Hace un tiempo atrás, para ser un poco mas exacto, por los tiempos del golpe petrolero, recuerdo haber visto en la tribuna que utilizaban los golpista y en las entrevista de Tv. A un señor llamado José Guillermo Aveledo; Un tiempo después lo veo como Presidente de la liga profesional de béisbol.
Hace dos años atrás Cisneros compra el equipo leones del Caracas del cual soy fanático desde que soy un niño; Desde esa fecha mi fanatismo ha venido disminuyendo a pesar de mi voluntad y las contradicciones que (me gustaría se imaginen como ejercicio de equilibrio) puede tener un empedernido fanático de toda una vida.
Mi angustia empieza a crecer a raíz de la clasificación del Caracas, en esta temporada 95-96, ya que la temporada anterior no le había parado mucho a mi fanatismo por la transacción comercial ya dicha y mis días en la temporada pasada trascurrieron llenos de una relativa tranquilidad.
Esta temporada me dio por revivir lo que ya había decidido olvidar, la clasificación de mi equipo me hizo sentarme otra vez a seguir los juegos y empiezo a disfrutar los partidos como quien no quiere la cosa, sin darle mucha importancia.
Las trasmisiones de televisión empiezan a parecerme sospechosa, cuando un día enfocan a Gustavo Cisneros comiéndose una parrilla con doble grasa osea gorda, bañada en salsa de tomate con hallaquita y chorizo; El guarda espalda al lado le aguantaba un vaso de chicha, a la vez que le decía que lo estaba enfocando la cámara para la televisión, situación que al parecer era el objetivo.
Eso sin contar la cantidad de jugadas que me perdía porque al señor lo entrevistaban en todos los juegos en la cabina de los locutores y mi suspicacia crecía.
No es fácil cuando uno ha sido fanático toda la vida y un día sin justificación alguna tu vez a Corina Machado en tu pantalla, como una fanática cualquiera y la gorra de tu equipo, te preguntas. ¿Que se esta cocinando aquí?
Sospechoso es también que el equipo de los tigres de Aragua que paresia un vendaval en los últimos juegos, de repente se disminuyen de tal manera que me pone a dudar, aun quedándome algo de fanático todavía, que se niega a creer en esta posibilidad.
Cuantos traidores mas estarían sentados al lado del pueblo disfrazados de fanáticos, con el estomago burgués revolviéndose de asco por estar sentados al lado del pueblo, haciendo un plan con fines inconfesables que solamente ellos conocían al final; yo me pregunto ¿Por qué escogieron mi equipo? ¿Por qué no se hicieron fanáticos de algún equipo de las grandes ligas?
¿Será que están utilizando el dinero de la coordinadora democrática y sus filiales nacionales para usos indebidos?
El colmo de mi desgracia como fanático se extiende cuando, con la poca fe que me queda, soy invitado a una caravana para celebrar el campeonato de mi equipo y como una inocente victima cualquiera de la oposición, engañado como lo han hecho siempre con sus seguidores, termino como un vulgar disociado, arrastrado por mi inconciencia de fanático manipulado en el monumento al fracaso, osea la plaza Altamira.
Estoy imaginando que harán con mi condición de fanático si llegáramos a ganar la serie del caribe; seguramente me invitarían a marchar hacia Miraflores con mi sueño de niño, mi bandera y una traición mas a mi revolución
Hoy me estoy jurando ante todos los Magallaneros , el presidente de la liga y su comparsa de golpistas, que la próxima campaña desbordare todo mi fanatismo en la liga, donde empecé a soñar un día cuando era niño, en la liga de los criollitos, para que aprendan los golpistas que con los sueños de un pueblo no se juega.
