No por casualidad, éste hombre formado en la Escuela Militar en los tiempos del predominio de la doctrina de la Seguridad Nacional impuesta por el gobierno de los Estados Unidos a las instituciones castrenses de Venezuela y toda América Latina y que encabezó la rebelión cívico-militar del 4F del 2002 en circunstancias de la descomposición irreversible del Estado en medio de la miseria material de la mayoría de la población y de quiebre moral de las élites económicas y políticas que la dirigían, supo sostener, aún en las perores circunstancias de su largo período de gobierno, como la amenaza de agresión del narco-paramilitar presidente de Colombia, Alvaro Uribe Vélez, la opción de Paz sobre la guerra porque como conocedor de la historia Patria y Universal y soldado, tiene plena conciencia del efecto destructivo de los conflictos armados y las terribles y duraderas secuelas humanas y materiales que tales hechos producen en los pueblos.
En el Preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que el Comandante Hugo Chávez Frías dio el ejecútese de Ley luego de su aprobación por la augusta Asamblea Nacional Constituyente y confirmada por el voto aprobatorio del pueblo soberano convocado a referendo democrático, incorpora la Paz como un valor fundamental de la Nación, uniéndola como propósito de la República renaciente, a la promoción de la cooperación pacífica entre las naciones , lo cual se confirma al disponer en el artículo 3 de la Ley Suprema como fin esencial la construcción de una sociedad justa y amante de la Paz, el cual se une con lo previsto en el artículo 152 que consagra taxativamente el principio universalmente aceptado de solución pacífica de los conflictos internacionales, disponiendo también, en el artículo 332 la creación de órganos de seguridad ciudadana, con el fin de asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos constitucionales ; todo lo cual confirma la base filosófica, ético, política y jurídica de un Estado fundado en el propósito irrenunciable de vivir y convivir en Paz consigo mismo y con el resto de los pueblos.
De allí que no puede sorprender a propios ni a extraño que a lo largo de los últimos difíciles años de gobierno bolivarianos, a pesar de la estrategia de desestabilización y confrontación violenta promovida por los sectores de la derecha golpista, hoy reforzada con la aparición de una corriente armada de naturaleza fascista, el Comandante Chávez primero y ahora, el Presidente Nicolás Maduro Moros, hayan resistido toda provocación de la derecha y de presión de grupos de la radicalidad política bolivariana, para dirimir nuestras profundas diferencias políticas y sociales por la vía de un conflicto armado generalizado, por cuanto ello destruiría todo el proceso de cambios democráticos y de Justicia Social construidos con tanto sacrificio y los avances que en materia de soberanía nacional e integración han alcanzado los hermanos pueblos de América Latina y el Caribe y, especialmente, porque tal decisión le daría el pretexto al gobierno imperialista de los Estados Unidos de América y algunos de sus socios de la región para lanzarse con todas sus fuerzas a la invasión al territorio sagrado de la Patria, apoderarse de nuestra riqueza petrolera y destruir a la Revolución Bolivariana; faro de esperanza de los pueblos de Nuestra América y la Humanidad.
Como siempre lo decía el Comandante Supremo Hugo Chávez Frías y hoy nos lo recuerda el Presidente Nicolás Maduro Moros, La Revolución Bolivariana es pacífica pero no desarmada, por lo que no puede existir duda alguna que, con base en la Constitución y la Ley, en caso de agresión armada extranjera o subversión armada de la derecha con el presumible apoyo del gobierno de los Estados Unidos de América, se hará uso de todos los medios de defensa integral de la Nación a nuestro alcance para defender la Patria y las conquistas sociales del pueblo y con ello, garantizar la paz de todos los venezolanos y las venezolanas.
En esos términos, el diálogo político ofrecido por el gobierno bolivariano a la oposición de derecha no comprometida directamente con la subversión guarimbera, ahora con la facilitación de los Cancilleres de UNASUR y en espera de un posible acuerdo con la oposición para designar un Bien Oficiante, confirma la vocación y política de Paz del gobierno bolivariano del Presidente Nicolás Maduro y, lejos de constituir debilidad frente a la provocación de la derecha golpista y sus aliados dominantes del gobierno de los Estados Unidos, representa una reafirmación de la fuerza moral, política, social y armada del Estado Bolivariano y su disposición de defender a la Nación de la amenaza de una guerra fraticída que solo favorecería a los enemigos de la Paz mundial y del pueblo venezolano.