El grito es un cuadro muy famoso. Su autor es el noruego Edvar Munch. Se dice que la fuente de inspiración, para la obra, podría encontrarse en la vida atormentada de Munch. Un hombre creado por un padre severo y rígido. Por otro lado, existe el “El grito de Dolores”. Se cuenta que con el grito del cura Miguel Hidalgo, se dio inicio a la guerra de independencia de México.
Cualquiera pudiera pensar que ataco, o agredo, o irrespeto al Presidente Nicolás Maduro. Que lejos de la verdad, están los que piensen eso. Yo he criticado algunas pifias del gobierno. Las fallas de algunos ministros. Y lo seguiré haciendo. Pues, creo en la crítica constructiva y en la autocrítica, como herramientas para corregir entuertos y crecer. lo hecho, con mucho respeto, con nuestro Presidente. Y no veo la razón el por qué no lo haga en el futuro. Somos revolucionarios. Somos seres humanos. Como tales, cometemos errores. Sólo la crítica sana, por un lado, y la autocrítica, por el otro. Seremos mejores revolucionarios.
El Presidente, grita mucho. Está bien que lo haga cuando se dirige a los chavistas en un acto determinado. Pero abusar de esa actitud ante las cámaras de la televisión, no le deja nada bueno. Es peor la medicina que la enfermedad. Frente a las cámaras de la televisión, un jefe de Estado tiene que mostrarse sobrio. Con un lenguaje correcto. Salido de una mente en tranquilidad. En paz. En armonía. En sabiduría. Por cierto, ¿qué es la sabiduría? El escritor Walter Riso, dice: “La sabiduría es un conocimiento más vasto, más fundamental: se trata de cómo vivir mejor, estando bien con uno mismo y con los demás…”.
Comprendo perfectamente que el Presidente Maduro está en una etapa de aprendizaje. Ser un estadista no es fácil. Y no existe un manual de cómo ser un estadista. Hay orientaciones. Pero más nada. Hay que aprender en el camino. Y para aprender bien, hay que aceptar las críticas. Corregir el rumbo. Y seguir en el aprendizaje. No se nace líder, o estadista, o lo que sea, se hace. En todo esto del crecimiento, hay algo importante: hay que dejarse ayudar. Si no se pierde todo: energía, esfuerzo y, en especial, el valioso tiempo. El grito, es necesario, cuando estamos a las puertas de algo grande. Espectacular. Histórico. En estos momentos lo que buscamos es la paz. Y que yo sepa, la paz está desprovista de gritos. Chao. ¡Volveré!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la isla del Burro, en la década de los 60.
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