Pienso y es una opinión muy particular, que es muy importante plantearse muy en serio esta pregunta y responderla. Es muy importante, porque al respondérnoslas, se tiene muy claros los riegos que los venezolanos y venezolanas corremos, independientemente de nuestras preferencias políticas e ideológicas.
Una posible respuesta a esta interrogante, debe considerar efectiva y realmente en qué medida Venezuela ha cambiado desde la perspectiva del sistema que nos ha venido dominando y qué modificaciones se han producido en la realidad. Entender estas dos situaciones nos ofrecen razones observar la nueva cara más violenta que muestra la derecha hoy y su esfuerzo de intentar por cualquier vía, romper el curso de este gobierno.
Desde la perspectiva del sistema no hay cambios sustantivos. Los análisis que han hecho especialistas en el área económica que militan en este lado del proceso han insistido que hoy continuamos siendo un país donde domina la lógica capitalista. Los capitalista anti-proceso y pro-proceso han logrado con el concurso del estado y la renta han logrado multiplicar sus ganancias. Siendo así, es cuesta arriba intentar justificar las acciones de hoy y de ayer de la derecha, bajo la idea de una afectación de sus intereses.
Los sucesos de estos días, pero especialmente los del 12 y 13 de febrero, nos dan lugar para explicar su trajinada idea de una dictadura. Es una matriz impuesta por ellos que nada tiene que ver con la realidad. Ninguna dictadura, desde Pérez Jiménez hasta Pinochet ha sido tan contundente en la demostración de un perfil “blandengue”. Así que por ahí, tampoco puede justificarse los intentos de desestabilización que ha intentado la derecha.
Tal vez lo que no tolera esta derecha y por eso estamos calificándola de fascista, es el esfuerzo que hace el gobierno por remediar y atender los profundas desigualdades sociales que promovieron desde 1958.
No entro a un análisis o consideración conceptual, sobre lo qué es el fascismo. No pretendo eso; sin embargo, el comportamiento político del fascismo se deja llevar por tres factores: Violencia, odio y racismo. Desde que se instaló el proceso en 1998 en Venezuela, la actuación de la derecha toda ha estado justificada básicamente por el odio y el racismo. La violencia, es un elemento que siempre ha estado presente, pero últimamente se nota que esa violencia ha estado más sistematizada y se ve que esta nueva cara de la violencia mostrada por la derecha proviene de un proceso de entrenamiento.
Odian que millones de venezolanos y venezolanas tengan una oportunidad. Al odiar un esfuerzo por hacer más iguales, muestran su racismo y frente a la derrota en muchos procesos electorales; el odio y el racismo se hacen más intensos y alimenta el nivel de violencia que hemos visto en estos días.
Decir que la derecha venezolana es fascista no es una calificación apurada. Es un hecho que nos advierte a todos y todas (incluyendo a sectores de la oposición) de los riesgos que hoy corre Venezuela.
