Hago un llamado a los que se esconden en amor a la PATRIA; que dejen la ambigüedad; nuestro tiempo requiere de compromisos que vallan más allá de la forma.
Trato este tema sabiendo que los alienados del proyecto (que los hay) les va a parecer que soy un anti futuro; que estoy mirando la revolución como si me negara al progreso y una cantidad de barbaridades que sólo se le ocurre a los que no tienen preocupación por el legado y sólo viven en contradicción.
Vamos a decir que la preocupación tiene que ir, más allá de esa simpleza en que viven, tiene que ver con valores y riesgos de perder por no abocarnos.
Lo que voy a referir, viene pasando por toda la PATRIA y sólo quiero lo concienticemos, para ir modificando la conducta que arrastramos y que no es nada revolucionaria.
La alimentación se justifica en capitalismo; los que andan en el camino del comunismo tienen que tener conductas distintas, pero reconociendo lo que es alienación.
Voy a tratar de graficar en esta nota lo que viví en mi costa barloventeña, cuando asistí al cumpleaños de un oriundo de esos que llevan la raíz por fuera de la piel.
Resulta que en la orilla del río prendimos la celebración temprana del cumpleaños; cuando de repente instalan a nuestro lado una tarima con cornetas extravagantes que emitían desde el cielo un estridente sonido que opacaba el tambor y las manifestaciones tradicionales del momento: como si fuera poco al otro lado se instaló un vehículo equipado con una estridencia similar, que hicieron desaparecer nuestro cumpleaños: trate de mediar explicando nuestra autóctona distracción y fui retado a reconocer necesidades, por unos que defendía su derecho al trabajo; era una tarima contratada y los del vehículo me restrgaron la libertad que se goza en esta PATRIA y su derecho: aunque su música infernal no tenían que ver con nada que se pareciera a nuestra identidad.
Desistí por la desproporción que había entre lo casuales visitantes y los poco de nuestro PUEBLO que tratamos de explicar; que esas conductas alienantes desaparecen las nuestras y entre esos sonidos infernales que no se oía nuestro tambor, decidimos esperar, para celebrar nuestra tradición de cumpleaños, cuando no sea carnaval y los que quieren desaparecer nuestra identidad concienticen, que de seguir con esto que se vine viendo por toda la PATRIA que esta en revolución, pronto seremos unos extraños en nuestra tierra aceptando lo que la revolución no pudo evitar y el imperialismo impuso en nuestros propios ojos y será tarde si no paramos, para reencontrarnos con la raíz que grita, PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE,
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.