Estas invasiones se dedican a la construcción compulsiva de ranchos en las ciudades de mayor concentración poblacional del país, ejecutadas principalmente por mafias, formadas en su mayoría por extranjeros, para luego dedicarse a venderlos o alquilarlos a precios exhorbitantes, lo cual contribuye a agravar la compleja situación de las zonas urbanas en Venezuela. El modus operandi consiste en colocar una gran cantidad de botellas de vidrio a la orilla de las autopistas y carreteras, e incluso mas arriba, hacia las laderas de las montañas, incluyendo nuestro pulmón de Caracas el Waraira Repano y otros parques nacionales, para provocar cientos de focos de incendios incontrolables, debido a los rayos del sol inclemente, aprovechando la epoca de sequia. Así se prepara el terreno para la instalación de los ranchos, casi todos exhibiendo el letrero "SE VENDE".
Los extranjeros que quieran trabajar y ayudar a construir el socialismo en la República Bolivariana de Venezuela son bienvenidos, siempre que cumplan con la normativa legal vigente de inmigración. Si no la cumplen estos ilegales deben ser puestos a derecho, y mucho mas cuando pudieran ser parte del plan de conspiración imperial y uribista, que incluye la exportación desde Colombia de paramilitares entrenados para matar, exacerbar la violencia y causar zozobra en la población, la misma estrategia aplicada por el Imperio en Nicaragua durante el primer gobierno Sandinista de los años 80, hoy en día vigente en Venezuela.
Se han aprovechado de la deficiente gestión en algunas ciudades venezolanas de mayor concentración, donde se sigue planteando un gran reto histórico por la situación de los barrios marginales, donde la pobreza y los servicios esenciales como la recolección oportuna de la basura, seguridad, salud, agua potable y electricidad, no parece tener solución a corto y mediano plazo, a pesar de la decidida acción de las Misiones Socialistas en todos estos ámbitos.
Desde hace mucho tiempo se ha buscado solucionar de diferentes maneras este problema, en la década de los 70 del siglo XX, la solución que se planteaba era construir grandes edificaciones (Super-Bloques), para trasladar a la población de los barrios a estos edificios y convertir los barrios en áreas verdes, la realidad demostró que esta medida fue insuficiente ya que no resuelve el problema de manera estructural, persistiendo los problemas de seguridad, mantenimiento y oferta de trabajo. El mismo destino parece fatalmente destinado para la Gran Mision Vivienda Venezuela del Siglo XXI, ejecutada de manera improvisada y sin planificación urbana alguna, por más loable y bien intencionada que haya sido.
Pero la propuesta de la Revolución Bolivariana se encuentra muy bien plasmada en la hasta ahora masa inútil de papel del Proyecto Nacional Simón Bolívar (2007-2021), se trata del Desarrollo Territorial Desconcentrado el cual promueve entre otras cosas “la igualdad social, la justicia y la solidaridad a través de zonas de desconcentración de actividades económicas, de infraestructuras, vivienda, equipamientos y servicios.....”
Desafortunadamente, todavía no se ha visto el inicio del desarrollo de este plan tan importante y que se traduce en una deuda colosal de la Revolución Bolivariana con el pueblo. La clave es la “desconcentración de actividades económicas” una medida que debe ser implantada de inmediato ya que constituye un paso fundamental para el logro del desarrollo regional y local. Para ello, el ejemplo debe comenzar por la desconcentración de las actividades del Estado y del Gobierno en particular, su implementación permitiría activar un mecanismo de dinamización de la economía a nivel regional y local, con la ayuda obviamente interesada de los distintos actores económicos públicos y privados, especialmente estos ultimos quienes históricamente se han visto beneficiados por las contrataciones del Estado.
Todos los organismos de la administración pública centralizada y descentralizada deben comenzar ya a realizar los estudios pertinentes para definir su ubicación mas apropiada, acorde con su respectiva vocación productiva o de servicio, atendiendo las necesidades sociales de los trabajadores y sus familiares. Se trata de un trabajo científico y titánico pero necesario para el país en general, el cual, mas temprano que tarde, debe comenzar a materializarse.