Luego de reinar durante más de 60 años como amo y señor del llamado “sistema interamericano” que tiene en la Organización de Estados Americanos, OEA, su instrument político fundamental, se hace evidente el declive irreversible de la I nfluencia determinate delos Estados UYnuidos de América en esa organización regional, lo cual coincide, paradógicamente, con la pérdida de representación de esa organización que, pese a ello, mantiene en su seno todos los Estados de América Latina y el Caribe y el Norte del continente, except la República de Cuba.
Los sensibles cambios en el comportamiento político de esa organización multiestatal se entienden como la consecuencia inevitable de las transformaciones que desde la llegada al Poder de la Revolución Bolivariana del Comandante Hugo Chávez se han venido desarrollando en los países de Nuestra América, con importantes victorias electorales y continuidad de gobiernos soberanistas, anticoloniales, latinoamericanistas y de Justicia Social, cuyas posiciones y alianzas en el seno de la OEA han venido fracturando la diplomacia hegemonista de los Estados Unidos que, mediante los halagos a los diplomáticos y el chantaje financiero y de la cooperación a sus gobiernos, doblegaba o neutralizaba las posiciones dignas de diversos gobiernos de la region.
En relación con lo anterior, existe un cambio significativo en la designación de los representantes de los Estados Miembros en el seno de ese foro regional porque, aunque no fuese visible tales decisiones, en la mayoría de los casos, los gobiernos recien electos se veían presionados por las embajadas del gobierno de los Estados Unidos con sugerencias e, incluso, propuestas de los representantes diplomaticos del gobierno de los Estados Unidos de América, para que fuesen designados como emabajadores en la OEA a viejos diplomaticos, dirigentes políticos y hasta empresarios, claramente comprometidos con las visiones hegemonistas usamericanas en América Latina y el Caribe, cuyo comportamiento a la hora de los debates y las votaciones en el Consejo Permanente, terminaban coincidiendo con la posturas del gobierno estadounidense o, asumiendo posiciones acomodaticias con omisiones dolosas en el esperado apoyo a países hermanos agredidos por la política imperial de Estados Unidos de América; situación claramente demostrada en los correos e informes filtrados por el portal Wikileak, del periodista australiano Julian Assangem, hoy refuigido en la Embajada de la República de Ecuador en Londres, por realizer tales revelaciones.
En la inevitable confrontación geopolítica que se viene desarrollando en el seno de la OEA entre los nuevos gobiernos soberanistas de América Latina y el Caribe, encabezados por los gobiernos del Comandante Chávez (QEPD) y el presidente Nicolas Maduro y, el gobierno imperialista de los Estados Unidos, se ha venido produciendo un realineamiento de países cuyos gobiernos son de diversos signos iedológicos, los cuales son cada vez más cuidadadosos a a hora de escoger sus representantes diplomaticos en la OEA, con el fin de evitar las presiones usamericanas y de sostener, con coherencias y firmeza, los acuerdos que se han venido desarrollando en América Latina y el Caribe dirigidos a profundizar el proceso de integración y unidad expresados en la conformación de ALBA, UNASUR y CELAC; los cuales superan y contradicen los viejos fundamentos “intreramericanos” impuestos por la triunfante potencia norteamericano en la Conferencia de las Américas de 1.948, que dió vida a la OEA y a todo el sistema de control neocolonial impuesto por los Estados Unidos en la region y que, en este momento histórico que vive América Latina y el Caribbe, ha entrado en fase de crisis terminal.
Confirma además, estos cambios estratégicos en la correlación de fuerzas geopolíticas en el continente americano, el que un Estado tan importante como los Estados Unidos de América, haya tenido que buscar el miserable papel de “mandadero” del gobierno neocolonialista de Ricardo Martinelli, presidente de la República de Panamá, para forzar un debate en el Consejo Permanente de la OEA sobre el conflicto politico promovido por la ultraderecha fascista venezolana, con el apoyo del gobierno estaounidense y la ultraderecha narcoparamilityar colombiana del expresidente Alvaro Uribe Velez, sin haberse asegurado antes del debate y, especialmente, de la votación de la resolución, que no serían humillados por una derrota tan aplastantemente (29 a 3), dejando en evidencia su definitive pérdida de dominio en ese antiguo “Ministerio de Colonias” en que la diplomacia yanky convirtió a la OEA.
Sin duda, el epílogo de este proceso de declive irreversible del control geopolítico de los Estados Unidos de América en la region lo constituyó la realización en finales del mes de febrero de éste año 2014, en la ciudad de la Habana, República de Cuba, de la Segunda Cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos de la Comunidad de Estados de Am,érica Latina y el Caribe, en la cual se confirmaron los principios de Autodeterminación de los Pueblos y la No Injerencia en sus Asuntos Internos, el Pluralismo Político y la declaratoria de la región como Zona de Paz; acuerdos que juntos a otros sobre la integración política, economica y social, excluyen a la vieja potencia imperial como centro gravitador de la vida política de la region.