La segunda faceta de la ofensiva que contra la Guerra Económica libra el Gobierno nacional, arrancó el fin de semana tal y como estaba previsto. Pero cuando muchos creíamos que las inspecciones irían de negocio en negocio, como sucedió a finales del año pasado, fueron las instalaciones de los puertos los seleccionados para recibir las visitas fiscalizadoras de los funcionarios y funcionarias encargados de velar por los derechos de Juan Bimba. O sea, los suyos y los míos.
Y ¡vaya sorpresa! (prefiero llamarlo así para no denominarlo de otra manera): quienes chequeaban descubrieron una cantidad respetable de contenedores, tanto en La Guaira como en Puerto Cabello, con mercancía que nunca fue retirada por quienes ordenaron su importación, transacción que –claro está- fue ejecutada con dólares de los baratos, es decir a 6 bolívares con 30.
El hallazgo de por sí, es importante pero escandaloso resulta que dentro de los containers fueron ubicadas toneladas y toneladas de comida y medicinas con fechas de expiración vencida. Estamos hablando de la pérdida, enorme, de insumos alimenticios y de salud que teóricamente llegaron a las costas con destinos a farmacias y mercados con el supuesto propósito de satisfacer las necesidades de Juan Bimba (o sea, usted y yo) en dichos rubros.
¿Escandaloso? ya lo dijimos, pero más que eso, es una patada a la confianza puesta en los administradores de los bienes el Estado; a la Revolución misma y claro, al pueblo venezolano.
Ojalá podamos conocer el chisme completo. Eso significaría que además de la detestable acción antipatriota, logremos saber quiénes estuvieron detrás de ella; nombres de las empresas y cuántas divisas recibieron estos ladrones (o ladronas), incluyendo al que trajo una lavadora de cuarta mano registrada como si de jarabe se tratara.
¡Chávez vive…la lucha sigue!