No creo que Luis Vicente León haya apabullado a José Vicente Rangel, aunque le hayamos visto como apuradito por decir sus cosas. La experiencia de aquél es obvia como para permitir que alguien le atropelle o le quite fácilmente la delantera. Creo más bien que el de Datanálisis, estaba angustiado por decir lo que dijo y el entrevistador por dejarle que lo hiciera.
¿En fin de cuentas que fue lo que dijo el entrevistado que el entrevistador dejó que lo dijese en detalles y sin dejar rastros que lo llevó hasta allá casi sin preguntar?
Lo que casi todo el mundo sabe pero que los dirigentes de la oposición se cuidan de asumir. Que hay una oposición que no tiene vínculos ni aúpa las guarimbas, no está por delante pero sí por detrás de los golpistas y no acaba de entender que hay un amplio espacio que puede ocupar para sustituir al gobierno actual de conformidad a lo previsto en la Ley y hasta, mientras tanto, hacerle cambiar sus políticas mediante prácticas institucionales. Pero hay una que llamó “extremista”, que juega a que Maduro se vaya sólo porque ella lo pide y para ese fin está dispuesta a llevarse por delante la legalidad y hasta la oposición no violenta misma.
Dijo León que es una oposición que exprofeso ignora que, en el peor de los casos, Maduro cuenta con un respaldo superior al 40 % y eso es un piso demasiado sólido como para pedirle a un presidente que se vaya, más tomando en cuenta – lo dijo el mismo León – cuando las Fuerzas Armadas están demasiado “envueltas en el proceso”. Fue esta su manera de admitir que también Maduro goza de un respaldo militar respetable que, junto al factor antes señalado, no hace apropiado pensar en un golpe militar y menos sublevación popular.
Por supuesto, lo que Luis Vicente León no dijo, no es difícil entender el por qué, es que la primera tendencia opositora pese contar con un buen respaldo en su universo y que el 77 % de los venezolanos condena la violencia, no se atreve a deslindarse claramente de la segunda, es decir de la extremista que piensa en salidas al margen de la Ley. Primero no se manifiesta contra esa forma de lucha que les aísla a todos ellos de la gente y hasta incomoda en exceso a sus partidarios.
Pero esa oposición presuntamente pacífica no sólo calla y otorga espacio a los violentos, les justifica y defiende sino que hasta se mimetiza y aparece en veces detrás de ellos o a la espera por lo que de aquello salga. Esto, repito, no lo dijo León, pues él mismo, en su atropellado hablar ante José Vicente, como quien teme le corten la palabra, llegó a sugerir que el gobierno atropellaba manifestantes y les negaba sus derechos.
No obstante, León llegó hasta donde no llegan los dirigentes llamados “democráticos” o no violentos de la MUD, lo que les incapacita para recoger la inconformidad y expresarse con una propuesta que les haga posible romper ese respaldo tan notorio de que goza Maduro, que León no duda en reconocer, pese todas las dificultades y carencias.
José Vicente Rangel no puso empeño alguno en interrumpirle o preguntarle para que se guiara por sus iniciativas. No hubo necesidad de hacerlo, el entrevistado estuvo deseoso de decir precisamente lo que el entrevistador quería que dijese.
Pero esa actitud de señalar sin duda ni temor lo que la MUD o su sector “no violento” no se atreve, bien podría ser, tratándose sólo de un personaje hasta ahora encargado de dirigir una empresa encuestadora, aunque no ha dejado otras veces de hacerse sentir como guía del sector opositor, un intento de exhibirse como competente y hasta pertinente para asumir de hecho la conducción de lo que considera sector democrático de la MUD, lo que pasa por desplazar a Aveledo y hacer que en él se imponga la tendencia ajena al golpismo.
Claro, no lo dijo León, no es el momento, él tampoco tiene un programa que ofrecer a los electores para romper el fuerte piso de Maduro, salvo el recetario del Fondo Monetario Internacional, el cual los venezolanos conocen, el mismo que desató el “Caracazo”.
