A finales del mes de julio el PSUV estará realizando su III Congreso, evento que su militancia ha asumido como un compromiso para adelantar una minuciosa revisión de sus tesis programáticas, contenido ideológico, línea internacional y su estructura organizativa. Un Congreso que tiene como marco coyuntural una campaña desestabilizadora en la cual pesan sobremanera los ingredientes económicos y mediáticos.
En la dirigencia del PSUV hay plena conciencia de los pasos que se vienen dando para definir en la práctica una estructura político-ideológica cónsona y adecuada a los momentos que vivimos. Consideración válida para quien tenga experiencia en la construcción de un partido con propósitos revolucionarios. Se afirma, entonces, que no es tarea fácil hilar con normalidad un proceso planificado en medio de situaciones convulsas, tal como las que hemos vivido en Venezuela precisamente desde 1998. Exactamente desde l mismo momento cuando Hugo Chávez asume la Presidencia.
Resulta que Hugo Chávez pudo aplacar el temporal golpista y desestabilizador con una efectiva participación popular y militar que siempre le guardó fidelidad y lealtad. No ha sido diferente la experiencia que nos ha tocado vivir desde el mismo minuto en que el CNE proclama a Nicolás Maduro como Presidente para el periodo 2013-2019. Ambos periodos se puede resumir en una permanente campaña de hostigamiento, en el cual la oposición local y extranjera ha venido utilizando un criminal abanico de alternativas. Diseñadas y financiadas con toda la perversidad y crueldad que caracteriza a los consorcios, grupos y personalidades que mueven el capital internacional.
Todo indica que este III Congreso del PSUV, se desarrolla en medio de varios escenarios nacionales e internacionales. Hablamos entonces del permanente intento de los EE. UU de arrollar y apoderarse de la materia prima de pueblos en minusvalía defensiva, utilizando su desproporcionado poderío militar. Por otro lado, la evidente consolidación y desarrollo de países como China y Rusia, como referentes de la estabilidad mundial y de la necesaria multipolaridad.
El marco anterior se encuentra con una dirigencia revolucionaria venezolana que día a día se empeña en cumplir con el postulado Bolivariano de darle al pueblo la mayor suma de felicidad. Para ello no ha vacilado en diferenciarse abismalmente de la cuarta república y hacer una justa distribución de la renta petrolera, que con los datos en la mano le ha venido infringiendo duros golpes a la odiosa exclusión social, como cruel herencia del bipartidismo que gobernó a nuestro país.
En fin, asistimos con alegría a un III Congreso del PSUV en medio de una Venezuela irredenta, combativa y comprometida con los postulados libertarios de Simón Bolívar, Hugo Chávez y toda la pléyade de héroes que convierten a nuestra América rebelde en tierra de futuro y libertad. También, este III Congreso es un reto y un compromiso con el futuro de las revoluciones indoamericanas todos los pueblos que luchan contra la pobreza y la omnipotencia imperialista.