La ola de calor y el consumismo de los venezolanos

El pasado miércoles 29 de abril del 2015, la sensación térmica en la región zuliana alcanzó los infernales 51 grados de extremo calor, sudor y aridez en sus asfixiantes calles. Un nuevo récord que provoca la histórica incomodidad, la irritabilidad y la enemistad de los hombres y las mujeres zulianas, quienes se atreven a desafiar los todopoderosos rayos perpendiculares del Sol amado, para acudir con puntualidad a los centros comerciales, a los mataderos, a las iglesias, a los bodegones, a los supermercados, a las tiendas por departamento, a los restaurantes de comida rápida, a las salas de cine y a cualquier otro establecimiento.

Jugamos con los recursos naturales a nuestra propia conveniencia. Viajamos por la vida disfrazados de mansos corderitos con teléfonos celulares, para no pensar en las toneladas de basura, en los galones de gasolina, en los megavatios de electricidad, y en los litros de agua que despilfarran a diario más de 30 millones de venezolanos.

Pese a la hostilidad climática del soleado cielo, el agitado modo de vida patentado por los zulianos, también refleja la idiosincrasia del resto de los hijos de Bolívar. En términos ecológicos, los venezolanos tenemos un agresivo temperamento que prioriza el confort personal, por encima de la protección del entorno natural que albergamos. Para aplacar el insoportable calor citadino, abusamos del consumo eléctrico prendiendo todos los aires acondicionados de ventana, portátiles o split, y malgastamos el agua potable bañándonos cada cinco minutos por hora.

No hay duda que la inclemencia atmosférica en Venezuela durante el segundo trimestre del 2015, viene repercutiendo con negatividad en casi todos los estados del territorio nacional. Sabemos que en Zulia, Falcón, Aragua, Monagas, Lara, Barinas, Táchira, Distrito Capital, Carabobo, Anzoátegui y demás entidades del tricolor patrio, se resienten los efectos secundarios de un país falto de conservacionismo entre sus habitantes.

Surgen las interrogantes: ¿Realmente la Madre Tierra es la gran culpable de la inestabilidad ambiental en la geografía criolla? ¿Será que los venezolanos tienen una cuota de responsabilidad por la ola de calor presentada? ¿Por qué siempre culpamos al vecino de nuestros problemas, antes de valorar la introspección personal?

Vivimos en una contaminante maraña de egoísmo, terquedad y conformismo, que nunca presiona el botón de OFF ostentado por los equipos eléctricos usados a granel. Los venezolanos son adictos al consumismo yanqui y a la transculturación heredada del Tío Sam. La nube negra del dios dinero, hace que perdamos la cabeza del raciocinio ambiental, y le rindamos pleitesía a la fatal cultura del consumo, del derroche y del descarte.

Nadie piensa en la Eficiencia Energética, en el Reciclaje y en el Ahorro del Agua Potable, porque el chiste es trabajar, comprar, ganar, codiciar, envidiar, robar, matar y volver a contarle el chiste al vecino. Vemos que la usura, la especulación y el acaparamiento, se sincronizan con la debilidad cognitiva del proletariado. El destino es tan rápido y furioso, que no llegamos a comprender las consecuencias de reír a carcajadas, por la amarga cotufa del sufrimiento ajeno.

La ausencia de Educación Ambiental, la desquiciante sensación térmica y la apatía ecológica de la población venezolana, se intensifica conforme la ola de calor, los apagones y el excesivo consumo energético residencial, obliga a saturar la infraestructura eléctrica del país, deteriorando la calidad de vida de las familias venezolanas más humildes, que no tienen dinero para comprar una planta auto-generadora de electricidad, que no pueden pasar la penumbra en el brillo espectacular del Sambil, y que se hunden en una trágica emergencia sanitaria, por la extrema desigualdad socio-económica vigente.

La mancha de sangre en las calles venezolanas, NO tiene nada que ver con la falta de cobertura nubosa, con la masa de aire africana, ni con el abrumante polvo del Sahara. ¡Por favor! Mírate frente al espejo y rompe el silencio del ecocidio. El relampagueante fantasma, no se compara con la explotación carbonífera en la Sierra de Perijá, y con la tala indiscriminada de árboles en la autopista Francisco Fajardo, en el Cardonal, en la Estación Experimental El Irel y en La Catalina.

No importa que se siembren ocho árboles por cada árbol talado. Así no funciona la Vida, la Naturaleza y el Cosmos. El ecocidio en un proceso pseudo ecosocialista, es muchísimo peor que el ecocidio en un proceso híper capitalista. Los cálculos matemáticos son infértiles, imprósperos e insignificantes, si se derrumba la magia de seres vivos que hoy no volverán a respirar, a desintoxicar y a embellecer el siniestro asfalto capitalino.

Venezuela es el país con la mayor generación y el más alto consumo de energía eléctrica per cápita en América Latina. Ironía de la vida que se intenta politizar por la ignorancia del pueblo. Pueblo ignorante que politiza la miseria espiritual de sus vidas. Política que olvida la demencia senil en manos de los más inocentes.

La incongruencia del trinomio Hombre-Medio-Sociedad, agudiza la problemática ecológica venezolana. Abril, mayo y junio, son tres meses para quemarnos en el horno existencial, o para aprender a sentir el frío dentro de la hoguera. Si nos armamos de voluntad, sabiduría y empatía, podemos dejar de fumar cigarrillos, podemos dejar de ingerir bebidas alcohólicas, podemos dejar de insultar al prójimo en las redes sociales, y podemos reorientar nuestra relación con la Pachamama.

Podemos repetir la misma palabra de esperanza una y mil veces, siempre y cuando reduzcamos el consumo eléctrico en los hogares y en las oficinas. Es importante NO dejar encendidas por capricho las luces de los cuartos, del comedor, de las salas, de los baños, del garaje y de la entrada principal de tu domicilio. No dejes prendidos los bombillos para evitar el flagelo de la delincuencia. El día que el Universo decida que tu casa debe ser robada, pues será robada sin importar la hora del día.

Lamentablemente, la escasez y los altos precios de las bombillas de bajo consumo en el mercado venezolano, está acrecentando el uso de las arcaicas bombillas incandescentes, que intoxican de contaminación lumínica a los hogares, tiendas y residencias del país. Por eso, es vital apagar cualquier fuente de luz artificial, que no sea necesaria mantener encendida. Recuerda que el astro rey es tu mejor amigo, NO tu peor enemigo. Ábrele la puerta y las ventanas, invítale a tomar un café y cuéntale tus problemas. Te aseguro que el Sol iluminará y llenará de felicidad cada rincón de tu casa. No gastarás ni un centavo por su fiel compañía, y ahorrarás mucha plata por la drástica disminución del consumo eléctrico mensual.

A su vez, la ola de calor predispone el cambio repentino de prendas de vestir, para evitar la excesiva sudoración y el mal olor corporal. Eso obliga al uso continuo de la lavadora y de la secadora, que son aparatos de gran demanda eléctrica. Te recomendamos juntar la ropa sucia de la semana y lavarla en un único ciclo de lavado. Las amas de casa deben dar el buen ejemplo en sus hogares, utilizando el sentido común al emplear otros artefactos domésticos de alto consumo energético, como la plancha, la aspiradora, la tostadora, el secador de pelo y el freezer.

Por otro lado, la basura tecnológica que atiborra las viviendas venezolanas, representada por los televisores, minicomponentes, consolas de videojuegos, altavoces, cargadores de celulares, reproductores DVD, tablets PC y aparatos similares, ocasionan una sistemática explosión de voltaje sulfatado. No olvidemos que el uso prolongado del materialismo Made in China, produce una grave alteración en la salud mental de los esclavizados consumidores, quienes multiplican la polución electromagnética en el Medio Ambiente, y se enferman gracias a dolores de cabeza, pérdida temporal de la memoria, nerviosismo, sensación de hacinamiento y paranoia.

Es común que evitemos entrar en la psicosis, comiéndonos el sartén del almuerzo, navegando en páginas Web de la Internet y disfrutando de ráfagas de viento congelado. El microondas, la computadora y el aire acondicionado. Tres hambrientos depredadores, que imposibilitan el desarrollo sostenible y sustentable de la Humanidad. Úsalos con conciencia e inteligencia.

Un barato ventilador de pedestal, puede darte todo el frío del Polo Norte. Un costoso aire acondicionado de piso, puede darte todo el calor del Valle de la Muerte. Toda la realidad que vives depende de ti. ¡Piénsalo!

El hecho de que pagues a tiempo la factura mensual por el consumo eléctrico, NO te da derecho a malgastar la electricidad a tu mero antojo. Los casi 20.000 MW que atragantan el alma de los venezolanos, están dejándonos ciegos en un callejón sin salida ecológica a la vista, y sin energías renovables (eólica, solar, geotérmica, hidráulica) que de verdad diversifiquen la matriz energética, y que se integren con sapiencia en las comunidades de carne y hueso.

¿Para qué viajar a Uganda, Mozambique o Ruanda? Frente a tus ojos hay gente venezolana que vive en la total indigencia, porque han visto como los gobiernos de izquierda y derecha, jamás favorecen al glorioso niño ambidiestro. Ese muchacho que sobrevive marginado en el viacrucis de Tucupita, y que no tiene sustento para comprarse franelillas fashion, botellitas de Gatorade, sombrillas de cuero, sandalias del Himalaya y hamburguesas con doble ración de tocineta.

Seguro que él la pasa peor que usted y yo juntos. ¿Te importa el sinsabor del niño ambidiestro? Por supuesto que NO. Ancianos melancólicos en sillas de ruedas, mujeres embarazadas de quíntuples cada tres meses, mascotas jadeando encadenadas a la maldita pared, pacientes de los centros psiquiátricos tratados como animales, y la orfandad de los angelitos autistas. ¡Por favor no rompas el retrovisor!

La organización es la clave de los triunfadores. Aprende a cronometrar tu reloj biológico con la causa ambientalista. Desde nuestro cibermedio Ekologia.com.ve rogamos para que las horas, los minutos y los segundos, NO te conviertan en un perro mudo incapaz de ladrar con sus propias neuronas. El respeto se gana y la lección se afana. Ponte las pilas y transforma la ola de calor, en un océano de solidaridad, de altruismo y de hermandad 100% venezolana.



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Carlos Ruperto Fermín

Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso, LUZ. Ekologia.com.ve es su cibermedio ecológico en la Web.

 carlosfermin123@hotmail.com      @ecocidios

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