Si decides encender el televisor para ver un rato "nuestra" televisión que se define como de promoción de valores, cuando te encuentras ya frente al televisor activo, en la mayoría de las veces lograras ver caras, tetas y traseros de plásticos. Veras a personas queriéndonos convertir en gente de plásticos.
Supimos que María Rodríguez se nos fue y su ida, fue casi como vivió. Muy silenciada por ese sistema “cultural” televisivo venezolano que te vende cara, tetas y nalgas de plásticos.
Murió y sólo percibí una que otra pequeña nota que por lo pequeñito apenas podía leerse. Fue una hermosa y linda mujer. A mi edad, puedo decir que no la vi en los medios de comunicación privados más de dos veces y estoy colocando un número por colocarlo, pero de verdad, nunca sentí ni vi una promoción en esos medios que nos invitara a verla y oírla. Es osible que haya estado, pero no como lo merecía por no ser un producto o una voz “comercial”.
Pudo verse muy linda con su cayena en la oreja en una elección de mis Venezuela, pero comercialmente no agregaba valor y culturalmente no va con ese estilo, aunque supe, que el último certamen de mis Venezuela se dejaron ver unos indicitos y así fueron conocidos. Casi omitieron ser reconocido como venezolanos.
A mi edad y como venezolano, no logré ver más de dos veces a esta cantora nuestra. Fue hace muchos años ya. Era la época en que la UCV pretendía ser la casa que vencía las sobras y era frecuente ver y oír a personajes como María Rodríguez. Si, es posible que haya hecho otras tantas presentaciones, pero siempre en el marco de la marginalidad que ha vivido y aún vive el artista venezolano que tienen corazón y sentimiento nacional, pero afortunadamente nos es de plástico ni tienen tetas, nalgas y cerebro de plásticos.
María Rodríguez se nos fue tal vez como Mariano Rivera el de canchuchú. Su actuaciones calificaban para ciertos y determinados actos culturales, que era esfuerzos de personas comprometidas con nuestros valores. Ahí esporádicamente cabían, pero nunca en el gran sistema “cultural” de nuestra TV y las disqueras. No hubo espacio para María, como no lo hay hoy para Beto Valderrama, Cheo Hurtado y otros tantos venezolanos y venzolanas que son una expresión autentica de nuestros valores, pero no son comerciales.
Para conseguir un CD de María hay que bregar y andar mucho. Lo mismo sucede con Francisco Mata y el propio Luís Mariano Rivera. Es tan difícil esta tarea que resulta a veces imposible. Ahí está Hernán Marín, un extraordinario artista en eso de darnos un golpe estribillo oriental que nos hacen mover el alma. Hernán Marín es otro venezolano que vive como vivió esta extraordinaria mujer que fue María Rodríguez, que con tabaco y sin tabaco siempre fue una hermosa y vergataria mujer.