La gran victoria de la Patria

        El conocimiento profundo de la realidad nacional y una apreciación acertada de las capacidades reales, potenciales y estratégicas del país, condujeron al Comandante Supremo Hugo Chávez a grandes niveles de  reflexión compleja  que le permitieron vislumbrar de manera meridiana el Plan de la Patria, planteando una imagen futura con objetivos definidos, concretos y realizables en el corto, mediano y largo plazo. Más que una pluralidad de palabras llenas de fuego ardiente y sagrado, encontramos en el texto escrito de puño y letra por el Gigante Supremo, grandes ideas revolucionarias, propias de una intuición intelectual, que logró interpretar las partículas de los  tiempos pasados, presentes y futuros, que quedaron plasmados en un documento histórico, desde donde se proyecta y proyectarán por  muchas décadas los  planes de desarrollo de la República, cuyas llamas iluminarán los cielos de la nueva sociedad venezolana   Y eso fue lo que hizo el Comandante Supremo, pensando cada letra nos dejó plasmado y delineado el plan para navegar seguros hacia ese destino de futuro fulgurante.   

          Y bajo el influjo de una clara y definida concepción ideopolitica, ese plan fue convertido en ley de la República, es decir, en propósitos generales del Estado venezolano, para implementar las políticas estratégicas y definir el rumbo definitivo hacia el socialismo, modelo político que nos garantiza el futuro, la paz y la independencia emancipadora. Desde nuestro punto de vista, el documento Plan de la Patria, se orienta en el marco de los grandes objetivos nacionales, donde se configuran de manera deseable, integral y viable  la cultura revolucionaria del ser nacional. Los mayores avances en materia política, económica y social, son los del presente; este presente que nació con la victoria revolucionaria de 1998, iluminando los horizontes de la vida y que hoy se junta con el futuro de la victoria, al lograr que tus proyectos y tus sueños, van a ser ejecutados por todo el entramado institucional del Estado.  

          “Es bueno el cilantro, pero no tanto”, dicen por allá en el Oriente del país, cuando se quieren referir a una cosa que cansa en su práctica odiosa e irracional. Ya basta de tanta miseria política por parte de los grupos opositores, que lo que quieren es sangre y caos en las calles del pueblo venezolano. Hay que apostar a la integridad del Estado Nacional y a la consolidación del sistema político. Pienso que está bastante claro y tenemos todas las razones del mundo para interpretar que con la decisión tomada en la Asamblea Nacional de convertir en Ley de la República el Plan de la Patria, la realidad nacional es un solo destino común, que apunta a la transformación profunda de la sociedad venezolana. Ya basta de seguir gobernando de manera despedazada, es decir, por un lado el gobierno nacional, por el otros los gobiernos regionales y locales. El Estado venezolano es uno solo y no se puede permitir que grupos fascistas apunten a su destrucción. La política es para construir y   debatir los grandes ideales de la nación en el marco del consenso de todos los ciudadanos.     

          La gran victoria revolucionaria es haber logrado que el Plan de la Patria se convirtiera en Ley de la República, donde están delineadas de manera precisa las coordenadas de cada uno de los grandes objetivos históricos de la nación. En un acto legislativo y propio de la reingeniería liberadora, la Asamblea Nacional se adelantó y la semana pasada le regaló a la patria esa gran victoria de tener una Ley a la altura del momento histórico que vive el país.  Ahora cada alcalde, está obligado por mandato de la ley a cumplir con las políticas y  lineamientos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2019.



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Eduardo Marapacuto


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