Mientras el mundo admiraba al caudillo invencible de una revolución que liberaba pueblos del yugo español, con igual intensidad se manifestaba la hostilida del gobierno de Washington a los movimientos independentistas que se estaban gestando en el continente, pues encontraron en Simón Bolívar el liderazgo de una arremetida libertadora que amenazaba sus intereses; con un Bolívar incursionando en la Florida para lograr su independencia, como fue anunciado en grandes titulares de la prensa estadounidense.
La Florida se declara independiente: el 25 de julio de 1817, un contingente de 150 patriotas venezolanos desembarcaron y ocuparon la Isla Amelia, en la Costa de la posesión española y proclamaron la república de la Florida con capital en el pequeño puerto de Fernandina, izando el pabellón tricolor del ejercito libertador de Simón Bolívar.
Pocos días después de la proclamación, una flotilla patriota capturó en el río Orinoco las goletas norteamericanas Tigres y Libertad, cargadas con pertrechos, armas y municiones para el ejercito español, burlando el bloqueo de Guayana y Angostura que había decretado Simón Bolívar en un acto de soberanía.
Bolívar siempre estuvo consciente del peligro que significaba Estados Unidos para los pueblos libres del mundo; y por tal motivo advirtió.
“El golpe contra la integración de Hispanoamérica fue invitar a los Estados Unidos al Congreso de Panamá: era como invitar al gato a la fiesta de los ratones. 22 de junio al 15 de julio de 1826” (tomado del Libro La Carta de Mier).
“Los americanos del norte (sigue diciendo Bolívar), por ser sólo extranjeros tienen el carácter de heterogéneos para nosotros. Por lo mismo jamás seré de opinión de que los convidemos para nuestros arreglos Americanos. 22 de Junio al 15 de Julio de 1826.”
Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria a nombre de la libertad. 5 de agosto de 1829, carta a patricio Campbell.
Para Bolívar nunca hubo momento de descanso. Apenas llegó de batallar en el sur, emprendió viaje hacia Caracas. Llevaba la difícil misión de someter la “Cosiata”: Una agrupación de apátridas que estaba siendo aupada por el gobierno británico para rebelarse a la autoridad de Bolívar e instigar la separación de Venezuela de la Unidad Gran Colombiana. Para Bolívar no era tarea fácil imponerse a este movimiento separatista que se gestó en Caracas en 1826, puesto que en la conspiración no sólo estaban insignes generales de sus filas como José Antonio Páez, Santiago Mariño, Juan Bautista Arismendi, Carlos Soublette y Antonio Leocadio Guzmán, sino que a ella se sumaban eminentes ciudadanos como Miguel Peña y José María Vargas, y hasta familiares suyos, como su propia hermana María Antonia Bolívar y Lino Clemente…
La “Cosiata” fue un movimiento separatista que, aprovechando la ausencia del libertador, finalmente se impuso el 23 de noviembre de 1829, día en que sus integrantes, reunidos en la ciudad de Valencia, firmaron un documento que proscribía al libertador de todas las tierras que fueron liberadas por su espada: “Venezuela no debe continuar unida a la Nueva Granada y a Quito. Que se desconozca la autoridad del general Bolívar y que Páez sea el nuevo Jefe de Gobierno de Venezuela.”
Mientras que el libertador apagaba los focos insurgentes que se encendían en cada rincón de Colombia, William Tudor, cónsul norteamericano en el Perú en carta de la cancillería en noviembre de 1827, utilizaba insultantes calificativos “Dictador”, “Loco de Colombia”, “tirano”. “usurpador”, como también hará Santander un año después, para excitar a sus seguidores a que atentaran contra la vida del libertador en Bogotá, el 25 de septiembre de 1828.