún cambio. La metamorfosis, es un fenómeno natural, que para esta clase social, no existe en ninguna de sus acepciones.
Siempre repiten los mismos esquemas, los mismos procedimientos, conservan sus mismas expectativas, el mismo discurso, las mismas tretas que a través de los siglos les han llevado al fracaso. En muchas ocasiones a fracasos dolorosos y sangrientos, por supuesto nada comparables, con los criminales episodios que ha propiciado para imponer, mantener y salvaguardar su modelo de vida consumista siempre a costa de la expoliación de las mayorías.
Este segmento de la sociedad que muta a través del tiempo, es una coraza fortificada contra todo lo que pueda significar capacidad de análisis, avance en la nueva visión de mundo y comprensión ante los cambios inexorables que genera el paso de los años. Para esta fauna no existen lustros, décadas, siglos y mucho menos milenios.
Es la sociedad de los Oligosaurios, que como el tiburón y algunos insectos se mantienen estáticos como los Tepuy de la Gran Sabana, en lo que a evolución o cambios se refiere. La acotación, no es en forma alguna despectiva, ni nada parecido sino una visión realista de lo que representa la oligarquía, la burguesía, en el mundo y en la historia.
Su origen es el mismo. Nada honorable. Su visión y concepción del otro es constante. Su sentido de la amistad y de la solidaridad, es circunstancial. En su imaginario, tan solo existe, el socio, el sirviente y el cliente. No hay otra manera de mirar a sus semejantes.
La ética no existe en su diccionario, mucho menos la moral, pese a que por lo general en esa clase predomina la religiosidad. Van a los templos se dan golpes de pecho, se arrepienten de los pecados cometidos, pagan penitencias, rezando el Creado y Ave María, cuantas veces se lo indique el confesor, que por lo general es parte de ese estrato social. Pero eso para esa clase es una deuda como la contraída con un banco y una vez saldada, puede adquirirla de nuevo. Y una vez concluido el rezo regresa por sus fueros al remarcaje de precios, a buscar vericuetos jurídicos para robarle las prestaciones al empleado o a contratar al sicario, para que acabe con el luchador social indomable que estorba para los proyectos de explotación concebidos.
Cuando se trata de gobiernos con ideas torcidas, como en el caso venezolano, entonces recurre a la entrega en cuerpo y alma a las potencias extranjeras que le garanticen el mendrugo, que pueda sustentar su estatus que hace diferencia entre ella y el pueblo, ente despreciable que jamás podrá igualarse a quienes nacieron en cuna de oro, producto del sudor de la frente de sus antepasados, que amasaron con sangre inocente sus fortunas. En esto se llevan a quien se interponga en su camino, para lo cual cuentan con las religiones, los medios de difusión que con sus reflejos condicionados crean realidades inexistentes y los tanques pensantes del imperio, mentes criminales que se ocupan de crear guiones maléficos para la desestabilización de los sistemas de justicia social y democracia participativa.
Esa es la razón por la cual vemos que el gobierno del presidente obrero Nicolás Maduro,ante la guerra declarada de la oligarquí, contra el pueblo venezolano en estos momentos de revolución ha tenido que recurrir a los mismos métodos que utilizó nuestro libertador Simón Bolívar, durante la guerra de independencia para combatir la contra y asegurar el triunfo de los ejércitos republicanos.
Esa misma alternativa, fue la que le dejó la oligarquía Rusa a Vladimiro Ulianov (Lenin), cuando la revolución socialista de octubre del 17, instauró el gobierno bolchevique.
Los Kulacs (campesinos ricos), junto a los empresarios y comerciantes, con el apoyo de los guardias blancos y los mencheviques, aliados de los ejércitos imperiales de Francia, Japón, Estados Unidos, Reino Unido y la Alemania Nazi, intentaron derrocar al gobierno de los Soviet, con el acaparamiento, la escasez artificial y la especulación, con lo cual buscaban que los obreros que integraban el glorioso ejército rojo, que defendía a la patria asediada por cuatro frentes de guerra, se volvieran contra la revolución y de esa manera poder instaurar de nuevo el dominio de los revisionistas, cipayos de la oligarquía y de los zares. La única diferencia es que en la Unión Soviética, estos criminales no tuvieron la oportunidad que tienen los de acá, porque en esos momentos difíciles el gobierno revolucionario encabezado por Lenin, aplicó la pena capital y los convictos de esos crímenes de lesa patria y de lesa humanidad, eran candidatos seguros al paredón. Aquí en Venezuela para suerte de esa lumpen social, no existe la pena máxima y tienen la alternativa de pagar un arresto o tomar un avión e irse a Miami y declararse amigos de Estados Unidos y perseguidos del Reeegimen Comunista, dejado por Chávez y, ya tienen el salvoconducto y la visa de residente como héroes, aliados en la lucha por la felicidad y la democracia mundial. Lo mismo ocurre con los cubanos terroristas, que atentan contra su propio su propio pueblo. Ahora también con los miembros de Alqaeda, que dirigen a la oposición terrorista en Siria. Todos son por antonomasia, ciudadanos norteamericanos.
Es la misma historia, la misma clase, las mismas tácticas y los mimos fines. De octubre de 1917 a octubre de 2013, la oligosauria no evoluciona.
Periodista*
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