No hizo falta una Teresa Albanes

El PSUV huele a cuaderno quemao

En los comicios internos del Partido Socialista Unido de Venezuela no hizo falta una Teresa Albanes (la jefa de la comisión electoral de las primarias de la MUD en febrero de 2012) que se encargara de quemar los cuadernos electorales para borrar ciertos detalles que podrían dar vergüenza. Sin quema alguna, el efecto fue el mismo: quedó la duda -tal vez para siempre- acerca de cuánta gente de verdad votó. No haber dado oportunamente la cifra absoluta de militantes que concurrieron al proceso electoral fue, véasele como se le quiera ver, una maniobra para maquillar lo ocurrido: una abstención pavorosa que no habla nada bien de la sintonía entre la dirigencia y las bases de la gigantesca organización política.

Eso de decir que era muy complejo calcular cuánta gente votó en un proceso multivoto no le cuadra al diputado Diosdado Cabello. Podría pasársele, de repente, a Tarek William Saab, que es poeta y lo más seguro es que no se le den bien los números, pero no a Cabello que es ingeniero y debe haber estudiado bastante matemática.

La cifra aproximada de un millón y medio, que emergió luego de muchas especulaciones, es alarmante, aunque como siempre hay maneras muy ingeniosas de ver el vaso medio lleno. Por ejemplo, Elías Jaua dijo que no hay que pensar en que solo concurrió 20% del universo de 7,6 millones de pesuvistas; es preferible ver que acudió el triple de la maquinaria neta, es decir, de las 400 y tantas mil personas que hacen vida activa en el partido. ¡Caramba!, el amigo Elías tiene una manera tan optimista de ver las cosas que hubiera podido ayudar a la selección de Brasil a ver el 7 a 1 como una victoria. Tal vez con su asesoría psicológica, la Canarinha le hubiera ganado al menos a Holanda, ¡nojombre!

Hay quien opina que hubo una insurrección de la base contra la cúpula por la forma como fue designada una parte sustancial de los delegados. Mi politóloga Eva Ritz Marcano dice que ojalá así fuera, pues eso supondría la existencia de una militancia consciente y capaz de rebelarse a través de la abstención. Ella cree que ese factor puede haber desmovilizado a una pequeña porción de los convocados a votar, mientras que la mayor parte simplemente es apática y no tiene con el partido ninguna relación ni ideológica ni organizativa. Esa actitud sería parte de la anomia que carcome todas las estructuras nacionales, estima Eva; la misma anomia que hace que sea tan difícil reunir en asamblea a los trabajadores (a menos que hayan vendido la empresa a hurtadillas a medianoche), la misma que hace imposible lograr quórum en una reunión de condominio.

Sea por una, por otra o por muchas razones, lo cierto es que en el PSUV huele a cuaderno quemao. Y no fue Albanes.


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Clodovaldo Hernández


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