El estímulo al aprendizaje, es un mecanismo importante para lograr edificar proyectos de vida. Todos avanzamos si disponemos de voluntad y recursos para construir caminos. Todos caminamos por la senda del amor y no del odio, si miramos con alegría la marcha incesante para lograr objetivos claros que nos lleven a mejorar nuestras condiciones de vida. Marcha que no se entorpece al observar facilidades en algunos habitantes, porque al disponer de herramientas que nos permitan andar por la ruta del aprendizaje, a ese que tiene mucho, no se le mira con desaire, con rabia, se le mira como a uno más en la travesía de nuestra existencia.
Al otorgar el gobierno nacional herramientas para el aprendizaje de los ciudadanos de nuestro país, estamos activando esa fortaleza innata en aquellos sectores de la población que mucho han deseado pero que poco han tenido. Esa fortaleza, esa capacidad de reciliencia que brota como semilla germinada y que se erige hacia la ruta de la vida diferente. Los sueños son su verdadera arma y su verdadera victoria si existe la disponibilidad de recursos para avanzar y lograrlos. Y el Estado venezolano esta dando recursos para progresar, gracias a la implementación de los programas educativos para el pueblo.
Señores del clero venezolano, el verdadero camino que nos enseña Cristo se observa con claridad en la Primera Carta de Juan. Leer a Juan, es leer la vía hacia el amor, sin injusticias, sin apegos, sin distinciones, sin violencia. La vía hermosa que nos conduce a la creencia en un hombre justo que luchó, que dio, que apoyó, que amó a su prójimo, pero especialmente aquel prójimo desvalido, sin recursos, con los dolores del hambre, del infortunio y la ignorancia, Jesús. Este hombre sencillo, fue nuestro gran hermano, padre, quien vivió los grandes rigores de una sociedad gobernada por la opulencia, por atreverse a mirar con ojos de piedad a los no observados, despreciados y desvalorizados.
El deber de toda iglesia, es dar apoyo a los olvidados. Dar apoyo a los merecedores de esa vos y mano sacerdotal, pues como amigos y maestros de las enseñanzas del evangelio conocen muy bien la palabra de Dios, las Bienaventuranzas para dar alivio a los relegados. Recordemos tan solo, dos de ellas que visualizan el texto aludido: Bienaventurados los pobres..suyo es el reino de los cielos... Bienaventurados los limpios de corazón, los que no tienen dos caras...verán a Dios. Y es de gran deber preocuparse por las necesidades de los pobres, por la bondad, la sensibilidad y solidaridad de todos y no asumir posturas en defensa de gobiernos que nada hicieron por los más necesitados y de oligarquías que mucho han disfrutado de los recursos patrios, usurpando los bienes de la nación. Es bochornoso verles aliados a los poderosos.
La educación es un arma para avanzar, para cambiar modelos de vida impregnados de violencia y atraso, para superar la pobreza. Aumenta la autoestima y la visión prospectiva en nuestra gente.
Señores del clero que critican las bondades de este gobierno, una gran parte del pueblo venezolano quiere extender sus alas y aprender a volar, volar para salir de la pobreza. Vuelvan a las Bienaventuranzas, desechen el compromiso con las burguesías nacionales e internacionales, dejen de ser justificadores de un sistema que excluyo a las mayorías. Dios es amor y siempre fluye como manantial en aquellas almas que se apiadan de los que menos tienen.
Mejorar la calidad de vida, darles bienestar a los venezolanos no socorridos por los gobiernos irresponsables del pasado, es el interés del presidente Chávez y su equipo de trabajo. Dios está muy feliz de que en nuestro país exista un equipo de mujeres y hombres venezolanos dispuestos a luchar para cimentar una nueva sociedad por este camino del auténtico amor, de la paz y de la equidad: La Sociedad Socialista impregnada del amor de Cristo.
Señores del Clero, en Venezuela, ya no existen analfabetas, gracias a la ejecución de excelentes programas educativos y los beneficiarios de estos programas son el pueblo pobre, ese pueblo dejado de lado, que creció como la maleza en la Venezuela del pasado oscuro que vergonzosamente algunos de ustedes defienden.
Tenemos sacerdotes, amigos de la revolución bolivariana que conocen la esencia de este proceso hermoso que se gesta en Venezuela, que se hermanan en esta cruzada del amor por los pobres, como conocedores de la sabiduría de Jesús que sostiene la esperanza, para hacernos personas nuevas, pero queremos más sacerdotes, más y más.
Señores del Clero: Vuelvan Caras a las Bienaventuranzas, el pueblo venezolano los necesita para construir la patria del amor y la justicia.
carmenarelisc@yahoo.com