La Revolución Bolivariana es pacífica, eso hace que la profundización de este proceso transcurra de forma lenta. Quizás si se hubiera llegado al poder por las armas otra sería la historia. Los fusilados fueran unos cuantos y el avance fuera mucho mayor. Hay compañeros a los que les hace falta esa motivacion para mantenerse limpios.
Son 7 años de Revolución, los que han transcurrido hasta ahora. Venimos de un largo periodo de exclusión, represión, empobrecimiento, de uso y abuso de los recursos del pueblo. La espera que ha mantenido el pueblo ha sido larga. En una de sus proclamas el Libertador insta a los patriotas a que abandonen la calma, les dice; cuatrocientos años de paciencia no bastan, esa reflexión tiene cabida hoy día.
El poco avance que se ha tenido hasta ahora, se debe en parte al comportamiento que mantienen algunos compañeros al frente de cargos importantes. Personas que durante la cuarta república se hacían llamar revolucionarios, muchos de ellos se identificaban sin desparpajo como marxista-leninista. Pero hoy su accionar revela otra verdad: Que solo fueron muchachos rebeldes. Quizás no les gustaba que Carlos Andrés Pérez traicionara a su Primera dama, o que Lusinchi se emborrachara con los mejores whisky, o no les gustaba el tono de voz de Caldera, o tal vez se oponían a Luis Herrera por que los confundía con sus refranes. El aporte que estas personas vienen haciendo para acabar con la exclusión e impulsar la democracia participativa (el gobierno del pueblo) es totalmente nulo. Al contrario, sus esfuerzos van dirigidos a alejar al pueblo de la toma de decisiones, la reproducción de la democracia cuartarepublicana; la cual permitía la macolla y no había muchos ojos vigilando las decisiones y el accionar de gobierno, cosa que no debe suceder en la democracia Bolivariana.
Estos compatriotas tienen objetivos personalistas, individualistas. Al parecer no creen y no les interesa la reivindicación del pueblo. Y mucho menos hacer realidad la justicia social.
A pesar de que en otrora se hacían llamar revolucionarios y atacaban el accionar de los lideres de turno, hoy están demostrando que no eran sinceros, nunca les dolió el pueblo, su objetivo nunca fue la redención de las grandes masas empobrecidas, solo deseaban participar del festín y no sabían como pedirlo. Ramiro Gómez ex-comunista, dio el gran salto antes de la llegada de Chavez, Teodoro Petckoff prefirió la democracia representativa, Miquelena se conformaba con estar dentro del grupo que controlaba el país, Pablo Medina hasta hace poco pedía que el país no cancelara su deuda externa, por considerar que ya había sido pagada, hoy día es una de las fichas “izquierdista“ del imperio, contra el proceso Bolivariano. Es decir personas que mostraban un discurso, pero que solo era eso, un discurso. Son muchos los que en épocas pasadas se atragantaban atribuyéndose calificativos revolucionarios y acciones patrióticas y hoy comulgan con la derecha y el imperialismo con mucho placer y naturalidad, no es solo Teodoro, que dirige un periódico que nadie compra y es financiado por sus aliados del norte. La lista es grande. Y muchos de los nuestros con sus manejos administrativos reflejan que tienen un buen lugar en esa lista.
Ser revolucionario no es una moda, un revolucionario es una persona comprometida con las grandes causas sociales, con la transformación de los sistemas que oprimen a las mayorías. Es el más sacrificado, su objetivo es lograr mejores condiciones de vida para las grandes masas, busca en todo momento el bienestar de la colectividad, no vende los procesos, ni mucho menos los arponea. Decía el “Che” Guevara que los revolucionarios son guiados por grandes sentimientos de amor hacia su pueblo.
El revolucionario no improvisa o pone en práctica sus planes personales, el Revolucionario Bolivariano debe en todo momento hacer realidad la constitución, y ser parte ejecutora de los planes nacionales.
Si analizamos la gestión de muchos de nuestros compatriotas, vamos a concluir que están haciendo más daño que el que pueden ocasionar los opositores. El pueblo no está respaldando algunos procesos electorales, porque considera que hay muchas personas “revolucionarias” de discurso, pero que son contrarrevolucionarias de acción, que llegan a puestos importantes a saquear, a impedir la participación popular. Generando que el pueblo se decepcione y decaiga en la moral.
Dentro del actual proceso Bolivariano abundan los reformistas. Son pocos los que estimulan la participación del pueblo, existen muchos Miquelenistas, bandidos que son considerados revolucionarios por el pueblo, por sus posiciones de rebeldía contra los líderes de la Cuarta República. Estos señores nunca se opusieron al sistema, solo envidiaban el poder, los recursos que manejaban los otros, prueba de ello son sus gestiones de gobierno, la cual no se diferencia en nada de lo que supuestamente condenaban. Cada día fortalecen la democracia representativa. Son ellos los que no dan cabida a los gobiernos populares, los que detienen el empoderamiento del pueblo, los que evitan la aplicación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, estos no creen en Chávez, solo chupan de su sangre para sobrevivir políticamente. Aparentan saborear y masticar la transformación del sistema, pero no la tragan. Creen que es una utopía irrealizable, una buena intensión de Chávez que jamás se realizará. Solo esperan por su debilitamiento, para mostrar quienes son realmente, como lo hizo el Sr. Miquelena el 11 de abril. Y no pueden creer, de hecho, odian la idea de que el pueblo los controle, porque no son parte de los constructores de la nueva república, no son revolucionarios, solo buscan el bienestar individual.
Estos señores son reformistas, contrarrevolucionarios, carecen de conciencia de clase. Son un obstáculo para la profundización del proceso. Llegaron al poder para enriquecerse, ellos y su grupito cercano. El descaro es su divisa. Comprando descaradamente bienes que sus ingresos legales no respaldan, mientras el pueblo espera por ser gobierno y mejorar sus niveles de vida.
No hay que confundir a este tipo de funcionario, con los realmente revolucionarios. Ellos fueron rebeldes, pero nunca sintieron la necesidad de transformar, a pesar de las grandes injusticias vividas por nuestro pueblo. Por ello no son, ni serán revolucionarios. El objetivo hoy es la instauración de la democracia socialista. A estos bandidos les gusta hablar de un socialismo a la venezolana, en otras palabras un socialismo acomodaticio, corrupto. Pero la sociedad justa, equilibrada que buscamos construir, en la concepción de estos señores no tiene cabida. Porque socialismo es solidaridad, justicia, honestidad, transparencia, equilibrio, inclusión y a estos compañeros les provocan nauseas estos principios.
No se puede seguir teniendo paciencia con los corruptos, fueron más de 40 años de saqueo del bipartidismo adeco-copeyano. No podemos esperar ahora, que estos contra-Revolucionarios de “Izquierda”, se enriquezcan y se vallan al exilio dorado. El pueblo organizado debe arrancarlos del poder. Estamos atrasados en la instauración de la democracia participativa y protagonica. Llegamos a un año difícil sin ningún tipo de organización, con amplios niveles de decepción y desconfianza del pueblo en los cuadros medios, solo confían en un hombre: Hugo Chavez Frías.
El pueblo debe empezar a activar sus mecanismos de control, activar desde las mismas bases el poder popular y empezar abrirse espacios como las olas en el mar, rompiendo lo que sea necesario romper, tomado todo aquello que les pertenece a la luz de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Porque ya se ha demostrado que va ser difícil que algunos compañeros cedan el poder a las masas. Las Controlarías Sociales deben ser activadas, las Asambleas de Ciudadanos vinculantes, los Consejos Locales de Planificación Publicas, hay que retomar la revolución, la revolución la hacen las bases. Pero debemos estar organizados, bien organizados.
Lic. Pedro Figueroa
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