Uno de los argumentos más utilizados por los contrarrevolucionarios en defensa del capitalismo como sistema político, es el de la supuesta capacidad de este modelo para la generación de empleo masivo, con lo cual se trata de dejar sentado que el socialismo, como alternativa directa, propiciaría lo contrario, es decir; desempleo, miseria y exclusión.
La idea de esa supuesta capacidad del capitalismo para la generación de empleo surge del aquel fenómeno de expansión empresarial que tuvo lugar en Europa, y buena parte de América y de Asia, durante los años de la post guerra, a partir de los cuales el mundo se volcó a la recuperación del parque industrial que en su casi totalidad o había entrado en recesión o había sido orientado a la industria armamentista.
El crecimiento simultáneo de aquel inmenso parque industrial convenció al mundo de que la empresa privada era la instancia generadora de empleos por excelencia, porque, precisamente por su condición incipiente, no era fácil apreciar para entonces el carácter discriminatorio que le es tan propio.
Hoy, es innegable que la empresa privada no sólo es la mayor generadora de desempleo en el mundo (entre otras razones por el avance de las tecnologías de las cuales dispone y en virtud de la cultura de fusiones corporativas que priva en este principio de siglo), sino que es la instancia menos comprometida en la búsqueda de soluciones eficientes a ese drama de pobreza creciente que amenaza hoy la humanidad.
La empresa privada, por su propia naturaleza, no puede ser solidaria en contra de la exclusión social que lleva a tanta gente a poblar los cordones de miseria de las grandes ciudades, porque ella misma es, en esencia, un factor determinante en la privación de educación, vivienda o posibilidades de trabajo para la gente, cuando impide el acceso a su plantel laboral de aquellos que no posean títulos académicos ni experticias comprobadas que respondan a las crecientes y complejas exigencias del mundo laboral moderno.
Si no es el capitalismo, entonces ¿quién genera la inmensa miseria que prolifera hoy en el mundo, si es el capitalismo (que no el socialismo) quien prefigura el orden económico del planeta? ¿Por qué los capitalistas hablan de responsabilidad social solamente cuando aparece una propuesta humanista que en verdad toma en cuenta al individuo como tal?
La diferencia está ahí.