¡Qué tal, camarada! Saludo formal de esperanza por un 2014 que será próspero basándome en las acciones de un gobierno bien revolucionario gracias doblemente a Chávez, por planificar y concientizar toda una política nacional y por nombrar a maduro como conductor de dicho programa.
Bien. Aunque latinoamericano, y mundial en muchas ciudades, es gravísimo el asunto de la inseguridad por excesos de delincuencia. Desatada, pues. Digo excesos porque, como otras situaciones humanas como drogadicción, corrupción, etc., son sumamente difíciles de superar por completo. Bastaría con reducirlos.
No volveré a recordar detalles de los orígenes de la masiva delincuencia en Venezuela, salvo que fue producto del descuido democrático que por años nos aplicaron en la IV: abandono a las provincias con el consabido éxodo hacia donde buscaron oportunidades y generaron los cordones de marginalidad con sus angustias y miserias en las ciudades, hoy en atención permanente, pero cuya superación será muy lenta.
Como una síntesis de mi vieja proposición para solucionar el problemón de la delincuencia –y solicito disculpas por lo extenso ya que pienso lo amerita– en complementación a las varias acciones y esfuerzos gubernamentales, recordaré que la baso en la participación de las comunidades en todos en sus sectores.
Parto de que todos los habitantes de una comunidad conocen a los delincuentes con sus actuaciones detalladas: asesinos y matones del barrio con número de muertes, jefes de bandas y sus integrantes con récord de asaltos y atracos, capos de drogas, vendedores y mulas y métodos de venta (casa tal, bar tal, discoteca tal, etc.)
Muchos casos vemos donde mencionan que “x malandro” es solicitado por un amplio prontuario delictivo, 9,10, 11 casos de homicidios, robos, secuestro, violaciones, etc. Cuando atrapan a alguno la ley, y el beneficio de la duda, exige que no se le vea el rostro. Antes se cubrían con su misma camisa ahora es con una elegante capucha del CICPC.
Aquí van dos propuestas: una vez que un “c. de su m.” es juzgado culpable, y encarcelado, sí debería mostrarse su rostro y que sus amigos sepan que guarda cana como les tocaría a ellos para que los vea todo el barrio, toda Venezuela, con desprecio.
La otra: deberían sacar los rostros de los ladronazos a los que llaman acaparadores, explotadores inmobiliarios, traficantes de drogas y lavadores de dólares, o de los banqueros explotadores, de los corruptos privados o del Seniat o de donde sea y, a lo mejor, se contribuiría a que se cuiden otros.
También deberán cuidarse sus familias que andan pegados de los billetes, y los disfrutan juntos, sin saber cómo los obtienen.
Que los familiares conscientes les exijan a sus parientes y amigos que expliquen, comenten, informen de dónde sacan para vivir de manera dispendiosa: Camionetotas, carrotes, lanchotas, quintotas, equipos de sonidote, viajaderas por todo el planeta, etc. y si no que se atengan a salir ellos también en las páginas, escritas y televisivas, y en los centros comerciales.
En el caso de los que tienen prontuario y no los han atrapado nos permitirá, además, reconocerlos en las calles y denunciarlos. No sólo nosotros, sino las policías.
Cada patrulla, motorizado, etc. debe cargar un listado con fotografías de los malandros buscados. Y de las placas de los carros solicitados.
Dirán que lo que propongo es ilegal, va contra los derechos humanos, pero más arrecho es que asesinen a un inocente, o a muchos.
Sabemos que en las barriadas por solidaridad, por miedo, etc. no los denuncian. En especial por lástima con sus mamás, sus abuelas, quienes los acogen maternalmente.
La propuesta define que los vecinos los denuncien, inclusive los mismos familiares, pero a conciencia de que estarán en “sitios especialísimos para su recuperación”.
Ah, y de jóvenes preadolescentes y niños (hasta ahí la influencia de malignidad, apoyada en la pérdida de valores) ya que a estos los van incorporando a delinquir, y ellos, los chamos, para regocijarse en la aceptación de la pandilla, aceptación de los mayores, de los líderes negativos, muchas veces son más lanzados, más audaces y más sanguinarios.
No nos extrañe que el caso de la hermosa Spears y su esposo sea un acto de sicariato, empleando en la banda a dos menores que se ensañan y disparan a mansalva que ni idea tienen de quiénes los contrataron.
En anterior artículo exigí mayor vigilancia vial, permanentemente.
Ese caso es bien pelúo. ¿Y si se trata de un caso premeditado con unos personajes públicos, de importancia nacional e internacional, para descalificar a un gobierno que está adelantando un complejo proceso de paz?
Todo cabe entre las inmundicias de una derecha absurda, y en especial de gobiernos de USA acostumbrados a realizar actos locos para justificar sus bajezas futuras.
Entonces, bien lejos y al olvido las actuales cárceles, universidades del delito. Salvo cárceles de extrema seguridad para los incorregibles, que los hay a montones. Y que se establezca, por complicado que sea, un sistema que evite, evite no, que reduzca el delito dirigido desde los penales.
Debo insistir en que deben realizarse test psicológicos, por equipos de profesionales especializados, para conocer el comportamiento de todos los funcionarios de los recintos penitenciarios.
Y pruebas psicológicas a todos los funcionarios públicos en las diferentes ubicaciones y niveles del Poder Ejecutivo y…, como lo he planteado, a todos nosotros para medio conocernos, lo que evitaría grandes problemas y menores, también. Hasta en los hogares.
Y a todos los delincuentes desde la primera detención, chamitos inclusive.
Y cámaras y micrófonos por todas partes. Control de vehículos conexos a los centros de reclusión por satélite.
Aun cuando suene a abuso (al coño con las opiniones) vamos a implementar el uso de “detectores de mentiras” ¡y ya!
Con todo los esfuerzos de Iris, sigue el peo en las cárceles –en lo personal he escuchado, igual que muchos, cuentos de cuentos–, y lo intenso de los mecanismos de “poder interno”, según, lo conocen las autoridades hasta de los más altos niveles.
¿Por qué no actúan contundentemente?
Bueno, en los sitios que propongo de recuperación, construidos y acondicionados según edades y calificación delictual, prevalecerá que sean psicológicamente tratados, con el afecto que no tuvieron en su abandonada infancia y adolescencia. De pronto se contaría con las religiosas, las monjas (y curas buenos), y gente de buena voluntad bien preparada, hasta estar aptos a su reinserción en la sociedad.
Y serán sitios bien ordenados y ambientados para una buena calidad de vida durante el proceso. Y con permanentes controles posteriores hasta su completa normalización.
Quiero complementar esta proposición publicada hace unos meses esperando que puedan estar de acuerdo conmigo, mejor si lo evalúan los responsables directos, y si no, por favor, no olviden en mi caso, que “errare humanun est”.
Primero, de las tantas maneras como el gobierno revolucionario viene atendiendo dicha problemática con el mejoramiento de los penales, llevando cultura, deportes, etc., que se exija al Poder Judicial que mejore la eficiencia.
Tal vez emplear varios jueces por caso para evitar parcializaciones o amañamiento de juicios, agilización (tablas que tengan tipificados los detalles de cada delito) y publicación permanente por Internet del estado de cada juicio, salvo a los que en verdad aplique lo del secreto sumarial.
Incluyo acá una propuesta para crear una TV JUDICIAL, donde se informe del progreso de todos y cada uno de los casos. Y que revisemos los tiempos de investigación, acusaciones y defensas, declaraciones. Casos juzgados. Estadísticas. Sitios donde serán recluidos, etc.
Selección de jueces con votación colectiva por el pueblo televidente, participativo y protagónico, por encuestas. Control de sus actuaciones
Ahora espero que esta próxima propuesta no la consideren como antiderechos humanos, sino que es producto de la desesperación colectiva que se ha desatado debido a la inseguridad personal.
Bien. Sabemos que cuando alguien se salta las leyes en grandes proporciones como asesinatos, reiterados robos, violaciones de menores y/o ancianas, etc., vulnerando los Derechos Humanos de cientos de algunos compatriotas, pierde los privilegios que el vivir en sociedad, respetando, representa.
Son causa de conflictos, de tráfico de variado tipo, según hemos escuchado, etc., con sus respectivas raras excepciones, claro, y como a los penados no los aíslan de sus afectos, quienes, de paso, no los cuidan mientras están libres delinquiendo, sino que “la cárcel los une”, estimo que las visitas de familiares deben ser reducidas al máximo.
Es un privilegio que también se pierde, es opinión contraria a la de muchos, y por lo que se evitarían esos desórdenes (que se prestan para todo) en cada cárcel.
Leí que muchos tuvieron visitas con permanencia desde el 22 de diciembre hasta, no sé, el 4 de enero, creo. ¿Y entonces?
Por otra parte, nos preguntamos por qué esas mismas abuelas, madres, esposas, concubinas, hermanas, primas, tías –porque vemos más mujeres en las visitas– no se preocuparon e hicieron alguito, o algote, por evitar el delinquir de sus “queridos” nietos, hijos, maridos, concubinos, empates, sobrinos, etc.
Aunque sabemos que algunas sufren en silencio, otras, por el contrario, fueron cómplices, por lo menos aguantadoras, como llaman a los que esconden artículos robados.
O cómplices ante asesinatos. O por esconder armas de todo calibre, o drogas, etcétera. Que me disculpen las preocupadas y hasta víctimas.
Exceptuando casos, nada justificados, como asesinatos por respuesta emocional incontrolada, no premeditada.
Los especiales barrios de las ciudades, llenos de su folklore, de historias, poesía e ilusiones, se ve alterado por unos cuantos negadores de las libertades y del buen vivir. Necesario, como dice el presidente Maduro, pacificarlos. Dignificarlos.
Para ello se le ha solicitado a todos los venezolanos y venezolanas incursos en delitos, que reciban la mano extendida de Maduro para alejarse, aunque sea poco a poco, de los malos caminos.
Los queremos vivos, útiles a ellos mismos, a sus familiares y a la Patria.
Mientras, contra los alzados, debemos emplear la policía secreta, encubierta, disfrazada, infiltrada. Reclutarlos entre las personas sanas y serias de los mismos barrios con la protección total de su condición. Que nunca se sepa de su labor, incógnitos por siempre, salvo por uno o dos altos jefes de los cuerpos policiales o militares.
Entonces, además de continuar con la fuerte campaña antidelincuencial y aplicar –si vale– mi propuesta para la recuperación que mencioné, habrá que legislar –tomando en cuenta la participación comunitaria que velará por su cumplimiento- para que todos los cómplices, familiares o amigos, en mayor o menor grado, tengan penas proporcionales a su participación y al tipo de delito.
Entre otros, trabajos comunitarios, imposibilidad de visitar a quienes mataron y enlutaron hogares, a los que angustiaron a familias enteras con asaltos y robos a viviendas, a sus vehículos, o produjeron traumas y tristeza por la vejación por violación a menores o ancianos. ¿Derechos Humanos?
No destaco la soterrada complicidad de los familiares en los secuestros porque son más elaborados y creo que ocultados.
No sé si medio me expliqué porque es un tema muy delicado. Y porque de una tragedia delincuencial grupal, con influencia externa muy negativa, pasa a ser un problema “familiar” de unas personas que ven a sus niñotes, a sus papis maltratados aun cuando contribuyen a llenar las morgues y, para más vainas, se convierten en alimento del terrorismo mediático.
Propongo que nuevamente se realice un Censo unido a un nuevo Catastro, en las comunidades populares.
Un censo, elaborado por cada comunidad con asesoramiento del Instituto Nacional de Estadística, INE, y apoyo de la FANB, dónde específicamente los habitantes, en especial que los jóvenes, muestre sus constancias de trabajo con una planilla modelo elaborada por empleadores y selladas, hasta los buhoneros por las alcaldías.
Cada comunidad conoce a cada familia. Todos se conocen y no fallará el Censo.
O la constancia de estar estudiando en los distintos centros. De ahí obtendremos los desocupados en distintas áreas. Se escapará alguno.
Y el Catastro para ubicarlos en las viviendas, esto se realiza con apoyo satelital del Instituto Geográfico Simón Bolívar.
Otro detalle, ¿por qué no copiamos lo que aplican en algunas de las otras ciudades del mundo, lo vemos en las películas y en documentales, que forman parte de una acción preventiva y/o acusatoria, como es dotar de cámaras que captan sonidos y graban, fijos en los vehículos policiales, en las vestimentas de los propios agentes?
Y lo extendemos a la vigilancia de tránsito en las tres versiones, terrestre, aire y mar.
La finalidad, como se puede entender y se sabe, es para chequear procedimientos tratando de reducir los abusos, la lenidad y el matraqueo que dicen se utiliza.
Para reducir (recuerden que nada se elimina), para reducir asaltos y secuestros en los vehículos conformar un gran sistema de comunicaciones directas con micrófonos en autobuses, busetas, taxis, en los camiones de transporte y en general en autos particulares. Con centrales de control sectorizadas y de respuesta inmediata. Hasta cámaras con micrófonos, que son pequeñitas, imperceptibles.
Creo que ya el gobierno implementa algo como esto.
Todos los vehículos controlados por satélite, no como un lujo sino como una respuesta al agobiante mundo del delito, por algunas bandas y por unos que otros delincuentes que actúan aisladamente.
A los taxistas les financiamos sus equipos preventivos o justicieros.
Hasta sirenas que activemos cuando apenas ocurra o vean que ocurra un delito y alerte a todos los usuarios de las vías.
¿Qué es costoso? Costoso es el luto en el alma, o la arrechera en el corazón o la angustia familiar cuando roban, asaltan, secuestran o asesinan a algún pariente o amigo.
Por cierto, en las patrullas no hemos visto instaladas computadoras con pantallas que faciliten la identificación de vehículos denunciados, placas, marca y color, etc., porque en muchos robos, cuando se investigan aparece involucrado un vehículo robado.
Por decir, en un asalto en Cumaná apareció involucrado un carro denunciado robado en Barquisimeto.
Y las alcabalas, que con buena intención los gobiernos colocan a diario por todas partes, no cumplen con su cometido antidelitos –las estadísticas mundiales mencionan sólo un 3% de efectividad– que cambien de horarios para las noches y madrugadas que es cuando proliferan los malandros, que sí conocen su trabajo y no van a pasar armados o a llevar droga a plena luz; no, esperan la oscuridad o, mejor, a que llueva, donde todos estamos guarecidos.
La vigilancia debe ser móvil, y móvil con orden y control (si satelital mejor). A veces hay un hecho delictivo, o un choque fuerte, y pasa uno o varios policías en moto, o en patrullas, ven y siguen como si nada.
Y la evaluación permanente de los policías, con apoyo de la comunidad. ¿Será posible fortalecer, si la hay, la Oficina de Asuntos Internos de las Policías, encargados de observar e investigar los comportamientos y la actuación de los miembros de esos cuerpos?
Ni siquiera cuentan con suficientes perros antidrogas (sabemos que es costosa su manutención, pero sería una inversión social) que deberían vigilar desde los colegios –al azar si no hay muchos perros– hasta las discotecas y restaurantes, especialmente los de lujo, donde cuentan que siempre van algunos “señorotes” a consumir su coca disimulada y elegantemente.
He propuesto evaluar la posibilidad de “adiestrar a los perros callejeros”, resolviendo dos problemas: callejeo y delincuencia. Menos mal que ahora es parte de la Misión Nevado (que propuse hace unos años)
Ah, y las avenidas y paseos y parques con cámaras por todas partes que sirven, además, para atender los problemas de tránsito terrestre. Vigilancia total.
Unos pensarán que soy un idealista, otros que un nazista o un anti derechos humanos de los delincuentes y sus víctimas, no sé, pero tenemos que hacer mucho.
Ah, ya sé, también dirán que ya se inventarán las trampas y los trucos para evadirlo, pero seguro que se reducirá la delincuencia en un alto porcentaje mientras que sigamos tratando de educar y revertir la situación que por años generó el desequilibrio social y sus antivalores.
En cualquier caso en eso se basa la Revolución bonita hacia el socialismo que apoyamos y defendemos, aunque se arrechen los escuálidos.