Fueron varias las victorias políticas que como Presidente conquistó Nicolás Maduro en 2013. Diríamos que una de las más contundentes, en términos de beisbol, fue el tubeyote conectado hace escasos días ante el equipo de la contrarrevolución, tubey materializado con la victoria demoledora del 8 de diciembre por un lado y el revolcón que dio a ese mismo sector en Miraflores diez días después cuando ejecutiva, caballerosa, gentil e inteligentemente escuchó a los pocos alcaldes electos en 75 municipios. Aclaramos: son pocos, pues, la Revolución obtuvo el resto de la diferencia que da luego de restar esa cantidad a 335.
En Palacio los recibió y durante cinco horas los escuchó y tomó nota. Durante cinco horas ellas y ellos hablaron. Durante cinco horas, algunos le dijeron Nicolás y otros Presidente. Y después de cinco horas el Presidente obrero esculpió la victoria que mencionamos antes, al dejar al descubierto que no toda la oposición municipal de Venezuela es golpista; que la mayoría lo reconoce como Comandante en Jefe; que –ampliamente- esa oposición solo desea trabajar por y con sus comunidades y que los fascistas carroñeros son unas dos o tres marionetas del imperialismo que aún son algo de referencia gracias al apoyo de medios de ultraderecha y de la teta dolarizada que chupan al Tío Sam. De paso, son los mismos que ahora integran la Comisión de Enlace que lanzaron al vicepresidente Jorge Arreaza para que hiciera seguimiento al resultado del encuentro: Antonio Ledezma, Carlos Ocariz, Gerardo Blyde, David Smolansky,
Miguel Cocchiola, Alfredo Ramos y otros de Puerto Ayacucho, Valle de la Pascua, Naguanagua y Lagunillas.
El diálogo de aquel día fue transmitido casi que en cadena nacional y hasta por Telesur, lo que garantizó que hermanos de otros países tengan el pulso verdadero de cuanto ocurre en nuestra tierra.
Sin mayor esfuerzo, Nicolás Maduro volvió a derrotarlos y como Chacumbele ellos solitos se echaron al fuego en vivo y directo.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
