El año que culmina ha sido efectivamente, muy singular puesto que nos deparó la peor y mas dolorosa tragedia y nos dejó las más duras y encarnizadas luchas, pero como contraparte un inolvidable resultado con tres victorias definitivas, para convencer al pueblo y dar al traste con los aviesos planes de la fascista y golpista derecha que calculó mal su proyecto al pensar que con la partida física del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, había llegado el fin de la revolución bolivariana y de las conquistas del poder popular.
La tragedia más dolorosa fue la que presenciamos aquel 5 de marzo a las 4:25 de la tarde, cuando la vocería del gobierno revolucionario a través del Ministro del Poder Popular para la Información, periodista Ernesto Villegas, anunciara al país el deceso del Comandante Líder de la Revolución Bolivariana, que venía librando una batalla contra la parca, desde hacía meses y que tuvo su punto crítico y desesperanzador, cuando el propio comandante, un 8 de diciembre de 2012, se presentó en cámara de la TV nacional y mundial para con mucho valor y entereza anunciar que se sometería a una nueva intervención quirúrgica, en la Habana Cuba. Como en un acto premonitorio pidió a su pueblo, que ante cualquier circunstancia devenida, no permitiera que los enemigos de la revolución se aprovecharan de ella para revertir el proceso bolivariano, para lo cual pidió..¡Unidad..Unidad y más Unidad!. E igualmente que en caso que su ausencia de la presidencia de la república a la cual había sido reelecto con amplia mayoría, fuese irreversible, que eligieran a Nicolás Maduro, como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Fuimos muchos, los que muy a nuestro pesar, para lo más profundo del alma entendimos que se trataba de la despedida del gigante, pero contra la cual continuamos luchando, porque no concebíamos que aquel arquitecto dejara la obra maestra de su vida sin pulirla y disfrutarla. Pero pudo más la tragedia que la fe del pueblo que oraba noche y día por su salud.
Mientras los patriotas, revolucionario que amamos a nuestra patria, bañábamos con lágrimas de coraje aquel infausto acontecimiento, los apátridas al servicio del imperialismo internacional, los fascistas golpistas montaron fiestas y reuniones de emergencia y hasta gobierno de transición nombraron en medio de la euforia de su onanismo mental, porque juraban que hasta allí había llegado la revolución socialista bolivariana.
Como siempre sub estimaron la capacidad de lucha del pueblo venezolano, su conciencia y su indoblegable voluntad para enfrentar la adversidad. Fue su perdición, pues en medio del dolor de la pérdida del máximo conductor, del padre de la revolución, el pueblo reaccionó y le cumplió apoyando su último deseo: Nicolás Maduro Moros, fue electo presidente constitucional de la república. En medio del dolor y lágrimas el pueblo salió a votar el 14A, para responder merecidamente al Comandante Eterno. Ya había pasado la prueba de acompañar al camarada obrero, en una atípica campaña electoral, donde en quince días debía ganar las elecciones a quien llevaba dos años en campaña electoral, con el apoyo incondicional de la canalla mediática nacional e internacional, más los dólares imperialistas que recibía por millones para su vil empresa, como era la entrega de la patria y la represión y exterminio contra el pueblo chavista, como lo demostró cuando el 14 de abril desconociendo los resultados del proceso libérrimo y democrático, cuando llamó a sus huestes a “Drenar la arrechera en la calle” contra quienes le habían derrotado. Este acto criminal, dejó como saldo doce muertos entre ellos un niño y una niña de doce y trece años respectivamente y cientos de heridos, así como bienes del Estado destrozados, por lo cual dicho sea de paso no ha pagado este enemigo de la patria.
Como continuación del programa de violencia para Venezuela, los mismos actores de la derecha fascista desataron una feroz campaña de deslegitimación contra el presidente electo, a quien vilipendiaron catalogándolo de analfabeta y despectivamente le llamaban el obrero, autobusero, que había ganado con fraude. No contento con ello, abrieron otro frente; en esta oportunidad con dos objetivos, sembrar el sentimiento de odio hacia los hermanos colombianos y profundizar el proyecto de deslegitimar al recién electo, primer magistrado nacional, al acusar a Maduro de ser un agente de Colombia, infiltrado en la política nacional y violentando la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, hacerse elegir presidente.
Fracasadas todas sus tretas, entonces quisieron hacer del proceso de comicios municipales, un arma golpista, al proclamarlo como plebiscito, para sacar a Maduro de la presidencia y se fueron a fondo con esa campaña, recurriendo a la actividad criminal de quitarle la comida al pueblo y el derecho de acceder a bienes y servicios mediante el acaparamiento y la especulación bestial, que fue más allá del latrocinio.
Aquí la caída fue más aparatosa, que la de diciembre de 2012, donde de 23 gobernaciones en disputa apenas si ganaron tres, por cuanto amen de perder el 70 por ciento de las alcaldías y ser barridos en la elección de legisladores municipales, también fue aplastada la guerra económica puesta en ristre para buscar la rebelión popular y defenestrar al primer presidente chavista.
En esta batalla una vez más se demostró que la Unión Cívico Militar, que sirve de sustento a la revolución bolivariana, es cada día indestructible, lo que aleja las posibilidades de la vuelta al poder de la derecha fascista y pro norteamericana. Por eso al final de esta reflexión podemos afirmar sin temor a equivocarnos que: Culmina un año de dolor, lucha y victoria.