Padrino, segundo de derecha a izquierda, coordinó las visitas de los diplomáticos a los barrios caraqueños. Foto: Prensa MRE |
Ex director de Relaciones Consulares de la cancillería, alerta sobre riegos contra la revolución emanados desde el MRE
Sólida y consistente ha sido la prédica de Hugo Chávez, en torno a la necesaria y continua presencia de la contraloría social sobre todos y cada uno de los asuntos públicos. Desde sus tiempos de aspirante a la máxima magistratura, y aún desde sus iniciales movimientos políticos cuando redactaba clandestinamente inmortales documentos que hoy son de libre acceso al país, el hoy Presidente acuña con verdadero calor patriótico tan elemental pero indispensable concepto que –no hay por qué negarlo- es aceptado por las mayoritarias masas que respaldan el proyecto de revolución que pese a los tropiezos que le salen al paso, no detiene su camino.
Antonio Padrino, es apenas uno de esos compatriotas que observa en la fiscalización nacionalista una herramienta para garantizar el éxito del modelo que tejemos desde fines de 1998. “Es la primera vez que gozamos de ese instrumento que nunca tuvimos para contrarrestar a quienes ostentaron el poder”, reseña este economista que nacido en el barrio Carapita –parroquia Antímano- ha hecho de la gestión contralora una de sus máximas en los cargos por él ocupados en el Ministerio de Relaciones Exteriores, organismo en el que según afirma no todo es color de rosa cuando de respaldar estas acciones se trata.
Año nuevo y conductas viejas
Hasta el pasado cuatro de enero, este caraqueño que domina varios idiomas fue jefe de la Dirección de Relaciones Consulares del ministerio de Relaciones Exteriores, MRE. “Ese día fue destituido a pesar de estar amparado por un permiso que me había sido otorgado 48 horas antes por la viceministra para Europa, Delcy Rodríguez y que se extendía hasta el jueves doce con la finalidad de que disfrutara de esos días junto a mi familia, disfrute navideño que debido a la naturaleza del cargo que desempeñaba, no había hecho efectivo”.
Padrino, quien destaca que su condición de militante revolucionario le es propia desde sus días de chiquillo en la parroquia que lo vio nacer, no encuentra razón valedera para la remoción que con la fecha indicada fue aprobada por Alí Rodríguez Araque, máximo líder de la cartera. “No me convence eso del libre nombramiento y remoción, pues reitero que estaba de permiso. En ningún momento me fue expuesto ningún tipo de razón. Me dieron el tratamiento que siempre fue típico de la cuarta república, tratamiento contra el que luchamos y contra el que seguiremos luchando estemos donde estemos”.
Impulsos concretos
Sin ocultar su desagrado hacia la medida que lo afecta “pero con la moral muy alta y convencido de que estoy en capacidad de lograr una victoria en cualquier debate con las altas autoridades de la cancillería si es que se éste se diera para analizar mi situación”, Antonio Padrino lamenta que para nada haya mediado el tejido contralor que aplicó desde el primer día “siguiendo siempre la línea del Presidente Chávez y la letra de nuestra Constitución Nacional”. Así, públicamente deja ver –mostrando constancia de ello- de la supervisión –o contraloría social- ejercida cuando solicitó una auditoría hacia la gestión que lo antecedió en el consulado venezolano de Houston. “Como puedes ver, el informe revela que sí hubo irregularidades. Ojo: no lo digo yo, lo dice todo un trabajo de auditoría en el que nada tuve que ver”, precisó en relación a esa acción acaecida en enero del año 2005. Subrayó que de igual forma, dos días luego de asumir Relaciones Consulares –en septiembre del año anterior- frustró las intenciones que había de enviar a varios empleados fuera del país “sin existir la partida presupuestaria. Ese acto estaba impulsado por una altísima funcionaria allegada al ministro, quien afortunadamente me escuchó y evitó la irregularidad”.
Uno de sus impulsos contralores más recientes, tuvo como protagonista a nuestra cónsul en Martinica, Yasmín Correa. Acota que esta funcionaria fue convocada oficialmente a una faena en nuestra capital, “pero violando la Ley de Servicio Exterior no esperó a quien la revelaría temporalmente en sus funciones. En su puesto dejó encargada a una empleada cuya nacionalidad además no es venezolana”. Según manifiesta, su proceder de esta ocasión –también en diciembre- no resultó del agrado de quienes encabezan al MRE y a algunos de sus colaboradores más inmediatos.
A corregir los hilos
Antonio Padrino Quintero, observa con atención e inquietud el descuido que en materia de contraloría social –no obstante los llamamientos continuos del presidente Hugo Chávez- se cristaliza en altos funcionarios “lo cual es contrario al sentir del pueblo que sí descubrió el valor de este recurso”.
“Estamos en un año electoral, y ahora más que nunca todos estamos obligados a jugar cuadro cerrado para garantizar la continuidad del proceso”.
-¿Qué podría ocurrirle a la revolución de no acatarse la línea de la contraloría social?
-Avanzaría más lentamente y lo peor es que pudiera surgir desánimo, apatía y pesimismo. Repito: es muy peligroso eso porque este año es el año de las elecciones y el golpismo sigue moviendo los hilos de la conspiración desde afuera. Hay tiempo de corregir.