Este 14 de abril, nuestro camarada presidente obrero Nicolás Maduro cumplió un año de haber sido electo como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, por petición del Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías, cuando vino a despedirse de su pueblo y a dejar todo en orden, como lo admitió ese mismo día ante las cámaras de la TV mundial.
Ese día 8 de diciembre, sábado por la noche a las 9:30 minutos, con apenas dos meses de haber obtenido un estruendoso triunfo, al ser reelecto como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para el periodo 2013-2019 en las elecciones del 7- O, con apoyo popular aplastante, frente a su contendor de la derecha contrarrevolucionaria, que se había dedicado durante la campaña, a burlarse, por el estado de salud del comandante que era conocido, porque se encargó de informar a su pueblo todos los pormenores y por su edad, calificándolo de viejo decrépito, como si con la descalificación fuese a aumentar el caudal de votos, que ambiciona, pero jamás llegó, ni llegará a obtener, porque el venezolano está claro del rumbo que escogió guiado por Chavez y los patiquines hijos e hijas de esa burguesía parasitaria que se chupó al país durante casi dos siglos, no volverán jamás a dominar y mancillar la dignidad de este pueblo rebelde y bolivariano.
Quisimos transcribir tal cual está en los archivos, parte del mensaje que dió el país, aquel 8D, el Comandante eterno, quien presintiendo su partida hacia dimensiones superiores, en contra de la opinión médica, abandonó la Habana, para venir a su país a dejar las cosas en su sitio, como siempre acostumbró. Con su espíritu jovial, que no lo perturbó ni el hecho de saber, que estaba dando su ultimo discurso, salvo cuando entonó el himno de los blindados de Apure, que si puso a llorar al país, porque todos leímos en su apasionamiento que horas infaustas se acercaban, comenzó su intervención luego de saludar a su gabinete y colaboradores de esta manera:
Buenas noches a todos, buenas noches a todas. Bueno yo me veo obligado por las circunstancias, ustedes saben mis queridas amigas, mis queridos amigos venezolanas y venezolanos todos, que no es mi estilo un sábado por la noche y menos a esta hora, nueve y media de la noche ¿te acuerdas de aquella película Diosdado?
Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello ¿Cuál?
Presidente Chávez Saturday… ¿cómo es?
Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello Saturday night fever.
Presidente Chávez Fiebre de sábado por la noche, John Travolta, yo bailaba La lambada compadre [risa] Yadira también la bailaba.
Asistentes [risas].
Presidente Chávez [risas] Bailábamos La lambada, yo recuerdo esa película, tuvo mucho impacto. Hace poco vi una película, Travolta ya con unos años encima pero buen actor, excelente actor, John Travolta ¿ese es el nombre de él, del actor? ¿No?
Asistentes Sí.
Presidente Chávez Y Olivia Newton-John ¿te acuerdas? ¡ah! Era el impacto de aquellos años ¿qué? los años 80, los años 70, los años 80, Teresa Maniglia bailaba La lambada pero divino, yo la vi una vez.
Asistentes [risas].
Presidente Chávez Bueno entonces no es mi estilo una cadena nacional un sábado por la noche, pero obligado por las circunstancias me dirijo a ustedes Pueblo Venezolano, nación venezolana, amigas y amigos todos, compatriotas todos y más allá a los amigos y amigas de otras latitudes. Como ustedes… como es bien sabido, como es bien sabido, pues nosotros hemos venido dando además de todas las batallas políticas, económicas, sociales, esta batalla histórica, esta batalla histórica que, bueno, que nos tocó, que nos ha tocado y gracias a Dios que nos tocó, a nosotros nos tocó retomar las banderas de Bolívar, las banderas desgarradas, nos tocó retomar las banderas mancilladas, la bandera patria ésta que aquí está, amarillo, azul y rojo y sus ocho estrellas ahora como mandó Bolívar desde Angostura, ocho estrellas y más allá las banderas del Pueblo, banderas mancilladas, desgarradas, pisoteadas durante, bueno, casi todo el siglo XIX después de la epopeya y durante casi todo el siglo XX y nos tocó a nosotros pues, terminando el siglo XX y comenzando el XXI, comenzó aquí una nueva era, me decía Fidel anteanoche despidiéndonos en La Habana “Bueno Chávez esa llamarada…” la llamarada se hizo, se hizo continente, la llamarada, el fuego sagrado. Fue como una resurrección lo que hemos visto, lo que hemos vivido. Aquí había un continente dormido, un pueblo dormido como muerto y llegó el Lázaro colectivo y se levantó, finales de los 80, los 90, los 90 terminando el siglo XX pues, se levantó aquí en Venezuela una Revolución, se levantó un pueblo y nos ha tocado a nosotros, algunos de nosotros, a muchos de nosotros mujeres, hombres, asumir responsabilidades, asumir papeles de vanguardia, asumir papeles de dirección, de liderazgo por distintas razones civiles, militares y hemos confluido pues, distintas corrientes terminando el siglo y comenzando este siglo.
Luego continúo su recorrido haciendo historia, como solo él sabía hacerlo, de lo que había sido la lucha contra las fuerzas de la oligarquía que se oponen tenazmente a todo lo que pueda significar beneficio para el pueblo. Como había visto fluir la miseria humana, el golpe de Estado, el paro petrolero y toda la serie de ataques a la revolución bolivariana. En medio de esta disertación pidió unidad, unidad y más unidad, lucha, batalla y victoria.
Luego de esa exposición, entre bromas y arengas, llegó el momento que a todos nos dejó en vilo. El momento cuando sin una mueca de dolor o de tristeza, comienza a describir su estado de salud , para plantear la posibilidad de una situación sobrevenida, en la que él no regresara a la presidencia que había ganado por paliza hacía apenas dos meses, a su oponente que durante la campaña se había dedicado a descalificarlo por su estado físico y por su edad, lo cual de poso le sirvió porque la voluntad del pueblo lo vapuleo.
Tras una cruda descripción y frente al escenario de una nueva convocatoria a elecciones, como lo prevee la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, vino aquella petición, desde lo más profundo de su alma de guerrero, pendiente siempre de no dejar grietas al enemigo: “En esta circunstancia, mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es ustedes en ese escenario,elijan a Nicolás Maduro, como presidente de la República Bolivariana de Venezuela.”
Un doloroso nudo se atragantó en la garganta del pueblo, las lágrimas bañaron por igual mejillas de damas, caballeros, niñas, niños y adolescentes, pero al mismo tiempo sobreponiendo la lealtad al dolor surgió la consigna: “Chavez te lo juro mi voto es pa' Maduro”. Y así fue el juramento se hizo realidad y el 14 de abril de 2013, 40 días después de la partida del gigantes teníamos como presidente electo constitucional al autobusero Nicolás Maduro Moros, el primer presidente obrero y chavista en la historia de Venezuela.
Desde ese mismo momentos los demonios, de frac y corbata, de sotana y capello, de chaquetas de cuero, ajustados y costosos jeans, cabellos pintados con autos y motos ultimo modelo, se activaron, porque no concebían ser gobernados por un chofer del Metrobus, de cuyo linaje, nadie sabe bada, excepto los chamos de La Vega y de otras barriadas caraqueñas, que desde los 70 drenaban su adversión al sistema, haciendo música, teatro deporte, grafiti y otras actividades culturales, en las cuales se preparaban para la lucha y se capacitaban para el ejercicio del poder que aspiraban capturar algún día con la perseverancia en la lucha.
No eran como los seguidores del Mariscal de Campo de las derrotas, que cuando el 14 de abril de 2013 desquiciado por el despecho de haber sido derrotado por “ Nicolás el autobusero”, les llamó a drenar “Esa arrechera”, Acto que dejó catorce víctimas inocentes, entre ellas una niña de doce y un niño de treces años.
Desde es mismo momento el gobierno bolivariano presidido por Nicolás Maduro Moros, ha sido asediado y le han aplicado todas las trampas y ataques terroristas, que el Comandante Hugo Chávez tuvo que afrontar durante 14 años. Solo que en esta oportunidad no han podido desarrollar su proyectos criminales y fascistas, porque afortunadamente no tienen pueblo, civil y mucho menos uniformado y armado. Hoy día la moral, la ética y el sentimiento patrio del pueblo venezolano, civil y en armas, es una muralla impenetrable para los planes de los apátridas que andan por el mundo mercadeando la soberanía nacional. Desgraciadamente para ellos y afortunadamente para los patriotas y revolucionarios, las respuestas son contundentes, como del Senado Brasilero, en la voz de una digna mujer latinoamericana.
El gobierno de Nicolás Maduro, ha sido el más asediado en la historia. Quienes pensaron que Nicolás tenía el pico maduro y que la ausencia física del Comandante, era el fin de la revolución, se equivocaron, porque está más duro que aguacate jojoto y el pueblo que es Chavez, multiplicado en millones está rodilla en tierra y mientras esto ocurra: Nicolás de maduro tiene poco.