Extraigo de la alacena de mis garabatos de escribidor este guardado en 2006, que decido publicarlo a propósito de la intemperancia mediática de los ex presidentes de Chile y Colombia, Pinera y Pastrano, de visitar a Leopoldo López, preso en Ramo Verde por acciones que todo el pueblo pensante de Venezuela sabe y comprende. Aunque los “vergatiesas”del Marketing político de la MUD concibieron semejante pote de humo mediático como la Octava maravilla del mundo como herramienta de captación de personas que aún se manifiestan indiferentes a la Revolución Bolivariana pues semejante comiquita sólo podría haber sido digerida por sus “sicociaos”seguidores. Aunque el trasfondo tácito era “armar un berrinche mediático internacional”.
¿Cómo pudieron venir a Venezuela a hablar de de democracia, de libertad, de violación de derechos humano estos rancios personeros de la derecha? Sí Piñera, siendo ex presidente de Chile, públicamente se solidarizó con el gorila de Pinochet uno de los criminales colectivos más tenebrosos de América Latina y criticó fuertemente al juez español Garzón por haber sentenciado su detención. Y Pastrana, ex presidente colombiano, se encargó de desaparecer a miles de seguidores de Eliecer Gaitán.
A continuación el susodicho garabato.
En 2006, intentando mejorar mis conocimientos periodísticos y ejercer en Chile, navegué en Internet y me encontré con estas dos desgracias: Una. Lo caro que resulta estudiar en ese país. Y dos, que para ejercer en Chile hay que haberse graduado de periodista en ese país. Bueno. Ni siquiera pueden ejercer los chilenos graduados en el exterior. Qué distinto mi país: aquí la educación es gratuita y trabaja quien quiera. En eso Venezuela es una cuca. Un periodista chileno graduado de periodista en su país para ejercer en el nuestro sólo tiene que presentar ante el Gobierno y el CNP el contrato de servicio de la empresa periodística que lo contrata y su credencial de periodista. Y no sólo chileno. Eso lo puede hacer cualquier periodista del mundo que cumpla con esos requisitos.
Y entonces uno se queda pensando cómo pueden poner de ejemplo a un país como modelo democrático si la educación es para los ricos y el ejercicio profesional es tan excluyente. El costo de un semestre universitario chileno es tan elevado qué en Chile la educación universitaria es un coto de los ricos. Ningún pobre puede realizar estudios universitarios en Chile por lo prohibitivo del costo del semestre. Son tan caros los estudios universitarios en Chile que, al principio, llegué a creer, por lo elevadísimo de los costos de los semestres, que se trataba de un error. Se lo pregunté al colega chileno Germán Martínez, a la sazón gerente de prensa de TVO, graduado en Caracas, y no sólo confirmó lo costoso de los semestres sino que me confirmó que en Chile no reconocen los títulos universitarios logrados por los chilenos en el exterior.
Cuando veo a Camila formando protestando porque la educación universitaria chilena se“proletarice” le doy la razón y la apoyo porque es una lucha justa, un reclamo soberano. En Chile, la educación universitaria es para los hijos de los ricachones. Lo mismo cuando veo al Gobierno de Chile desconocer los títulos obtenidos por los chilenos en el exterior pienso en la injusticia de semejante aberración. Sobre todo de aquellos que abandonaron su país por efecto de la tiranía de Pinochet, de gente que sí regresaba a su país era gente muerta. Pienso que Chile y Venezuela deberían suscribir un convenio para reconocer los estudios de los chilenos graduados en nuestro país. Y porqué Piñera nunca se ha pronunciado por proletarizar la educación universitaria chilena. ¿Y por qué no ha hecho nada por lograr que en su país reconozcan los títulos de periodistas obtenidos por los chilenos en universidades de otros países ni por interceder ante la educación privada para que permitan el acceso de los pobres a la Universidad? No lo ha hecho ni lo hará nunca porque lo de Piñera es el billete. A él sólo le interesa amasar fortuna. ¡La Manteca!