Cada 22 de abril se celebra el Día Mundial de la Tierra, siendo la mejor fecha ecológica del año presente, para rendirle tributo a la más grande de las mujeres. ¿Cómo prefieres llamarla? Pachamama, Gaia o Madre Naturaleza. Ella es la diosa suprema que ilumina con fervor y pasión el andar de sus hijos y el caminar de sus hijas, quienes viven en el gran útero de la vida llamado planeta Tierra.
Pese a llevarse muy bien en las primeras de cambio, el Homo Sapiens se fue olvidando de amar al amor en primavera, y cambió con recelo la felicidad de aquella inolvidable primera vez. Cuando despertó del confuso sueño, se encontró desnudo en la soledad de cuatro paredes, con un puño y una letra que decía así:
"Esta es la historia de Palestina, una bella mujer con hermosísimos ojos de miel azulada, que cautivaba al gran oasis terrenal habitado por obra y gracia del Universo. Una mujer noble, humilde y soñadora, que no tenía maldad para intoxicar al prójimo, ni cicatrices para llenar la herida de sal.
Palestina era una dama que no sentía miedo de mirar el iris del arcoíris, ni dudaba en ayudar y brindar sosiego con un cálido abrazo, con un cariñoso beso, o con un angelical consejo para levantarse de las cenizas. Sin duda, una mujer para enamorarse y atreverse a recorrer junto a ella, el preciado instante de la existencia humana.
Por desgracia, en una soleada tarde de domingo que iluminaba los andes venezolanos, conoció los bajos instintos carnales de un malagradecido hombre llamado Israel, quien se ahogaba en el egoísmo, en la arrogancia, en la malicia y en la manipulación de los sentimientos. Con todas esas artimañas emocionales, que se ocultaban en la máscara de una agradable soberbia, Israel logró hechizar los ojos de su ahora esposa Palestina, para obligarla a entregar su cuerpo, alma y mente a un enjambre de mentiras representado por su sola presencia.
Poco a poco, su marido la fue apartando de la sabiduría, del conocimiento y de la paz interior que solo nuestro yo interno, es capaz de hallar y preservar hasta los confines de la infinita creación divina. Sin darse cuenta, Israel se convirtió en su futuro, en su destino y finalmente en su mayor opresor.
El enemigo enfurecido que domina y rompe la alegría de sus bienaventurados hijos, para nunca darse golpes de pecho y pedir perdón de rodillas.
Quizás Palestina jamás entendió el significado holístico de la vida. Tal vez se volvió adicta al dolor de la muerte en vida, o nunca comprendió que entre la vida y la muerte, sólo emerge un gran halo de luz que se venera sin credos, sin colores, sin banderas, sin hormonas, sin oraciones y sin razones.
Una pizca de vacío espiritual, llevó a la hermosa Palestina hasta el desenfreno de las supersticiones, que fueron compradas por Israel en la penumbra de las montañas llaneras venezolanas, transformando el brillo de sus ojos en un arsenal de llanto, de temores, de silencios, de ayunos, de mordazas, de impotencias y de vigilias. El cobarde convierte al valiente en cobardía. Entre borracheras, enojos, insultos, golpes, sonrisas irónicas despectivas, empujones y humillaciones, nuestra querida Palestina se fue olvidando cada día más y más de sus valores, de su autoestima, de su confianza, de sus mágicos anhelos y del amor propio.
En un abrir y cerrar de ojos, Israel transformó a Palestina en una cosa de su pertenencia, que pagaba los platos rotos de la ofuscada calle, y luego ella misma debía recogerlos del suelo, mientras limpiaba cada uno de los moretones que impregnaban la funda del adulterio. Sabiendo que nadie era dueño de la verdad absoluta, Palestina quedó presa en la relatividad de un Mundo que no distingue entre el poder ser y el poder del Ser. La sangre que todavía brota en sus ojos, es la resplandeciente Luna que una noche perdió el rastro de su amado Sol.
Aunque un manantial de confusión se apoderó de sus manos, Palestina nunca encontró el dulce milagro que la trajera de vuelta a la catedral del espejo. Su inocencia fue quemada en un tira y encoge, que Israel desenfundaba con el humo de sus malditos tabacos, para empañar la bestial lluvia de tragos amargos que asfixiaban el aire de Palestina.
El tiempo hizo del tiempo el mejor esclavo del tiempo, y por eso nadie es capaz de regresar las manecillas del reloj, hasta la misericordia del ayer en blanco y negro. En nombre de una cruel obsesión llamada AMOR, la osadía de la salvación fue un trágico viaje, que sigue castigando las promesas incumplidas de Israel.
Palestina vive dentro de una cárcel terrenal en la que siempre pagan justos por pecadores, quedando ciega en el abismo creado a imagen y semejanza de la guerra, de la codicia, del belicismo, de la envidia, de la hipocresía y de la traición.
Deambulando por la impunidad de las calles zulianas, Palestina finalmente cerró sus ojos para sentir un poco de consuelo, y emprendió un sagrado vuelo bendito que la hizo despertar de esta triste pesadilla. Con sapiencia pudo reaccionar, llegando hasta la esencia plena del auto-descubrimiento".
Por infortunio, la historia de Palestina es tan cierta como decir un te quiero mirando los ojos vendados del Mesías. A nivel global, el maltrato a la mujer es un violento escollo social en franco crecimiento, que se agudiza en países como México, India, España, Afganistán, Congo, Finlandia, Dinamarca, Brasil, China, Pakistán, Ecuador, Argentina, Somalia, Venezuela y Colombia. Empezamos con ¡No sirves para nada! ¡Estás gorda! y ¡Cállate la boca! Después llegan los rasguños, los hematomas y las fracturas. Para terminar huyendo de la policía, pagando el sepelio o cuatro metros bajo tierra.
Si estás pasando por el mismo calvario que sufrió Palestina, debes saber que el único requisito para salir de ese círculo vicioso, es tener la voluntad de cambiar las espinosas lágrimas por un perfumado ramo de rosas. Recuerda que divorciarse, separarse o alejarse de un tipo que pasa la vida maltratándote, NO es un fracaso, ya que demuestra tu fortaleza emocional para salir adelante y derrotar todas las adversidades presentadas.
Quien le pega a su madre se arruina, quien le pega a la Madre Tierra se desquicia, y quien le pega a su madre y a la Madre Tierra se pulveriza.
No pierdas el tiempo leyendo estas tontas palabras. Aquí NO vas a encontrar la solución a ninguno de tus problemas. Detrás de ti, hay un ser querido que hoy más que nunca necesita de tu ayuda. Escúchalo. Abrázalo. Bésalo. Perdónalo. Mírate frente al espejo. Sonríe como jamás lo hiciste. Llora sin pena ni vergüenza. Hazte tu mejor amigo. Respétate. No fumes cigarrillos ni bebas alcohol. Protege la salud mental de tu templo corporal. Olvídate del negocio de las religiones y de sus terquedades dogmáticas. Sácale punta a tu gran inteligencia pragmática. No te suicides, que todos estamos navegando en el mismo barco de virtudes y defectos.
¡Ánimo que estás vivo! La esperanza en un oscuro pantano, florece en una brillante flor de loto.
No me odies por haber escrito estas laicas palabras. Yo no soy consciente de lo que pienso, de lo que escribo, de lo que escucho, de lo que sueño, de lo que hablo, de lo que callo, de lo que siento y de lo que emprendo. Soy un simple reflejo de mi Humanidad. Todos estamos locos de los pies a la cabeza. Algunos usan la locura para procrear el bien y otros para contagiar el mal.
Yo uso la locura para desahogar la prosa ensangrentada de Palestina, porque todos los días le ofrezco los buenos días, le pido la gloriosa bendición y le recibo la taza de café con leche, que aromatiza la gracia salvadora de su sola celestial presencia.
Es cierto que los niños no tienen la culpa del salvajismo paternal, pero ellos podrían ser los futuros culpables de regenerar esta aleccionadora historia, llena de inocentes víctimas como nuestra bondadosa Palestina. No deseamos que la miseria espiritual de esos desdichados cobardes, que practican la violencia de género y viven maltratando el corazón de una mujer, se siga aprovechando de la mamá, de la hermana, de la vecina, de la novia, de la tía, de la sobrina, de la hija o de la esposa que se quedó callada, ante la agresión física o verbal recibida por su peor verdugo.
Rescatemos la ética y la moral al enfrentar los desafíos de un nuevo día. Una nueva experiencia para que intentemos ir de frente por el triunfo, y no caer en el pozo sin fondo de la derrota. Basta con rememorar las caóticas aventuras de Pierre Nodoyuna de los Autos Locos, para entender que el respeto se gana con nuestras acciones, y se pierde con nuestros errores. El malvado Nodoyuna al volante de su espectacular Súper Ferrari, fue incapaz de ganar una sola competencia automovilística, porque se dedicaba a ponerle trampas a sus enemigos para alzarse con la victoria.
Si bien tenía toda la artillería mecánica para subirse a lo más alto del podio, todos sus planes fracasaban y acababa fuera de pista o en el último puesto. De haberse concentrado en jugar limpio y ganar por sus propios méritos, habría conseguido el éxito en todas sus metas.
¿Quieres sentirte en paz con tu conciencia? ¿Deseas remediar el daño causado en el pasado? ¿Piensas que todos necesitamos una segunda oportunidad en la vida? Entonces empieza por cambiar tu legendaria apatía ecológica, y reorienta tu interacción con los recursos naturales de la Madre Tierra. NO malgastes el agua potable, NO derroches la energía eléctrica, NO contamines las calles, los parques, los ríos, las playas, las plazas y los campos rurales. Sé listo y alístate en la batalla por reivindicar el bienestar del Medio Ambiente. Ejercita la regla de las 3rs (reduce, reutiliza y recicla). NO desperdicies hojas de papel. Usa la impresora con responsabilidad ambiental. Imprime por ambas caras de la hoja, y NO imprimas borradores que puedes revisar desde la pantalla del monitor. Haz deporte. NO maltrates a los animalitos, ellos te pueden salvar la vida. Camina más por los caminos y estrésate menos por el estrés.
No lo hagas por ti. Hazlo por tus hijos, por tus nietos y por tus biznietos. Ellos NO merecen vivir hacinados en ciudades mega-contaminadas, sobre-pobladas e híper-deforestadas.
Qué bonito sería que tus hijos crecieran con el gran apego a la vida de un Tardígrado. Detrás de la lentitud de sus pasos y de su diminuto tamaño, los llamados "osos de agua" tienen un impresionante deseo de vivir, más allá de las variables negativas del entorno. Son únicos en el reino animal, porque pueden entrar en un estado de animación suspendida (criptobiosis), que les permite transcurrir largos años sin hidratarse con agua, soportar elevadísimas presiones atmosféricas, resistir a la radiación ionizante, sobrevivir y hasta reproducirse en el espacio exterior.
Ninguno de nosotros tiene el codiciado ADN de un tardígrado, pero podemos aprender de su instinto de supervivencia para NO darnos por vencidos, y seguir adelante con la construcción del Hombre Nuevo.
¡Aniquila el consumismo, rompe el capitalismo y destruye la transculturación! Todos somos polvo de estrellas, semillas de maíz y huesos del lucero. Cada cosa que compras, se transforma en cada valor que pierdes. Ese televisor de mil pulgadas, le roba el pan a mil niños de la calle. Ese teléfono celular de nueva generación, degenera el rostro de los abuelitos enfermos. Esa cámara digital con un millón de megapíxeles, mata de hambre y de sed a un trillón de familias humildes, que no pudieron sintonizarse en un televisor, que no pudieron llamar de emergencia con un teléfono celular, y que no pudieron retratar su muerte con una cámara digital.
Estimado amigo y apreciada amiga, no olvides que la vida no es ni rosa ni negra, ni verde ni amarilla, ni azul ni roja. La vida no tiene colores, matices o tonalidades. La vida es tan simple como la vida misma. No te la compliques, no te la enrolles, no te la tomes a pecho. Allí afuera están los reyes del cosmos: el Sol y la Luna. Te sonríen de oreja a oreja, para que no pierdas la luz, el reflejo y la sombra.
La vida siempre juega a tu favor, aún cuando creas que conspira en tu contra. Es única, irremplazable e inconfundible. Cuídala. Respétala. Adórala. La madre de las madres. Simplemente, es nuestra Madre Tierra.