Mango Maduro

Por obra y gracia de la señora Marleni Olivo, la mujer que lanzó al presidente Nicolás Maduro un mango con el mensaje “si puede me llama” y a cambio recibió una casa, la Oligarquía domestica decidió emancipar tan sabrosa y apetitosa fruta. Desde que hace una semana en una localidad en el céntrico estado Aragua, la mujer, de 54 años, vio venir al jefe de Estado venezolano conduciendo un autobús entre una multitud durante un acto gubernamental y, a falta de papel, envió con la fruta su mensaje y su merienda.

Tan pronto Maduro informó del hecho por VTV, en el seno de los Pelucones el mango pasó a competir con las exóticas manzanas, peras, fresas, uvas y melocotones, la preferencia de tan “exigentes”paladares. Hasta ese día la “arta arcurnia”no sabía de la existencia de tan modesto, humilde y silvestre manjar.

En estos días, en una conocida panadería de Lechería oí a varios “opositores de mesas de café” burlándose del Presidente Maduro. “No es magnicidio es un manguicidio”. “Mejor hubiere sido que le lanzaran una granada fragmentaria”. Fue lo más simple que les escuché. Incluso. Hubo uno de los “francotiradores cafetéricos” que se atrevió a decir que el mango después de impactar a Maduro se estrelló en el rostro de Cilia. Ni que decir de la cloaca vertida por La Canalla en las redes antisociales en contra del mango.

Lo que los integrantes del TUD (Taburete de la Unidad Democrática) no se percataron es que por su burla al incidente del mango-mensaje enviado al presidente Maduro éste se incorporó a los símbolos discursivos del Mandatario junto con el Pajarito y el Autobús. Quién puede negar la consistencia del amor y predilección que siente el venezolano de a pie por el mango. Un mango es una mujer hermosa, bien proporcionada y con una gracia que “fractura”cualquier corazón. Y para la venezolana un hombre mango le mueve el piso, le baja las medias. El mango también tiene su caché. En los bares finos de Martinica lo sirven en dados bañados en vinos. Y déjame decirles que en más de una ocasión dos mangos y un vaso de agua helada han permitido brincar más de una troja alta. Y quién puede oponer el 350 de la Constitución a una deliciosa jalea de mango. O a un carato de mango.

Por los lados de El Rincón de San Diego, sector rural del municipio Simón Bolívar, hay unas mangas que con una ñinga de sal son una delicia. Y en Barbacoa, un camarada, amigo, Florentino Gonzales, tienes unas matas de mango con sabor a manzana. ¡Qué tal!

De repente los “fisnos” Chefs de los restaurantes del Este caraqueño se animan a organizar “comilonas” con nuevas recetas con el mango en plan estelar. Por ejemplo una cazuela de mero en manga. O Langosta con jalea agridulce de mango. O que tal Caviar con mango de hilacha. Y mientras tanto van “picando” dados de mango verde con queso azul o ementhal. O una centro de lomito a la brasa acompañado de tajadas de mango. Tampoco escapa una Aguja azul ensartada en un pincho de mango bocado. No creo que sirvan mangos como unidades porque para comérselos hay que irse a pie, es decir comerlos con las manos, y se corre el riesgo que la pulpa aterrice en los finos trajes.

TINTERO

Sintonizo Globovision y en la pantalla está Mr. Penzini con su programa, esperando que le confirmen desde Inglaterra el nacimiento de un bebe imperial. Esa es la televisión que le gusta a los que la manejaron durante la IV Republica. Por lo demás, el entrevistado del programa, Asdrúbal Oliveros, se dio banquete echándole mierda al gobierno ante un moderador de piedra. Por cierto. El ejercicio de libertad de prensa y expresión tiene en este espacio político disfrazado de sal y pimienta, un ejemplo evidente. Viendo este programa, desprovisto de equilibrio informativo, parcial y mediatizado, no puedo más que calificar, una vez más, de cínicos y caraduras a los que se desgañitan gritando que en Venezuela hay dictadura.
 



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Américo Hernández


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