Solamente la ingenuidad puede hacernos pensar que el socialismo tiene aliados que lo van a ayudar con la consolidación de los medios de producción y distribución de bienes, desde las cúpulas empresariales, que solo dialogan y prometen cuando les conviene, pero cuando de actuar se trata van por sus fueros y es comprensible, porque es su naturaleza. El principio del capitalismo es el atesoramiento individual de fortuna, como herramienta de dominación sobre la clase trabajadora y por principio no puede haber sociedad entre la clase obrera y el patrono explotador. El patrono puja, por la riqueza individual a través del control de los medios de producción y distribución del producto para con mínima inversión obtener máxima ganancia. Es decir elevar a la máxima potencia la plusvalía, porque de otra manera renunciaría a su condición originaria.
Nos satisface que el presidente Nicolás Maduro Moros, rectifique y haya caído en cuenta que las sonrisitas a la burguesía explotadora, no sirven sino para que ese sector sanguijuela gane terreno y oxigene sus cuentas bancarias, para entrarle con bríos a la galopante conspiración que se financia con los dolares que se llevan los "empresarios revolucionarios", con sus empresas de maletín, a través de las cuales lo único que importan son los libretos de la CIA, para mejorar cada día las técnicas del golpe continuado que n nunca ha cesado desde el mismo momento en que el Comandante Supremo Hugo Rafael Chávez Frías, defenestró por la vía electoral, contra todos los pronósticos en 1998 al bipartidismo corrompido que mantenía una pública y comunicacional relación carnal, con el yígolo del norte. Errar, es de humanos y rectificar es de sabios. Vamos con todo, a demostrar que si somos capaces de vencer la guerra económica, con la alianza perfecta cívico – militar, obrero-campesina y académica, para potenciar los medios de producción y la distribución equitativa de bienes.
En su oportunidad fuimos innumerables las voces que nos alzamos contra la benevolencia del gobierno bolivariano, que infectó al Palacio del Pueblo, cuando convocó a toda la patota de malhechores a dialogar sobre los contenidos en radio y televisión, la ética en el ejercicio de la información y la necesidad de utilizar con transparencia los dólares que el Estado otorga para apoyar el aparato productivo y la importación de los insumos necesarios para garantizar al pueblo lo la mayor suma de felicidad posible, a través del acceso a la alimentación, a la educación, al deporte, a la salud y a la recreación.
Recordamos como si fuese hoy, cuando salieron en la TV sonrientes y satisfechos, porque les habían abierto el grifo de los dólares, prometiendo que en 72 horas estarían repletos de productos los anaqueles de los supermercados, venta de repuestos automotor, zapaterías, tiendas de ropa y paremos de contar. Igualmente los contenidos en radio y televisión serían mejorados y en un plazo perentorio estarían a tono con la educación y el respeto que merece la población venezolana. A dos años de esa promesa, el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga.
En el momento a los miles que a través de la palabra escrita mostramos nuestro desacuerdo con ese diálogo entre águilas y palomas, se nos endosó el honroso remoquete de "izquierda trasnochada de los 70", campeones del teclado y cuantos epítetos más, que al final recibimos con dignidad, porque el tiempo nos ha dado la razón.
Hace algún tiempo a propósito de esas críticas decíamos que el socialismo no se puede construir sobre el edificio en ruinas del capitalismo y que tampoco podemos levantar el edificio del socialismo, con bloques bolivarianos y cabillas y arena capitalistas, porque no pegan ni con pega loca.
Nos satisface el llamado a radicalizar la revolución y a demostrar a la burguesía que no somos lo que se imagina, sino que simplemente el gobierno tendió de buena fe la mano generosa, que la jauría mordió hasta hacerla sangrar: "Se acabó la sonrisita con la burguesía", recitó el presidente Nicolás Maduro, durante la conmemoración del dia de la Milicia Bolivariana y del segundo año de su heroica victoria con sabor a lágrimas y dolor profundo, sobre la oligarquía parasitaria y la burguesía explotadora y apátrida. Esperemos que nunca más se repita, esa sonrisa, porque para el sector sanguijuela, fue una sonrisa de oro.