Pareciera que en Francia más importantes son los carros que las personas. Será que no se puede esperar más del territorio Renault. ¿Por qué hago esta afirmación? Basta ver los noticias y las declaraciones de los ministros franceses. Se le da suma importancia al número de carros incendiados. Todo el mundo comenta asombrado: “¡Y quemaron más de cuatro mil carros¡
El carro particular es uno de los principales símbolos de status en el capitalismo. Los habitantes de los países llamados a si mismos comunistas también sucumbieron ante la atracción del carro como símbolo de libertad individual, de poder sexual, de control de uno mismo, de fuerza, etc.
No debería entonces extrañarnos que más importe el número de carros destruidos por el fuego que el número de personas afectadas por los disturbios y sus causas. Los medios mencionan tímidamente, aunque la mayoría de las veces silencian, que 398 personas han sido encarceladas. De todas éstas, 272 ya fueron juzgadas en juicios rápidos y condenadas a prisión. Las demás siguen detenidas esperando turno para ser juzgadas. Del total de estas personas 81 son menores de edad. En Francia, al igual que en otros países capitalistas, la justicia es rápida para condenar a los pobres. Esas personas no tienen nombre ni apellido ni familiares, ellos no son seres humanos para la sociedad francesa.
Además, no se hace referencia alguna a la violencia policial contra los manifestantes. Nunca vemos imágenes de los policías reprimiendo manifestantes. Eso nos hace creer que los policías andan paseando por París saludando amigablemente a los manifestantes. Quieren ocultar el maltrato policial y las acciones de represión contra los miles de jóvenes que salen todas noches las calles a “hablar con fuego”. Por el contrario, nos transmiten hasta el cansancio imágenes de bomberos apagando carros incendiados. Claro está los carros son los protagonistas.
Al Gobierno Francés y a los medios les conviene resaltar que quemaron más de cuatro mil carros, mientras silencian que han detenido a trescientas noventa y ocho jóvenes, y sentenciado a prisión en juicios express a doscientos setenta y dos de ellos. Esto es otra expresión de la importancia que se le da a la mercancía por encima de la persona en el capitalismo.