Contra el poder

¿Y si Patricia es realmente culpable?

Cuando el Fiscal Isaías Rodríguez bautizaba su libro « Abril comienza en octubre » citaría un cuento que dibuja sin pretenderlo la triste realidad del que ve pasar ante sus ojos los cambios históricos de una era, sin percatarse de ello. Por muchos años, en la justicia venezolana era un chiste hablar de la autoría intelectual de un crimen, pues tal frase significaba que jamás se sabría el nombre de cualquier culpable, de cualquier delito. Sin embargo, por primera vez en la historia jurídica venezolana se darían unos pasos más allá, que todavía no es el final del camino, en el proceso jurídico posterior a la frase “buscaremos a los autores intelectuales”. La imputación a Patricia Poleo, entre otras personas, independientemente de que sea culpable o no, nos sugiere que el debate jurídico de un horrendo crimen fue más allá de lo que estábamos acostumbrados. Que diferente hubiese sido la historia venezolana, si en otros sucesos, como el asesinato de Delgado Chalboud, por citar un ejemplo, los autores intelectuales fuesen por lo menos imputados. Pero como en el siempre de nuestro pasado reciente, la autoría intelectual quedaría para las teorías de analistas y periodistas.

El mundo quizás solo cambia para quien perciba los cambios. ¿Quién habría de imaginar a un gobierno norteamericano sostener una dura lucha política para concretar modelos económicos en América Latina?. Joseph Stiglitz define los felices años noventa como la semilla de la destrucción, la década más próspera de la historia como causa de la crisis económica actual. Pero ese modelo económico es descubierto como un macabro plan de dominación, el cual se sustenta en un complejo andamiaje de mentiras. El análisis de Stiglitz coincide hasta con las profecías del Papa Juan XXIII, Angelo Roncalli, quién anunciaría una rebelión de los pueblos del sur ante la dominación económica de Estados Unidos: “Y el mundo entero se insubordinará contra el juego de los poderosos, la secreta hermandad de los grandes que tramaba la esclavización de los pueblos. Los escasos jefes honrados se unirán y los culpables serán derrocados”. Sin ocuparnos de las profecías y los análisis económicos, descubrimos en lo político, en lo económico y en lo jurídico se tejen nuevas realidades, y la sociedad debe aprender a percibirlas por duras que éstas sean. Nace una nueva realidad en el ambiente jurídico venezolano. Y los dueños de los medios, incluyendo muchos periodistas cierran los ojos para no ver ¿qué sucedería si Patricia Poleo es culpable?. Parece más cómodo y fácil dudar del Fiscal, porque al final de cuentas, su error no cambia nada. Sería como vivir una vez más, la frase vacía de “castigar a los autores intelectuales”. Si Patricia Poleo es culpable, no sólo estamos ante una persona enferma y desquiciada, sino ante una ruptura con la inocencia del venezolano, que sólo se atreve a ver tanta maldad en el delincuente de barrio. El miedo a ver lo cruel que podemos ser, nos ciega ante cualquier hecho que nos obligue a cambiar nuestra forma de pensar. Ser prófugo de la justicia parece no significar ni siquiera que alguien no cumple su palabra de dar la cara. Ser ciego por el miedo es negarse a enfrentar cualquier verdad que amenaza con destruir las columnas que sostienen lo que creemos ser, y no somos. Al fiscal Rodríguez se le recordará por haber llegado más allá del “buscaremos a los autores intelectuales”, de haber prendido el avispero en un momento en el que debemos decidir si vivimos con principios o en barbarie. Pregúntese amigo lector, ¿cómo vería usted al país si Patricia Poleo es realmente culpable del asesinato de Danilo Anderson?

davidjavier18@hotmail.com


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David Javier Medina


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