Revolucionarios de ayer, contrarevolucionarios de hoy

Vemos con tristeza como muchos revolucionarios: dirigentes y comandantes guerrilleros que en el pasado adquirieron un compromiso de luchar por un mundo mejor y que estimularon el sueño de muchos adolescentes, juegan a la confusión y a la contrarrevolución.

Todavía está viva la llama revolucionaria encendida en las universidades, por quienes repetían incansablemente que debíamos dar la vida si era necesario para lograr los cambios estructurales que requería el país.

Todavía se sienten los alaridos de un "viva la revolución" con los ojos llenos de lágrimas frente al ataúd de algún compañero caído en la acción urbana, pero aquí estamos presentes y siempre consecuentes con cada uno de los principios revolucionarios.

En nuestras mentes está el recuerdo presente de familiares, compañeros y amigos (equivocados o no) que fueron llevados al suicidio por estos trasnochados de la historia.
Los nombres de algunos de ellos fueron el símbolo de un momento revolucionario cargado de heroísmo, que recorrieron las calles, campos, fábricas y ciudades.

Nunca me imaginé verlos del lado opuesto de los sueños, que hoy más que nunca y sin violencia podemos hacer realidad.

Es lamentable que se derrumben, pero más lastimoso es que sean instrumentos de esa oposición irracional y oligárquica, que busca por todos los medios posibles de derrocar la esperanza de una Venezuela mejor para todos.

Pienso que su actitud es producto de una frustración, que no aceptan el triunfo de un ideal revolucionario distinto a los métodos que utilizamos.

El pueblo ya dio su cuota de sangre.
Es tiempo de una revolución sin llanto.

Es necesario que entiendan de una vez por todas, que nuestra tesis fue derrotada y que es muy difícil, por no decir imposible aplicarla en los actuales momentos.

Tuvieron recelos, y envidia de un hombre del pueblo con una formación militar y que con el correr del tiempo se vino preparando para conducir un proceso revolucionario inédito en la historia.

Chávez fue un instrumento de ese proceso que tiene como doctrina la ideología bolivariana.

No se trata de establecer diferencias entre izquierdas y derechas, de ricos y pobres, se trata y en ella tenemos puesta la vida, de alcanzar un país verdaderamente libre y democrático, sin ataduras de ninguna naturaleza. Una revolución resteada con el sentimiento latinoamericano encarnado en Bolívar, Martí, Sandino y el Che Guevara.

Profesor
rauljoseramirez@hotmail.com





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Raúl Ramírez

Abogado, profesor y escritor. Ex-guerrillero.

 rauljoseramirez@hotmail.com

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