La moral articula el comportamiento y da sentido, a la actividad intelectual. Es indignante la persona que miente, es un falso maestro el que practica lo contrario a su enseñanza, el que contraviene sus propias predicas. La dignidad del lenguaje político, es sagrado y que es una difícil identidad cuando se logra excepcionalmente lo que se dice y lo que se hace, la valentía, el coraje y la identidad hoy día están divorciadas de los actos y cuando se encuentran ni siquiera se saludan porque no se conocen.
Visto desde el ángulo moral del Libertador Simón Bolívar, fue un celoso apreciador de la virtud: la formación ética personal tiene, a su juicio, una clara repercusión social, sin hombres virtuosos no existe Republica, sin personalidad moral que oriente y rija la conducta nada se hace. Tan imbuido estaba de estos principios que llego a concebir una escuela de virtudes, que no otra cosa pretendía su discutido poder moral. Y la historia se ha encargado de ratificar la exactitud del anhelo bolivariano.
A los ojos de las mayorías continentales el individuo sin moral es aquel que practica el peculado, el soborno, el fraude y la mentira bajo sus múltiples formas. No estaba equivocado el Libertador al estimar que nuestras primeras necesidades son: Moral y Luces, su estribillo insiste: “la mejor política es la rectitud “y “la felicidad consiste en la practica de la virtud”.
La formula infalible para hallar la solución estructural a los problemas actuales de Venezuela, es la participación popular (poderes creativos), la investigación-acción, el conocimiento científico, la voluntad política y conciencia Patria.
Articular todas las capacidades científico-tecnológicas en triangulación con el Poder Popular (pueblo organizado), la academia educativa (desde los simoncitos hasta las universidades) y los institutos de investigación: estrategia= investigacion-monitorizacion y educación. Hay que combinar la sabiduría popular y el conocimiento practico. El todo integrado para concretar objetivos sociales y colectivos.
Así que como dijo Chávez en una de sus alocuciones que, “una de las tareas ineludible de cada luchador social mirandino, bolivariano y revolucionario es andar estudiando, en esa gran universidad que son los campos, en esa inmensa universidad e infinito laboratorio que es el barrio, que es el pueblo, que es la gente. Es una gran universidad, es una gran escuela”.