Para entender este legado del Libertador es necesario que se oriente y se precise los caminos que conllevan su formación, siendo para mí el reconocimiento del honor máximo y ultimo factor de la educación moral. La disciplina además de moderar, nos enseña a actuar con conformidad y constancia, ayudando a formar una voluntad personal con arrojo y reflexiva. Esta Transformación dialéctica debe estar inspirada en la proyección de la virtud y la moral: pensamiento, obra y acción de nuestro Libertador Simón Bolívar. El General Álvaro Valencia Tovar, militar colombiano escribió una importante obra que se llama “El ser guerrero del Libertador”, que me lleva a compartirlo con Uds.
Después de tan interesante lectura y sintetizando, la acción militar del Libertador Simón Bolívar, recordar los desarrollos de la táctica y la estrategia de comienzos del siglo XIX, con la audacia y las innovaciones de Napoleón, fija lo que fue el escenario de la participación de Bolívar en las gestas de independencia para transformarse de guerrero en militar: “A la luz del criterio expresado, el militar se forma en un proceso de enseñanza y disciplina intelectual continuadas. El guerrero, en cambio, es el hombre envuelto en la contienda, devorado por ella, inmerso en su tremenda confrontación, de la cual quedan como saldo la vida o la muerte, la victoria o la derroto. Bolívar fue de los segundos. Guerrero porque hubo de llenar el título prestado de coronel con determinación y no con aprendizaje. El revolucionario y el guerrero comienzan a fusionarse en el joven espíritu… El primero es luchador de la idea. El segundo de las armas. Cada uno precisa del otro para alcanzar su meta. Ambos acarician un sueño, desean realizar un propósito. Son luchadores en distinto campo, iluminado por una misma luz. Pero también pueden ser diferentes. El revolucionario desea derribar, el guerrero destruir.”.
“Así surge Simón Bolívar sobre el campo iluminado y trepidante de una guerra”. Es decir el ascenso militar con base en las aptitudes, en las operaciones y no en la formación de escuela, propia del ejército colonial. Sustenta su doctrina exclusivamente en los méritos, en el valor de sus tropas, en el entusiasmo por el aprendizaje, en la innovación. El ejemplo de Pedro Camejo, más conocido como ‘Negro Primero’, antiguo esclavo que se destacó en diferentes batallas como las Queseras del Medio, perdiendo la vida en la Batalla de Carabobo con el grado de teniente, que no sobrepasó por su falta de interés en la preparación intelectual; lo que en las épocas coloniales era impensable, pues un ex esclavo no podía servir más que como soldado. Y como político, Bolívar hizo de esta ciencia, un arte de hacer lo imposible en posible.