Psicología de masas, colectivos y guarimberos

Después de dos procesos electorales luego del asesinato del Comandante Chávez, las elecciones muestran su incapacidad como herramienta de consenso político en Venezuela*. Ambas convocatorias, la de abril y la de diciembre de 2013, dieron la victoria electoral al gobierno, las cuales en circunstancias de equilibrio, hubiesen sido suficiente evidencia para obtener el beneplácito socialdemócrata. Pero a lo largo de este año hemos sufrido una suerte de “descompensación”, el voto dejó de ser el muro de contención que funcionó con relativa eficacia durante la 4ta y la 5ta República. Un importante sector de la población ha decidido desacatar el orden democrático.
 
En este escenario, las formas de participación de las clases populares en la vida política es un aspecto que merece especial atención.  El tema de la psicología de masas, es un instrumento imprescindible para dicho análisis, así que traeremos a dos de sus precursores para entender por qué, por ejemplo, dos bandos aparentemente distintos ideológicamente de estudiantes universitarios, aplican castigos crueles a sus prisioneros en disturbios de calle (1).  
 
Gustave Le Bon, médico, psicólogo y sociólogo francés, quien publicó en 1895 el libro Psicología de las masas (2), y Sigmund Freud medico neurólogo austríaco quien 26 años después publicó su ensayo Psicología de las masas (3).
 
Comencemos con el concepto de masas psicológicas de Le Bon:
 
“…La peculiaridad más sobresaliente de una masa psicológica es que: sean quienes sean los individuos que la componen, más allá de sus semejanzas o diferencias en los modos de vida, en las ocupaciones, en los caracteres o en la inteligencia, el hecho de haber sido transformados en masa, los pone en posesión de una especie de mente colectiva que los hace sentir, pensar y actuar de una manera bastante distinta de la que cada uno sentiría, pensaría y actuaría si estuviese aislado. Hay ciertas ideas y sentimientos que no surgen en los individuos, excepto cuando forman una masaLa masa psicológica es un ser provisional formado por elementos heterogéneos que se combinan en un momento determinado…” (4)
 
Como vemos la expresión masa desde el punto de vista psicológico, es un grupo de personas que al ponerse en acción, sus sentimientos forman un ser único. Más adelante Le Bon aclara que no porque mil individuos estén reunidos accidentalmente forman una masa psicológica, pero miles de individuos aislados, bajo la influencia de emociones violentas, como por ejemplo un gran evento nacional, los hace adquirir características de masa psicológica pues están dispuestos a sacrificar su interés personal en aras del interés grupal, social o nacional.
 
Un grupo heterogéneo en cuanto a clases sociales, raciales e intelectuales, puede en un momento dado comportarse homogéneamente, por ejemplo dentro de una masa psicológica puede haber un físico, un matemático, un zapatero y un buhonero y en situaciones de crisis, su repuesta no será el promedio intelectual entre ellos, no. Todos tendrán igual opinión, por estar bajo la influencia de las mismas fuerzas, sus aptitudes individuales serán desplazadas y no ejercerán resistencia interna. Eso es posible gracias al contagio de un sentimiento de invencibilidad donde afloran instintos, que si hubiesen estado solos, hubieran mantenido bajo control por miedo al castigo social.
 
Este primer concepto, nos da elementos importantes para comprender el comportamiento de la oposición. Hasta hace un año sus movilizaciones eran generalmente escasas. Pero desde el 12 de Febrero de 2014 las manifestaciones han cambiado: un sentimiento colectivo de masa psicológica, ha impedido su freno desde la táctica policial-militar del gobierno. Aunque inicialmente en las guarimbas y barricadas se congregaban jóvenes de clases medias y altas, junto a grupos paramilitares financiados por el empresariado nacional, hoy a casi dos meses de iniciadas las protestas, individuos de estratos sociales más bajos han hecho el “click” psicológico de masa, con sus enemigos de clase. Un sentimiento de invencibilidad los alienta de manera continuada e intensa a salir a la calle. La actuación violenta se ha instalado en la psiquis de los manifestantes.  Son las masas -y no los individuos- las que pueden ser inducidas a correr un riesgo de muerte para asegurar el triunfo de una idea. En el caso de la oposición la idea de fondo es borrar todo rastro de socialismo.
 
Pero del otro lado está el chavismo, que en esta fase de descompensación, se expresa a través de los colectivos. ¿Cuál formato de actuación están presentando? Nos hace falta introducir otro concepto de Le Bon, para responder esta pregunta. Este concepto es el de contagio: “…El hombre, posee una tendencia natural a la imitación, es una necesidad para él... Esta necesidad es lo que hace tan poderosa la influencia de lo que se llama la moda. Tanto si es cuestión de opiniones políticas, ideas, manifestaciones literarias, o simplemente de vestimentas…Las masas son guiadas por ejemplos y no por argumentos. En todo período existe un pequeño número de individualidades que actúan sobre el resto y son imitados por la masa inconscientemente…”
 
Como vemos las ideas, los sentimientos, las emociones y las creencias poseen en las masas un intenso poder de contagio, el efecto de la imitación podría ser utilizado en sentido positivo revolucionario pero también en sentido negativo. Podemos  decir que los colectivos, lamentablemente, tienen como única influencia conductual en este momento, la de los cuerpos de orden público. La represión física utilizada como única herramienta para enfrentar el avance de los manifestantes opositores es imitada por nuestros grupos sociales. El vacío político está siendo llenado por las actitudes policiales en su fase más violenta. Los colectivos están siendo impregnados por una suerte de mentalidad policial que dista mucho de una propuesta política socialista.
 
Podemos categorizar la actuación política popular en dos bandos, uno capital-fascista y otro policial-capitalista. La única forma de estabilizar ambos bandos es con una fuerte actuación fascista militar de derecha o con una fuerte intervención socialista.
 
Citemos nuevamente a Le Bon: “…Pero hasta ahora, una nación jamás fue capaz de cambiar sus creencias sin quedar al mismo tiempo condenada a transformar todos los elementos de su civilización. La nación continúa este proceso de transformación hasta que da a luz y acepta una nueva creencia general. Hasta este punto, estará forzosamente en un estado de anarquía. Las creencias generales son los pilares indispensables de las civilizaciones; determinan la tendencia de las ideas. Sólo ellas son capaces de inspirar la fe y de crear un sentido del deber…Estas creencias y costumbres regulan los más pequeños actos de nuestra existencia y el espíritu más independiente no puede escapar a su influencia…”
 
Venezuela en esta situación de crisis puede colocar en combate nuevamente las ideas del sistema económico socialista. Ahora bien, ¿qué tipo de movilización es la que requerimos?, cómo trascender a la movilización pseudo policial? Veamos lo que nos dice Freud: “…es condición necesaria que entre los individuos exista algo común, que un mismo interés los enlace en un mismo objeto, que experimenten los mismos sentimientos en presencia de una situación dada…y que posean…la facultad de influir unos sobre otros. Cuanto más enérgica es esta homogeneidad mental, más fácilmente formarán los individuos una masa psicológica y más evidentes serán las manifestaciones de un alma colectiva…”
 
A nuestro parecer, el único interés común que permanece en el tiempo es: el  trabajo para la sociedad. No es un capricho de “los dogmáticos” pedir que las grandes, medianas y pequeñas industrias de alimentos, manufactura, servicios y comercio, que son a su vez las productoras de conciencia, estén en manos de la sociedad y administrados por el Estado Nacional. Ese tipo de economía  reforzaría la producción nacional pero también produciría conciencia, ideología socialista y el sentimiento en la masa de pertenencia a un todo, de alma colectiva revolucionaria.
 Algunos proponen que para construir el socialismo en Venezuela, es suficiente con preservar la propiedad estatal de la industria petrolera y de las industrias básicas, pero de ser así la conciencia colectiva seguirá regida por la lógica capitalista producida en el entorno de las pequeñas y medianas empresas que son las mayores productoras de conciencia egoísta o de conciencia “guarimbera”.
 
Freud también observó que una masa psicológica duradera además de ser homogénea en ideas, necesita de coerción externa y de un alto grado de organización. Como Freud no era un político sino un psiquiatra, escogió dos organizaciones que le eran propicias para describir las particularidades de su estabilidad en el tiempo: la Iglesia y el Ejército “…En la Iglesia y en el Ejército reina…la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe (Cristo en la iglesia católica, y el general en jefe, en el Ejército), que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad. De esta ilusión depende todo, y su desvanecimiento traería consigo la disgregación…”  
 
Freud sostiene que la Iglesia se vale del pensamiento de que Cristo es un bondadoso hermano mayor o una sustitución del padre. Este aliento anima a la igualdad de todos los fieles, pues todos son participes del amor de una especie de gran familia.
 
De forma análoga dice Freud, que en el Ejército desde el punto de vista de la estructura, cada capitán es el general en jefe y el padre de su compañía, y cada suboficial el de su sección. Esta necesidad de sustitución de la figura paterna que nos ha legado la familia autoritaria del capitalismo, hace que el socialismo en sus orígenes, necesite de líderes carismáticos capaces de conservar las masas en torno a ellos y por supuesto, en torno a la materialización de las ideas socialistas.
 
Pero un jefe no puede ser cualquiera, según Freud: “…es preciso que posea determinadas aptitudes personales. Deberá hallarse fascinado por una intensa fe (en una idea) para poder hacer surgir la fe en la multitud. Así mismo, deberá poseer una voluntad potente e imperiosa, susceptible de animar a la multitud carente por si misma de voluntad…”
 
En términos políticos podríamos resumir que para superar esta crisis de guarimbas, es necesario un jefe consciente de las necesidades de su tiempo histórico, que sepa que sin la superación del lucro empresarial no es posible que las masas revolucionarias permanezcan cohesionadas. Además necesitamos, ideología, economía socialista y un partido organizado. Con este trabuco estamos seguros que nuestros colectivos jamás volverían a parecerse a los estudiantes fascistoides.
 
 
Fuentes y pie de página:
 
*Un mes después de la muerte de Chávez, Nicolás Maduro fue elegido con una diferencia de 224.742 votos sobre Capriles con un equivalente a un estrecho 1,5% de los votos, dándole la victoria para el periodo constitucional 2013-2019. Posteriormente el 8 de diciembre de 2013 se eligieron a los alcaldes de los municipios de Venezuela arrojando una victoria gobierno electo obteniendo  240 de las 337 alcaldías es decir un 72% del territorio nacional, aunque los principales centros poblados quedaron en manos de la oposición.
 
(1) El 3 de abril en el marco de una marcha que se dirigía a la sede de PDVSA La Campiña desde la UCV, para reclamar por la escases y el desabastecimiento y ante la intervención de los órganos de seguridad del Estado para detenerla, varias situaciones irregulares se dieron en el interior de la casa de estudios. Por un lado estudiantes opositores  golpearon y rociaron de gasolina al estudiante de Derecho de la UCV, William Muñoz, afirmó que " me dieron tubazos en la cara,  2 o 3 de ellos intentaron defenderme, pero los demás me seguían golpeando…cuando llegaron los bomberos los estudiantes opositores rociaron también la ambulancia para quemarla”. (http://www.youtube.com/watch?v=ZUVfzrLVmes). Por otro lado estudiantes que parecían afectos al gobierno, golpearon y desnudaron a un rehén, lo cual fue captado por las cámaras de un corresponsal de la BBC (http://www.youtube.com/watch?v=-agj_YCzyOo)
 
(2) Gustave Le Bon, Psicología de las masas, Estudio sobre la psicología de las multitudes, Primera edición francesa: 1895 Buenos Aires – 2004
 
(3) Freud, Sigmund (1921) Psicología de las masas. Sigmund Freud Obras Completas Volumen I, pag 1140-1179. Editorial Biblioteca Nueva Madrid, 1948.
 
(4) Gustave Le Bon, El Hombre y las Sociedades 1881 – Vol II pág. 116.
 





 



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Rosa Natalia

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