Como estamos a las puertas de un Nuevo Año, vamos hacer un alto en la política y recordar algunas cosas del pasado con nostalgia, a pesar de las comodidades que existen hoy en día y todos los adelantos técnicos y científicos del presente.
Es recomendable que los jóvenes de ahora, conozcan algunas cosas que ocurrieron en un pasado remoto en Venezuela y que ellos ignoran.
Hubo una época en Venezuela que la gente, por razones económicas, no podía darse el lujo de usar zapatos durante todos los días: Había personas que guardaban sus zapaticos nada más para ponérselos los sábados y los domingos. Eso no lo saben los muchachos de ahora que gastan una fortuna en un par de zapatos; las restricciones económicas no lo permitían, ese privilegio estaba reservado a los hijos de los ricos. Por esa razón los muchachos hijos de gente medianamente acomodada usaban alpargatas para el uso diario incluso para ir al colegio, nadie se sentía humillado por el uso de ese económico y práctico calzado. Una alpargata casi no costaba nada; para fiestas, domingo y días feriados se usaban zapatos y medias hasta las rodillas. El color del calcetín siempre era negro o marrón. En aquel tiempo, un par de zapatos costaba entre diez y veinte bolívares (de los viejos), en cambio las alpargatas, si eran de plantilla de suela, costaban tres reales (Bs. 1,50) y si la plantilla era de goma, ésta la tomaban de los neumáticos viejos, el precio era de Bs. 1,25.
Muchos jóvenes por recomendación de sus padres, para no ensuciar las alpargatas cuando llovía o cuando estaba jugando en la tierra- todas las calles eran de tierra- preferían quitarse las alpargatas y se las amarraban al cinturón del pantalón; en cuanto a las muchachas con poco recursos económicos –por supuesto las hijas de los ricos, no- también usaban otro tipo de calzado que llamaban chinela, todavía las hay por ahí. La chinela es muy económica, tiene plantilla de suela y tela gruesa de color negro o azul marino. Un par de chinela costaba dos bolívares (de los viejos), las más caras 4 bolívares, se conseguían en el mercado y duraba bastante. Las chinelas, por supuesto, eran de origen chino y de ahí viene su nombre; todavía en las grandes ciudades chinas, la gente, hombres y mujeres las usan comúnmente.
Tener nevera en el pasado, era un lujo. Generalmente los funcionarios del gobierno y los pesados eran los que tenían nevera. Los propietarios de dichos artefactos, eran los más pesados, lo más granado de la sociedad; los demás, los que no la teníamos, formábamos parte de lo que popularmente se llamaba la chusma. Aquí a Venezuela llegaban neveras que funcionaban con kerosene, debido a las deficiencias de la electricidad; el servicio de electricidad se interrumpía por horas y casi a diario, entonces la gente las prefería de kerosene, además las personas sin medios económicos se conformaban con enfriar sus bebidas en grandes panelas de hielo.
A partir de 1945, después del golpe militar del 18 de octubre, el mercado venezolano fue invadido por neveras extraordinarias y de marcas muy variadas, yo me recuerdo que las más famosas de aquel entonces eran la Philco, Hot Point, Westinghouse, General Electric y la Frigidaire.
Después de la muerte del general Juan Vicente Gómez, empezó a llegar a Venezuela las mejores delicatesses del mundo, como se solía decir entonces. Todo era importado y a precios irrisorios. Hasta el año cuarenta, todo el jamón que consumíamos era serrano o de parma y podíamos comprar medio de jamón o sea dos lochas de jamón sin que nos diera pena.
Todo el queso amarillo venía de Holanda y también vendían una locha de queso sin ningún problema. La gente no llamaba al queso de Holanda, queso holandés sino queso amarillo; dos personas podían desayunar entonces con una locha de queso amarillo. Las arepas costaban un centavo y eran hechas en budare.
El aceite comestible tenía el nombre genérico de aceite de comer y se empleaba exclusivamente para aderezar las ensaladas, porque todo el mundo utilizaba manteca de cochino para preparar las comidas. En aquella época no se hablaba del colesterol. Los aceites venían de España, de Francia o Italia
En cuanto a la mantequilla, toda la que comíamos era danesa y con una locha se arreglaban tres arepas. Dos o tres personas se desayunaban, con una locha o medio de mantequilla. La vendían en una forma muy curiosa que ya desapareció, y consistía en que la colocaban en un papelito doblado con riesgo de que se derritiera por el sol.
Yo me acuerdo que por los años de 1946, comenzaron a llegar a Venezuela los automóviles más diversos y sofisticados, casi todo venían de EEUU. Y algunos de Europa. Los precios de los carros eran bajísimos, se compraban a crédito con grandes facilidades de pago y muy bajos intereses. No obstante escapaban del alcance de la mayoría de la gente, porque aunque eran muy baratos, los sueldos eran extremadamente bajos. Las marcas de la época eran: El Cadillac, el Pacard, el Buick, el Studebecker, el Fraser, el Kaiser, el Mercury, el Pontiac, el Opel, el Dodge, el Plymout, el Hudson, el Chevrolet, el Wollwagen(costaba cuatro mil quinientos de los viejos). Un cadillac en aquella época costaba 22.000 bolivares(de los viejos). Generalmente cuando llegaba por ahí noviembre los vendedores de automóviles comenzaban a visitar todas las oficinas de las empresas, ofreciéndoles los últimos modelos. Si tu no tenías la inicial ellos mismos te la prestaban y luego se la pagabas; porque ellos ganaban comisión por carros vendidos. Se pagaba todos los años 2.000 bolívares o 2.500 sobre el carro del año anterior y siempre tenías un carro último modelo. Habían vendedores estrellas. (Continuaremos en el próximo artículo.