Cómo me dan pena las abandonadas,
que amaron creyendo ser también amadas,
y van por la vida llorando un cariño,
recordando un hombre y arrastrando un niño!...
Julio Sesto, Las abandonadas
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¡Coño! Marciano, ¡que frustre! (como decían los pavos en los años 70)
Siempre había estado de acuerdo con el contenido, con la esencia, de tus
artículos hasta hoy. Todo lo que dices en ese artículo es cierto, no se
puede negar, pero de allí a estar de acuerdo con el párrafo final del mismo
en el cual solicitas al Presidente “revisar los casos de aquellos que fueron
sacrificados por los vivos de siempre, por los que nada expusieron y siguen
vivitos y coleando” hay un abismo.
A diferencia de “Las abandonadas” de Julio Sesto, éstos abandonados a
quienes tú hoy solicitas que sean perdonados, Marciano; no erraron por amor,
sino por odio, un odio incubado desde que el Presidente Chávez llegó al
Poder, el cual no quería ser reconocido por la Alta Gerencia de PDVSA, la
cual trató de inculcarlo a todos los niveles de la industria haciendo uso
del “efecto cascada”, lo cual en empresas del tipo PDVSA es muy efectivo ya
que el personal, sobre todo el gerencial, en su mayoría, estaba conformado
por personas que se ajustaban a un patrón de comportamiento determinado y
casi predeterminado por la empresa a través de los cursos de manufactura
gringa a las que los sometía, cursos que se imparten o impartían a todos los
niveles del personal. Llegado el momento la Alta Gerencia impartió la
directriz de paralizar las actividades, como de hecho se paralizaron casi en
un cien por ciento, con los enormes daños que se causó al pueblo venezolano
por la actitud irresponsable de muchos trabajadores de distintos niveles
jerárquicos, llegándose inclusive al saboteo de las instalaciones y equipos
para que no pudieran ser activados por el personal que no compartía el odio
de estos dirigentes hacia el proceso.
¿Te has preguntado cuantos venezolanos padecieron y hasta murieron por causa
de ese irresponsable paro que fue, como lo calificó el Presidente, una
puñalada en el corazón de Venezuela? ¿Cuántos perdieron su fuente de ingreso
y quedaron en la ruina por tan ruin actitud de unos autollamados
“meritócratas”? ¿Y que me dices del terror que desencadenaron con el anclaje
del Pilín León frente a Maracaibo? Y tantos otros casos que sería muy largo
de enumerar.
No, Marciano, ¡que va! Todos esos que participaron en el sabotaje eran y son
personas mayores de edad, conscientes, o más bien que sabían lo que hacían
perfectamente y de las graves consecuencias que se podían derivar de sus
actos, a menos que fueran unos pobres imbéciles. En cualquiera de los dos
casos son personas que no pueden formar parte de una empresa fundamental
dentro del Proceso que vive el país, ya sea porque son mentes envenenadas
desde mucho antes del paro y que ahora es de suponer que lo estarán mucho
más, esperando la primera oportunidad que les vuelvan a brindar para
demostrar, de nuevo, su capacidad de seguir jodiendo, o porque carecen de
capacidad de discernimiento.
Creo que el Presidente ya ha sido bastante benévolo y bastantes coñazos le
han dado. Suficientes pruebas ha dado ya de ello, pero una cosa es ser bueno
y otra ser pendejo
Marciano: primera vez que me desilusionas. No sé con quien coño te estás
reuniendo, pero cuídate de las malas compañías.