La política es esencialmente humana y tiene espiritualidad. La sola acción de ocuparnos por resolver las situaciones que nos procura el bienestar y la felicidad junto a los semejantes nos aproxima a la actitud espiritual de la política. Nadie alcanza los bienes materiales y afectivos de la vida sin el intercambio social con los demás. Somos por naturaleza seres sociales de estirpe popular y comunitaria.
La inserción social dispone de una capacidad para convivir y compartir con nuestros prójimos. Las relaciones en la vida social, en el trabajo y la economía, en la comunidad y la familia, requieren del encuentro, el dialogo, la solidaridad y el acompañamiento para lograr los intereses y fines comunes.
También están presentes en estas realidades las contrariedades y disentimientos, los debates, las confrontaciones e inevitablemente los conflictos de distintas intensidades. El socialismo bolivariano construye su referencia moral y ética en este momento histórico del siglo XXI. Es una cimentación heroica de un pueblo consciente de sus poderes creadores para construir y sostener el proceso de cambio en la sociedad venezolana. En estas últimas décadas el pueblo bolivariano ha asumido una actitud crítica, reflexiva y proactiva para definir sus principios y valores rectores de la vida nacional.
La Constitución Bolivariana es producto de ese esfuerzo colectivo. Más allá de la materialidad que nos exige la vida en sociedad, existe un conjunto de representaciones mentales, cognitivas, sensoriales y espirituales que conforman los sistemas de ideas, creencias y valores que legitiman la gobernabilidad de la revolución bolivariana, no sólo en el ámbito electoral, igualmente en la espiritualidad de los venezolanos en todo su contexto.
Es necesario aclarar que espiritualidad no significa sacralizar e identificar el concepto a religión alguna, más bien es respetar las creencias insondables de una nación creyente y no atea como el pueblo venezolano. Existe un legado espiritual de nuestros ancestros indígenas, afro y euro descendientes que sincretizan distintas creencias y místicas religiosas.
La Revolución Bolivariana es profundamente humanista, cristiana, patriota y chavista. Actualmente los cambios se iluminan con la revolución bolivariana, en la posibilidad de enriquecer nuestra espiritualidad con una nueva ética política por la paz y la vida; en el cuidado del ambiente, la salud, alimentación, educación y vivienda; la igualdad social en justicia y derecho y distintas expresiones de las artes y la cultura en general.
Jesucristo Redentor de los pueblos, El Libertador Simón Bolívar y el Comandante Invicto Hugo Chávez son nuestros referentes espirituales que nos alimentan la condición revolucionaria como ciudadanos exigidos por nuestros semejantes; especialmente en la dignificación de los más pobres, en el honor y amor a la patria, y todo lo que representa La República Bolivariana de Venezuela y sus desafíos en un mundo cambiante y globalizado. Venceremos.
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