Desde el sur, despierta la raza del sol



“Escucho la pachamama voy entendiendo toda la historia, se encuentran fuertes raíces calando hondo en la memoria y van pasando los años y como cambian esos imperios, nosotros siempre de abajo con el corazón resistiendo..Cuídate pirata Colón que ya se despierta la raza del sol, cuídate pirata Colón que ya se despierta la rabia del sol, cuídate pirata Colón que ya se despierta la raza del sol, mejor cuídate pirata Colón, ya se despierta ya se despertó”.


Cinco países suramericanos en la pasada Cumbre de las Américas, dieron el grito de independencia contra el poder del Imperio. Como cinco hermanos latinoamericanos hijos de la América, saqueada, humillada, expropiada y empobrecida desde el siglo XV, los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, abrieron sus brazos a sus pueblos y elevaron sus voces para defender sus raíces, su cultura, sus recursos y sus ciudadanos, en medio de un grupo de mandatarios envueltos por la incertidumbre, el miedo y la sumisión. Nunca antes habíamos sentido tanta alegría compartida, nunca antes habíamos reído de orgullo por la raza, por la unidad y diversidad de nuestros pueblos, como ahora.


El grito de independencia liderizado por el presidente de Argentina, Néstor Kirchner en su discurso de apertura de la Cumbre, generó en el poderoso Bush una suerte de nerviosismo, que le llevó a introducirse un chicle en la boca y mover la mandíbula incontables veces para calmar su ansiedad al estilo del beisbolero norteamericano. Y no era para menos, por primera vez en la historia de las cumbres presidenciales, la estrategia norteamericana no dominaba el entorno, no decidía sobre los puntos a tratar en la agenda de trabajo, ni permitía la participación del imperio en las decisiones que debían tomar los países latinoamericanos. No somos borregos del Imperio, fue el bramido de la esperanza que se expandió y brilló como el hermoso rayo del Catatumbo zuliano, ante los espectadores del mundo.


El Imperialismo, con tantos siglos asumiendo el rol de dueño de América, esta observando con temor, terror y desespero el despertar latinoamericano, y como todo bicho maligno aferrado a la presa de la que chupa su sangre, agrupará a sus aliados, inventará jugarretas y construirá historias malvadas, pues no desea que los pueblos sacudan esta hermosa conciencia que aflora hoy, como estandarte ante la opresión. Y no es Chávez el causante del estallido de la conciencia, no es Tabaré Vásquez, no es Lula, es el cansancio aunado al dolor, es el hambre asociada a los sueños, es la conciencia de pertenencia que estalla en nuestros países, es el magma que sale de la profundidad de la América para convertirse en lava que quema y defiende la dignidad de sus pueblos. La lava de la justicia arrasando la contaminante mano del opresor y sus lacayos. Ellos, los cinco Ángeles del amor, presidentes para el pueblo, son los líderes de la conciencia social que agitan con orgullo las banderas de la libertad, hombres y mujeres de nuestro continente.


Salir del círculo del sometimiento es lo que exclamamos, se necesita guáramo, fuerza indígena, se necesita pureza del espíritu, se necesita amor. Nuestros pueblos latinoamericanos subordinados al imperio, han sufrido los rigores de la maldad e irresponsabilidad de sus gobernantes. Son siglos y más siglos, años y más años de dominio, sin miramiento hacia los sucesos que consecuentemente se acumulaban en nuestros países como montañas desoladas. Más hoy esos cerros generados por las perfidias de los poderosos, cerros de necesidades y pobreza acopiados por la desidia de los gobiernos, se zarandean, porque la fuerza de los pueblos despierta y derrama su esencia patriótica y revolucionaria diciendo: “Yo soy como el espinito, que en la sabana florea: le doy aroma al que pasa y espino al que me menea.”


Despierta la raza del sol, despiertan los Guaraníes, kaiowas, Aruaques, Cariabas, Mapunches, Aymaras, Diaguitas, Mataco, Maskoy, Guyanás, Charrúas, Chanás, Wayúu, Warao, Pemon, Yanomamy, Bari y otros.


Hoy despierta el Sur y seguirá despertando con el llamado de nuestra raza expresado en sus cantos, en sus bailes, en sus instrumentos, en sus ritos. El grito de la conciencia autóctona llegará a todos los espacios americanos para sacarnos de la barbarie y unirnos en el amor por la dignidad, equidad y paz. Fuimos guerreros en la batalla contra el imperio cuando usurparon y violaron a la América indígena, fuimos guerreros nobles y hoy nuevamente somos guerreros, luceros de la noche, soles en el día, vigilantes de nuestras tierras para expulsar al enemigo. Batalladores por la autodeterminación y la alegría de sentirnos soberanos. Desatadores de las amarras del imperialismo destructor.


Ya no queremos ver a la América Latina sumida en lomas de miseria, permaneciendo ignorada y golpeada por hombres que ejerciendo la más alta investidura, la de gobernantes, deciden sobre el camino a seguir, sin importar el daño que ocasionan sus decisiones comprometidas y cuanto pueden afectar los intereses de la patria. Hombres insensibles, carentes de amor por sus naciones.


Ya basta de tener apátridas dirigiendo los países de la América indígena. No queremos más Cachorros del Imperio, líderes de papel, que no conocen la verdadera esencia de nuestros pueblos, que se arrodillan ante los poderosos, porque no saben ejercer sus rol de gobernantes con decencia. Hombres que han asumido esta tarea de la mano con las oligarquías locales y las empresas internacionales, todos, expropiadores de nuestros recursos y autores de la exclusión social crecida como valle inmenso en toda Latinoamérica.


“Escucho la pachamama voy entendiendo toda la historia, se encuentran fuertes raíces calando hondo en la memoria, y van pasando los años y como cambian esos imperios, nosotros siempre de abajo con el corazón resistiendo..Cuídate pirata Colón que ya se despierta la raza del sol, cuídate pirata Colón que ya se despierta la rabia del sol, cuídate pirata Colón que ya se despierta la raza del sol, mejor cuídate pirata Colon, ya se despierta ya se despertó”.


Cuídense piratas del Imperio porque desde el Sur nuestra Raza del Sol ya se despertó.

(*) Sociologa





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Carmen Arelis Contreras M. (*)


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